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martes, 28 de abril de 2015

LONDRES DESOLADO EN 1666 PESTE E INCENDIO

MISTERIOS DE LA HISTORIA:




Corre el año 1666 en la capital de Inglaterra. Londres va a sufrir ese año una terrible epidemia de peste que va a hacer sucumbir a unas 68.000 personas. El 2 de septiembre en ese año hubo un incendio en una pequeña panadería de un tal John Farynor que desencadenó un tremendo incendio que se extendió imparable por toda la ciudad.


EL GRAN INCENDIO DE LONDRES


El incendio acabó con la mayoría de la ciudad pero fue un catalizador contra la peste al quemar a un número incontable de ratas. Después de aquello la ciudad revistió un nuevo plan urbanístico más racional para acabar con las viviendas que albergaban las murallas y los puentes del río Támesis. Se instauraron programas de prevención de incendios y un cuerpo de bomberos municipal que evitó una repetición de un escenario tan terrible. A su vez la peste no volvió con la virulencia de esta de 1666; puede ser debido a que las personas sobrevivientes desarrollaron una mayor resistencia al mal, o bien, una mejor higiene y avances médicos. Sin embargo, parece más probable que haya sido por la sustitución de la rata gris actual sobre la negra portadora de la peste.

Hemos de destacar que un verso de Nostradamus, el II.51,  predice, probablemente, el incendio de Londres. Dice así: “La sangre del justo en Londres será un error, Quemados por un rayo los veintitrés los seis; La dama antigua caerá de un sitio alto, De la misma secta varios serán matados”.

La primera línea se refiere a Londres. La segunda nos indica un incendio y ocurre en un año que lleva 66; 20 x 3 + 6, o incluso el 666. Parecería claro que el conjunto del verso verse sobre el incendio de Londres, pero en el francés original se tiene la palabra bruslez par foudres; “quemados por un rayo”. Sin embargo, el incendio no fue provocado por un rayo. Solo si aceptamos la interpretación de “quemados por un desastre”, como un enfado de la providencia, como los rayos de Zeus. 

La fecha tampoco parece demasiado clara. La frase los veintitrés los seis posee muchas permutaciones y solo una nos da 666. Pero esa frase representa el triple seis; tres los seis, y sugiere ese significado de 666 sin hacer referencia directa a ello. El haber incluido el 666 directamente podría inducir a pensar en el nombre de la bestia y sugerir significados a la cuarteta en la esfera bíblica arrojando una luz diferente a l suceso que describe. 

Con la línea de la fecha se pueden construir otras fechas como son; 236 ( 1236), 2366 que son fechas anteriores y posteriores y no parecen dignas de mención.  Así admitiendo que sea un incendio de 1666 en Londres: ¿qué significado poseen las otras dos líneas? La tercera línea refiere una dama antigua. A día de hoy se han sugerido interpretaciones; la caída de una imagen esculpida de la Virgen María de la cúspide de la catedral de St. Paul, pero esta se perdió antes del incendio de Londres tras la caída del campanario de St. Paul, que curiosamente ocurrió en 1561 debido a un rayo que incendió y derrumbó el techo. El campanario nunca fue reconstruido. Pero la fecha no coincide. O acaso se refiere a la “vieja dama de Threadneedle Street”, es decir, al Banco de Inglaterra que era conocido a los pocos años de su construcción en 1734 de esa forma. Entonces estaríamos con un verso dual que podría predecir el hundimiento del Banco de Inglaterra, que de momento no ha ocurrido. Pero no está claro. 


NOSTRADAMUS PROFETIZÓ SOBRE LONDRES EN 1666


Durante el incendio de Londres fueron destruidas muchas iglesias, 87, además de muchas casas gremiales, 44 y unas 13.000 casas particulares. El edificio más impresionante de Londres, el Gran Royal Exchange, fue totalmente destruido. Puede ser que al colapsar monumental edificio cayera alguna estatua, quizá una imagen de la Virgen María. No se sabe.

