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viernes, 23 de mayo de 2014

JOSE DE RIBAS, UN ÁGUILA IMPERIAL DE CATALINA LA GRANDE


CURIOSIDADES:


Jose de Ribas nació en Napoles, en 1750. De padre barcelonés, Miguel de Ribas, que estaba al servicio de los Borbones entronizados por la fuerza de las armas españolas tras la guerra de sucesión. José de Ribas siendo un joven soldado de 20 años, mayor del ejército napolitano fue presentado en la ciudad de Livorno al conde Alexei Orlov, hermano del amante de Catalina la Grande, que se encontraba en Italia para encabezar una expedición naval contra los otomanos. Este conde vio en el joven aptitudes u lo tomó como ayudante e intérprete. Ribas viajó en la expedición rusa que hundiría la flota turca en la batalla naval de Chesme y fue enviado para instruir al sobrino del conde, el conde Bobrinski, hijo ilegítimo de Catalina la Grande con su amante, Gregori Orlov. 

Retrato de Ribas como Vicealmirante de la Marina de guerra zarista


A su llegada a Rusia, en Peterburgo,  ingresó como capitán en el Cuerpo de Cadetes de Tierra con el documento en el que se identifica como miembro de la nobleza española. Allí, José de Ribas entabló amistad con Iván Ivanovich Betskoi, ministro de construcción de la zarina, y con su hija ilegítima, Anastasia Ivanova Sokolovaya, una mujer de más edad pero que con el tiempo habría algo más que amistad. A los 23 años se casa con esa mujer lo que le abre las puertas del palacio de la zarina, al ser dama de compañía de la misma. José de Ribas, ya en la corte, adoptó el nombre ruso de Osip Mijailovich Deribas. 

CON POTEMKIN EN CRIMEA



José de Ribas se aburría en la corte. En 1783, después de nueve años en San Petersburgo, consiguió entrar al servicio del nuevo favorito de la zarina, el principe Grigori Potemkin, con el que viajaría al sur de Ucrania. Con el paso del tiempo, Ribas, sería ascendido a coronel, primero y posteriormente, a brigadier. Ayudaría a Potemkin a anexionar Crimea a Rusia , y a construir una nueva flota del Mar Negro y el puerto de Sebastopol, que será su base.

Los éxitos militares en la zona permitieron a José de Ribas poner de manifiesto sus dotes militares, y así, tras una gran actuación en la batalla naval del estuario de Dniéper, al oficial le fue entregado el mando de la nueva flotilla de remos del Mar Negro, la mitad de sus efectivos eran cosacos. José de Ribas los instruyó para convertirlos en una terrible fuerza de choque para operaciones de desembarco. Esto se vio confirmado en la toma de la fortaleza de Ochakov, en la estratégica isla de Berezán, que le valió el ascenso a general mayor.

En otoño de 1789, José de Ribas consolidó su reputación tomando la estratégica población de Hadjibei durante la noche, con su fortaleza costera de Yeni Dunai, protegida por una nutrida escuadra turca que no se enteró del paso de la flotilla rusa. Ese lugar era ,para José de Ribas, un formidable lugar para la construcción de un gran puerto militar y comercial, y es allí donde levantaría más tarde la ciudad de Odessa. El camarada y amigo de Ribas, el general Alexander Suvorov, máxima figura militar de Rusia y considerado por muchos especialistas como el guerrero más dotado de todos los tiempos, no perdió ninguna batalla en la que participó, exclamó tras la toma de Yeni Dunai: “Con un buen regimiento, este hombre nos toma él solo Constantinopla”. 

