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sábado, 10 de mayo de 2014

LAS OTRAS MONEDAS DEL CASO ODISSEY.

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MONEDAS DE PLATA DE 2 Y 8 REALES
La última batalla judicial del caso Odyssey ha sido más bien una escaramuza que ha pasado inadvertida. En octubre pasado, la empresa pagó un millón de dólares (717.000 euros) al Estado español por orden judicial, según consta en el informe anual que la compañía ha presentado ante la SEC, el organismo que supervisa a las empresas que cotizan en Wall Street. Una vez resuelto el pleito en Florida por la propiedad de las monedas de la fragata Nuestra Señora de la Mercedes,en abril de 2012 la administración española reclamó ante los tribunales 3,2 millones de dólares (2,3 millones de euros) a Oddysey por los costes judiciales. Finalmente, el tribunal estadounidense ordenó en septiembre de 2013 a la compañía de cazatesoros que abonase un tercio de lo reclamado (1,07 millones de dólares, 767.000 euros). Cultura confirmó ayer que se había producido el pago a la Hacienda española, aunque no desveló la cantidad.
El expolio de La Mercedes ha sido un punto de inflexión en la sensibilización social respecto a la protección del patrimonio submarino destacado ayer por la mayoría de los participantes en las jornadas sobre arqueología subacuática, que se celebran en Casa del Lector, en Madrid. “Sirvió para generar una conciencia pública”, señaló Jesús García Calero, redactor jefe de Abc y coordinador de las sesiones. Aunque no todos naden en optimismo. “La Mercedes ha sido un caso aislado. Puede ocurrir mañana otra vez. No puede ir el ministro de turno a hacerse la foto buceando junto al barco hundido, no tiene rentabilidad electoral. No hay futuro si depende de las personas que estén”, lamentó el escritor Arturo Pérez-Reverte. “Hasta que un niño español no sepa quiénes fueron Jorge Juan o Blas de Lezo no cambiará nada”, añadió el autor de El asedio, muy crítico con “la notable incultura de nuestra clase política”.
Las monedas deben ser contempladas como bienes culturales y no bienes de mercado”, subrayó Carmen Marcos, subdirectora del Museo Arqueológico Nacional, una de las comisarias de la muestra y una de la especialistas enviadas a Sarasota para el juicio. Odyssey devolvió 595.000 monedas de oro y plata impresas en Potosí, Lima, Popayán y Santiago de Chile, que se depositaron en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQUA) para su restauración, estudio, conservación y difusión. Según las estimaciones hechas por el Ministerio cuando recibieron el cargamento —en noviembre de 2012— de 14,5 toneladas, había 574.553 piezas, divididas en 212 monedas de oro (de ocho escudos), 309.184 de plata (con valores acuñados de 8, 4, 2, y 1 reales) y otras 265.157 de plata fusionadas en bloques. A ellas había que sumar las 5.138 monedas que en aquel momento ya estaban en el Museo Arqueológico Nacional.A la difusión de la historia de La Mercedes, la fragata hundida el 5 de octubre de 1804 por el cañonazo de un barco inglés frente al Algarve y olvidada hasta que dos siglos después Odyssey se sumergió en el pecio para extraer su cargamento de monedas de plata y oro, contribuirá la doble exposición que preparan los ministerios de Defensa y Cultura. Carlos León, director técnico de la muestra, adelantó que El último viaje de la fragata Mercedes contará la historia de “dos agravios” y “un éxito judicial”. “La primera injusticia se cometió al volar la fragata y la segunda, en 2007, por unos traficantes de bienes culturales a los que no me gusta llamar cazatesoros porque es bucólico y suena bien. Odyssey mintió desde el primer momento en casi todo”, contó.
Una pequeña parte se mostrará en la exposición de Madrid, que se dividirá entre el Museo Arqueológico y el Museo Naval, cuyo taller ha creado una maqueta de La Mercedesemulando técnicas y materiales del siglo XVIII, cuando se construyó en los astilleros de La Habana.
“La investigación y la difusión del patrimonio arqueológico subacuático es un acto patriótico en el sentido más noble y existe un desconocimiento entre la sociedad de esta realidad histórica. La Mercedes no es solo un barco hundido; es la historia, es el siglo XVIII, es el castellano…”, defendió Pérez-Reverte, que confesó la melancolía que le causa el olvido que rodea a grandes marinos y científicos de la edad moderna. “Cuando los ingleses apresan a Antonio de Ulloa, al regresar de medir el meridiano con La Condamine, y descubren quién es, lo agasajan. Sin embargo, al llegar a España ya casi se han olvidado de quién fue”.

FUENTE-El País

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