La última línea podría referirse a las persecuciones de católicos que se iniciaron en Londres. El 28 de enero de 1666 se celebraron en la iglesia de St Mary Overies los primeros de una larga lista de procesos contra herejes católicos. Los procesos tenían lugar en la capilla de la vieja dama. Los primeros herejes y los posteriores fueron sentenciados a morir en la hoguera. Para Nostradamus que era católico, estos hombres eran inocentes, por tanto, la sentencia injusta. La primera línea de la cuarteta “la sangre del justo será un error en Londres” puede arrojar luz ahora. Las hogueras de los mártires católicos ardieron en Londres durante muchos años. Sin embargo, la primera ejecución de católicos fue realizada ante 20.000 espectadores en 1556. 

Por tanto, podemos encontrar un sentido a la última línea… “de la misma secta muchos serán matados” relacionando todo como un justo castigo divino en forma de incendio caído sobre Londres por sentencias injustas contra los inocentes católicos. La vieja dama sería, pues, la propia St Mary Overies fundada en el siglo XII por Mary, la hija de un barquero, sobrevivió a la prohibición de Enrique VIII se convertirse en iglesia parroquial. En el siglo XIX fue convertida en iglesia catedral por la diócesis de Southwark. 


GENTE ENFERMA DE LA PESTE EN LONDRES


En el verso II.53: “La gran peste de la ciudad marítima, No cesará hasta que la muerte sea vengada; La sangre del justo de aquellos apresados y condenados sin crimen, De la gran mujer por supuestas atrocidades”. Esto muestra que los dos versos están relacionados, que la peste y el incendio están en la mente de Nostradamus. La gran peste, la sangre del justo; católicos, de la gran mujer; la vieja dama, Ciudad marítima; Londres. El misterio no es la destrucción de Londres sino como un hombre como Nostradamus pudo visualizar en el Siglo XVI un suceso del siglo XVII.
 

domingo, 26 de abril de 2015

CHAN CHAN

 MISTERIOS DE LA HISTORIA:




Si se viaja a Perú puedes ir a una provincia llamada Libertad. Se sabe que los primeros habitantes de la zona ya corrían por aquellas tierras hace unos 12.000 años y que tras el descubrimiento de una mujer y un niño es conocido que desde hace unos 4.500 años las gentes de la zona cultivaban la tierra y hacían sus vestidos.


CIUDADELA DE CHAN CHAN


Su capital es Trujillo. Fue fundada en 1534 por Don Diego de Almagro, que le dio el nombre de Trujillo en recuerdo de la ciudad donde nació Francisco Pizarro. Las nuevas ciudades en América trazadas por los españoles se hicieron con calles rectas y plazas amplias donde se levantaban iglesias y conventos y casas solariegas. En las fachadas de Trujillo, hoy sobreviven balcones trabajados con madera y con celosías y la existencia de algunas rejas idénticas a las de muchas ciudades españolas.

La mayor parte de los pobladores de hace cuatro siglos y medio fueron extremeños que hicieron de Trujillo una copia mejorada de sus pueblos, con calles rectas y anchas, pero con cierto gusto a ciudad española. Se fue haciendo grande y en el Siglo XVII era codiciada por piratas ingleses y holandeses, y por esta razón, el virrey, el duque de Pelata, mandó edificar una muralla que rodease la ciudad para defenderla. De hecho, junto a Lima, fueron las dos ciudades amuralladas del Perú. Pero Trujillo en 1820 fue la primera en proclamar la independencia y la primera en izar la bandera nacional.

Pero esto está muy reciente en el tiempo y lo que queremos exponer es algo anterior a la época de la conquista, e incluso de los incas. Trujillo no es el objetivo, sino otra ciudad legendaria y mucho más vieja; la mítica Chan Chan, una ciudad de barro que fue la capital de un imperio y el centro espiritual y administrativo de su territorio, el más seco del planeta que se extendió por 1.300 kilómetros de costa, desde el río Tumbes al norte, hasta el rio Chillón en el sur.