Sitio a la fortaleza Ochakov



EL SITIO DE LA FORTALEZA DE ISMAIL


Pero sería en el año siguiente cuando Ribas cosecharía su mayor logro. Los generales rusos estaban atascados ante los muros de la formidable fortaleza de Ismail, a orillas del Danubio, obstáculo para llegar a Estambul. Esta fortaleza fue diseñada por los mejores especialistas franceses y alemanes y se consideraba inexpugnable. José de Ribas condujo a su flota a través de la desembocadura del Danubio y remontó el río hasta la fortaleza, que cercó desde la parte sur tras dejar no operativas a un centenar de naves turcas. Antes de esta empresa, él único que disponía de un plan con posibilidades de éxito era Ribas frente a los demás generales rusos. El consejo presidido por el teniente general Gudovich decidió levantar el asedio y partir en retirada. Sin embargo, Ribas mandó cartas a Potemkin con el encargo de convencerlo de que enviara a Suvorov, al teatro de operaciones. El asedio se reemprendió y se lanzó   un ultimátum que no fue escuchado. Días después, Ismael cayó en las manos rusas después de enviar nueve columnas para asaltar la fortaleza según el plan diseñado por Ribas. Fue una de las mayores masacres del siglo y una victoria legendaria para los rusos, que estos conmemoran con solemnidad en cada aniversario importante. Por esta victoria, Ribas recibió una espada de oro cubierta de diamantes y propiedades en Bielorrusia con más de 800 siervos. De esta forma, José de Ribas entró a formar parte del circulo de las águilas de Catalina, formada por capitanes victoriosos. Una año más tarde el imperio otomano se vería empujado a pedir la paz. El tratado de Jassy, con la firma de Ribas en 1792 como uno de los tres plenipotenciarios nombrados por Potemkin para negociar, suponía la cesión a Rusia de toda la orilla norte del Mar Negro. 

La toma de Izmail 1791


LA FUNDACIÓN DE ODESSA


Ribas, fue nombrado contraalmirante y más tarde vicealmirante se puso manos a la obra para lograr unos de los sueños de Potemkin, una San Petersburgo del sur, al igual que hizo Pedro el grande con su capital del Báltico. Ribas luchó con sudor para conseguir la aprobación de la Bahía de Hadjibei como lugar de ubicación para la nueva ciudad, ya que existían proyectos rivales para construirla en otros lugares. Finalmente, con un decreto personal, Catalina le encomendó lo que sería la construcción de lo que sería la ciudad de Odessa. En sólo dos años, la costa del Mar Negro vio nacer una nueva ciudad y un puerto visitado por barcos mercantes de toda Europa. En el siglo XIX, Odessa llegaría a ser la certera ciudad del imperio, después de San Petersburgo y Moscú, e ingenieros alemanes comentaron que nunca antes se había realizado una ciudad en Europa en un plazo tan corto.

José de Ribas en esos momentos estaba en su mejor momento, dueño de extensas propiedades y de un imperio en pequeño en el que podía hacer y deshacer a su antojo sin la interferencia de sus superiores no parecía que nada le pudiera contener dentro de unos límites. Pero en 1796 Catalina murió de repente, sin tener tiempo de desheredar a su hijo Pablo como era su intención. Por lo que este fue nombrado Zar, pero era un hombre taciturno, extraño, susceptible y obsesionado con lo castrense pero sin aptitudes para ello. La mayoría de sus contemporáneos le juzgaban incapaz para gobernar y Catalina, tenía motivos para impedir su llegada al trono, ya que este la odiaba por haber matado a su padre para conquistar el poder, por haberle apartado de las responsabilidades cuando era príncipe y por haberse rodeado de favoritos. Catalina temía que si Pablo llegaba a reinar, llevaría a la zozobra al imperio. Efectivamente, una voz coronado, destituyó a los favoritos y entre ellos a José de Ribas al que fue llamado a San Petersburgo para abrirle un proceso por supuestas malversaciones en la construcción de Odessa. 