Esa tierra es estéril, eternamente sedienta, aunque siempre bañada por las aguas del Océano Pacífico. Es una tierra calcinada y de dunas, atraviesa por ríos que nacen de la sierra, pero portantes de agua durante unos meses del año. No obstante, hubo una serie de hombres que aprovecharon esa agua para realizar canales y acequias, y cuando faltaba el agua, hacían crecer las plantas con humedad del interior de la tierra. Existen en Chan Chan unos grandes fosos con paredes forradas de piedra; los wachakes, de tierra permeable que rezumaba agua un poco salobre que puede ser ingerida. Otros wachakes menos profundos proporcionaban humedad al terreno para cultivar. Hoy en día solo quedan los más grandes, pero debieron ser centenares los que hubo, lo de hoy son un conjunto de montículos ocres, donde ya no crece nada. Lo que queda son los restos de una ciudad que se extendía por 20 kilómetros cuadrados donde residían más de 50.000 personas ataviadas con vestimenta de alegre color.


RUINAS DE CHAN CHAN


Hoy en día, sus muros, apenas reconocibles, fueron los palacios y templos, talleres donde se fundían los metales; el bronce para armas, el oro y la plata para ornamentos. A la sombra de esos muros se instalaron puestos de alfareros y pescadores. Por sus calles, hoy en silencio, se oía el bullicio de las voces y las pisadas, el movimiento de mercancía… risas y canciones, porque sus gentes eran locuaces y alegres, y era un centro de peregrinación, de intercambio y demostraciones artísticas ante un público entregado. En cualquier cruce, hubo tiendas donde se vendió ropa de algodón. Un algodón que fue tan importante como el maíz o la patata, que era tejido e hilado y desconocido para la mayoría de los europeos, solo Herodoto se refirió al que se cultivaba en la India como planta exótica que en vez de fruto daba lana.

Chan Chan fue la capital del imperio Chimú. Sus descendientes directos son los yungas que viven en la costa norte. “El Dios creador vino del mar y enseñó a las gentes de Yunca a construir ciudades y templos. Les enseñó a abrir canales y a ensanchar los valles de la costa para que crecieran en los campos la yuca y el maíz, el algodón y las pitas, el melón y la calabaza”. Fue el mítico Tacaynamo, el fundador de la primera dinastía Chimú, que un día llegó al valle del río Moche, y se le suele representar sobre una balsa de madera arrastrada por dos nadadores. Es uno de esos dioses maestros que aparecen en las diferentes tradiciones americanas y a los que se alude como proveniente de las estrellas, unas veces; y otras, del otro lado del mar. Este Dios, llegó a la tierra de los yungas; les enseñó una forma de vida diferente y les condicionó para poder conquistar otros pueblos y consolidar un imperio y una ciudad desde donde gobernarlos.

Después de este Dios, dicen que hubo nueve reyes, antes de que el imperio y la ciudad fueran conquistados por los incas. Por eso, en Chan Chan existen 9 ciudadelas. Una de ellas es la que denominan Tscdhudi, que ha sido parcialmente reconstruida por los arqueólogos para dar una idea de cómo podían ser aquellos tiempos. 

Cada rey construyó su propia ciudad dentro de la ciudad; no eran palacios sino recintos en que vivían la familia real, los sacerdotes, los sirvientes; donde había lo necesario para poder vivir independientemente si es menester, wachake con agua, plazas para las ceremonias, un palacio, almacenes, santuarios y una zona militar. Aparece la muralla, para aislarse del resto de la ciudad, que mide kilómetro y medio de perímetro y en su parte más alta llega a los doce metros de altura. 

En su interior, la capital mostraba abiertas plazas de gran sencillez, llenas de luz, pintadas de brillantes de colores. Zócalos, cenefas, frisos, donde animales esquemáticos daban sustancia a las paredes lisas. Abundaban la decoración peces y aves marinas, lógico por otra parte, puesto que del mar vivían. Y entre los jardines, un día murió el rey que habitaba en la ciudadela y ya no quedó nada sino silencio y soledad. Una vez que el rey moría las puertas de la ciudad se sellaban, con todos los servidores dentro, y la ciudadela se transformaba en una inmensa tumba y su sucesor iniciaba la construcción de una nueva.

Los palacios, almacenes y plazas quedaban abandonados a la muerte. Y se dice que los únicos que la visitaban era los dioses, que acudían a recolectar las almas de los que quedaban allí encerrados. Fuera, en el cementerio del pueblo, las almas de este no debieron ser tan felices y sus huesos fueron profanados una y otra vez por los huaqueros, buscadores de tesoros, cubriendo la tierra sacaba de unas tumbas y trasladadas a otras, convirtiendo el cementerio en un gran caos donde los arqueólogos están trabajando ahora.


RECONSTRUCCIÓN 3D CHAN CHAN


Sin embargo, no vayamos a pensar que las tumbas de los grandes señores se encontraron a salvo, ni mucho menos. Desde los incas, con mayores riquezas en su interior, poco ha ido a los museos, el resto de máscaras mortuorias, de orejeras, prendedores, collares y otros mil objetos de plata y oro fueron fundidos a lo largo de los últimos cinco siglos por todos los que saquearon dichas tumbas. En las tumbas de Chan Chan debió haber grandes cantidades enterradas. En 1566 el Rey de España recibió 268 kilos de oro procedentes de la zona, lo que se llamó el “quinto” que era reservado a la corona. Si se tiene en cuenta que la quinta parte era de lo que oficialmente se extraía, no es extraño pensar que la cantidad en su totalidad pasara de las dos toneladas y media de oro.

En 1592, la Corona de España recibiría otros 124 kilos de oro en concepto de quinto. Y aún va a quedar mucho por extraer de las huacas y de la tumbas de Chan Chan y del valle del rió Moche. Sin embargo, el adobe de Chan Chan se está perdiendo debido a que en esa zona de Perú casi nunca llueve, no sobra la piedra y hace calor, por eso el adobe es ideal para construir. Esa tierra seca recibe cada 25 años, la lluvía, pero como un castigo que inunda los campos, arrasa los poblados y permite disolver las ruinas de adobe como si fuera un helado puesto al sol. En 1925, la lluvía torrencial redujo a Chan Chan a un montículo arcilloso apenas reconocible. En los cincuenta pasó lo mismo y en 1983 volvió a acontecer. Esas lluvias fueron nefastas para la conservación de las ruinas ya que está constituida de barro, si bien, unas casas cimentadas de piedra no han sufrido tanto con estas lluvias.

Para contrarrestar esto se debería perfeccionar el sistema de drenaje para evacuar aguas rápidamente y derivarlas hacia plazas muy amplias. Desgraciadamente, los arqueólogos sin estos recursos instalados, verá como gran parte de esta ciudad de barro irá desapareciendo hasta que no quede nada.


miércoles, 22 de abril de 2015

SE INVENTA EL SUVENIR

 CURIOSIDADES EXPRESS:



Corre el año 1650. Nos encontramos en Holanda. Ante nosotros la magnífica costa de Scheveningen con una amplia y extensa playa arenosa, que nos permite profundizar en nuestro interior y transmitirnos una tranquilidad y revelación espiritual al contemplar el conjunto paisajístico en el cual nos encontramos. Si miramos a nuestro alrededor, vemos un pequeño gentío compuesto por familias que han venido a este lugar para disfrutarlo como lo podemos estar haciéndolo nosotros. También encontramos unas gentes con sus herramientas de pintura, unos pintores, que se enfrascan en dejar retratado lo que ven con sus ojos. Unos y otros; familias y pintores consuman una relación comercial luego; los cuadros que van finalizando los pintores son vendidos y se los llevan de recuerdo las familias de Amsterdam.