El puerto de Odessa



LA CONSPIRACIÓN CONTRA EL ZAR


Parecía que los servicios del español habían tocado fin, pero este se las arregló para dar la vuelta a la tortilla y ganarse la confianza del emperador. Tras su absolución en el juicio, le fueron devueltos todos sus cargos, aunque se le ordenó permanecer en Petersburgo. Nunca más volvería a visitar la ciudad que fundó. Como se pensaba, el emperador Pablo, tomó decisiones erráticas, como suprimir todas las reformas legales emprendidas por su madre y restableció el absolutismo en todo su rigor. Los estamentos dirigentes de Rusia, acostumbrados a una corte ilustrada y relativamente tolerante de catalina vieron como el clima de la corte viró a un signo contrario y pronto se apoderó el descontento entre ellos.

Impulsado y apasionado, Pablo I, sometió a su país a continuos vaivenes. Primero participó en la coalición contra la Francia revolucionaría. Luego, enfadado con sus aliados y ante la proclamación de Napoleón como primer cónsul, el zar imprimió un giro de tuerca a su política exterior y dio un comienzo de aproximación con Bonaparte, con la intención de castigar a los ingleses y austríacos por traidores. Por aquel entonces, la perspectiva de una guerra con Inglaterra no era bien vista ni deseada por la nobleza y dirigentes rusos. Ribas era almirante, pero un contubernio realizado por opositores, le hizo caer en desgracia y Pablo lo apartó de sus cargos en marzo de 1800. De esta forma, Ribas, contactó con los descontentos y inició la conspiración contra Pablo I.

Fueron tres figuras los iniciadores del plan para el golpe de Estado: Jose de Ribas, el vicecanciller Nikita Panin y el gobernador de San Petersburgo Piort Alexeyevich Von Palen. Estos tres intentaron ganarse la confianza del príncipe Alejandro, el heredero, quién aceptó participar con reticencias para apartar a su padre del trono, vista la incapacidad para reinar. José de Ribas se ganó de nuevo la confianza del emperador al elaborar un plan para el refuerzo de las defensas de la base naval de Kronstadt, ante la perspectiva de un posible ataque inglés. Aquello le daba acceso directo al Zar, parte imprescindible en el plan para efectuar acciones. En aquellos días enfermó de gravedad el almirante Kusheliov, ministro de la Marina, quién detentaba el mando directo de todas las flotas del imperio, y Ribas fue nombrado para realizar sus funciones.

Sin embargo, no podrá llevar a buen puerto el plan de magnicidio porque fue presa de las fiebres crónicas que le habían asaltado durante sus campañas, falleciendo el 2 de diciembre de 1800. Algunas fuentes comentan que Von Palen envenenó a su cómplice, por el temor a que en su delirio pudiera delatar a los otros conspiradores. Independientemente, Pablo I fue asesinado el 11 de marzo de 1801 por un grupo de oficiales que irrumpió de noche en el castillo de San Miguel, la fortaleza que se creía inexpugnable. En agosto de 1824, la calle llamada del Gymnasium fue rebautizada como calle Deribasovskaya en honor al fundador de Odessa, el único español que desempeñó un papel de importancia en la historia de Rusia. 


El gobernador de San Petersburgo

 
Vicecanciller Nikita Panin
 
Príncipe Alejandro


BIBLIOGRAFÍA


El súbdito de la zarina (Roca Editorial de libros) Diego Merry del val.



El súbdito de la zarina es el retrato novelado de la vida de un personaje histórico, José de Ribas (1750-1800), voluntario español en el ejército de Catalina la Grande. Una brillante carrera militar, jalonada por victorias que le valieron algunas de las más importantes condecoraciones del Imperio, la fundación de la ciudad de Odessa y la planficación del complot contra el hijo de Catalina, el emperador  Pablo I, son los principales hitos en la vida de este personaje singular, casi desconocido en su país de origen, pero famoso en Rusia. Mientras sigue la peripecia de José de Ribas, el lector se adentrará en un viaje por la Rusia del siglo XVIII, en el que le aguarda el encuentro con figuras como Catalina la Grande o su gran favorito y amante, el príncipe Potemkin, que fascinaron tanto a sus coetáneos como a las generaciones posteriores.


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Tandas de preguntas en una conferencia, mala calidad de audio.



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