PLAYA DE SCHEVENINGEN EN LA HAYA VAN DE VELDE 1658


El coleccionismo es una plasmación de cómo nos podemos apoderar del mundo que nos rodea. Necesitamos preservar algo que espiritualmente nos vincule al lugar que hemos visitado. Pero, en esos tiempos existe la prohibición protestante expresa de reflejar escenas religiosas en los cuadros y en las iglesias se va a producir la desaparición de las imágenes que como contrapunto van a facilitar el nacimiento del arte moderno.

El cuadro laico que aparece nos muestra el mundo o nuestra forma de verlo. Y el simbolismo que rezuma el paisaje contemplado van a significar la belleza de lo creado por Dios y serán buscados por los burgueses holandeses para decorar sus residencias. Decimos que aparece el suvenir como un tipo de coleccionismo que evoca los sentimientos en el cual no importa especialmente la riqueza ni la calidad artística de lo llevado al hogar después de la experiencia viajera. En él se plasma la experiencia que se ha tenido para aquel que lo consigue.


EN LA PLAYA DE SCHEVENINGEN FAMILIAS DISFRUTANDO DE LA MISMA


Por tanto, en esta época nace el coleccionismo, así como los museos y el ansía de poseer obras de arte. Se va a comenzar a autorizar la protección y vigilancia de los monumentos para evitar su expolio por parte de ciertos sujetos buscadores de suvenires. Los museos van a comenzar una carrera por atesorar trocitos del mundo antiguo y llenar sus almacenes de estos. Así, en 1802, Lord Elgin se hizo con los frisos del Partenón que aún hoy reclaman los griegos. Uno de los donadores del Metropolitan consiguió traerse la habitación completa del palacio romano donde se hospedó. Randolph Hearts Y Paul getty fueron los número uno en desmontar piedra por piedra monumentos y traérselos  a Norteamérica. Cuando existió el turismo masivo y los turistas quisieron parecerse a estos millonarios, pero para ellos no había pretensiones grandes pero si el nacimiento y auge del Kitsch para satisfacer sus deseos; postales, figuritas… de la torre de Pisa, Cervantes, Molinos de viento, sombreros tradicionales… todo vale.


sábado, 18 de abril de 2015

TENOCHTITLÁN

 CURIOSIDADES:




Hubo un pueblo que fue elegido por su Dios dándole instrucciones de abandonar el lugar en donde residía para ir a una “tierra prometida”. Este Dios acompañó a aquel pueblo en su éxodo, haciéndole conocer el camino, y cuatro de aquellos que pertenecían a ese pueblo portaban con ellos un arca que servía para ponerse en contacto con Dios. Y no hicieron el camino en línea recta sino que fueron dando tumbos durante años y más años, se vieron obligados a guerrear con todos los pueblos que se encontraban por su camino, y que al llegar a la tierra prometida, exhaustos, lo primero que hicieron fue levantar un templo por orden de ese Dios, y nos referimos con esto no al pueblo hebreo como imaginarán sino al pueblo mexica.


RECINTO CEREMONIAL DE TENOCHTITLÁN


En un pasado mítico del pueblo azteca, que por orden de su Dios Huitzilopochtli, cambiaron su propio nombre por el de los mexicas, es oscuro, pero tiene un éxodo parecido al de los hebreos. Puede ser un paralelismo  casual o bien una interpretación que dieron los misioneros españoles al conocer poco a poco su historia y la emparejaron en gran medida con la del pueblo hebreo exagerando estas semejanzas, pero es posible que el Dios de los mexicas usara una técnica similar a la empleada por Yahvé con el pueblo hebreo. En todo caso, y atendiendo a la tradición, el pueblo mexica dejó su lugar de origen, Aztlán, en el año 1168, para comenzar aquello que se ha llamado “la gran migración”.

Existe el Códice Boturini donde vienen reflejados una serie de ideogramas que apuntan el suceso. En su parte izquierda, la salida de la isla; a su derecha, las ocho tribus encontradas en “el cerro Colhuacán”, las que iniciaron el éxodo; y en su centro se puede ver, la cueva de una montaña, en donde Huitzilopochtli, lo podemos encontrar de forma esquemática representado dentro de un arca de espadañas, dándole instrucciones sobre su éxodo. En un lado de la montaña, un glifo con una fecha, el uno cuchillo de pedernal, correspondiente al año 1168. Aztlán no tiene nada que ver con la legendaria Atlántida; y significa en azteca “el país del color blanco”, o país del alba o del norte, que alude al amanecer, a los primeros tiempos. Otros han traducido la palabra Aztlán por “junto a las garzas”. No se sabe a ciencia cierta dónde estaba situado; unos piensan que en el sur de los Estados Unidos y otros en la isla de Janitzio, en el mexicano lago de Pátzcuero. En todo caso, el éxodo duró unos 200 años hasta llegar a la tierra prometida.


RECREACIÓN DE TENOCHTITLÁN


Su Dios los guió en forma de una gigantesca águila. Hubo jefes mexicas que optaron por establecerse en Coatepec y no continuar con el éxodo, como contestación el intolerante Dios Huitzilopochtli los mató arrancándoles el corazón. Y este Dios se comunicaba con sus elegidos: “…traían un ídolo que se llamaba Huitzilopochtli, el cual traía cuatro ayos que le servían, a quienes él decía muy en secreto todos los sucesos de su itinerario y camino, avisándoles de todo lo que les había de suceder. Y era tanta la reverencia y el temor que a ese ídolo tenían, que otro ninguno de ellos, no le osaba tocar ni llegar. El cual venía metido en un arca de juncos, que hasta el día de hoy no hay quien sepa ni haya visto de estos naturales, la forma de este ídolo”. “…divisaron un tunal y encima de él, un águila, con las alas extendidas hacia los rayos del sol, que tenía en las uñas un pájaro hermoso de plumas resplandecientes”.  En todo caso esa era la señal según les fue avisado por su Dios como el fin de sus penalidades; la llegada a la tierra prometida. Y donde se posó el águila, lo mexicas lo escogieron como su lugar de residencia y se pusieron a edificar una ciudad. Hoy los restos de esa ciudad están en una gran proporción enterrados por otra gran ciudad; la ciudad de México D.F.

Corría el 21 de febrero de 1978; unos obreros de la compañía de electricidad rompieron el cemento de la calle para realizar una obra. Después de haber excavado unos dos metros, toparon con una piedra labrada que les impidió proseguir con sus trabajos. Esta piedra resultó ser un monolito de más de tres metros de diámetro, con una mujer hecha pedazos en bajo relieve. Así, comenzó a salir la vieja ciudad enterrada, edificada en medio de la isla, en medio del lago Texcoco, y que según los cronistas de la época, fue digna de admiración, su centro de ritual, donde se alzaban templos y pirámides. Allí se podía encontrar el templo mayor, para Tlaloc y Huitzilopochtli, y los templos de Tezcatlipoca y del poderoso Quetzalcóalt. Desde ese centro espiritual se controlaba la vida espiritual y social de las gentes de Tenochtillán. En los mercados de esta ciudad se podían encontrar todo tipo de productos agrícolas, llegados de tierras conquistadas, y mercancías labrados por artesanos; tejidos de maguey, algodón, talabartería, cerámica pintada, espejos de pirita, escobas, cestos… En los ordenados puestos de los mercados se agolpaba un gentío multicolor que usaba semillas de cacao como moneda, vigilados por la policía, que impartía justicia rápida y contundente.

Esta ciudad era la capital de un imperio. El pueblo mexica pasó de ser tributario de los tepanecas, que gobernaban la zona cuando llegaron, a ser los conquistadores y tener bajo su yugo a unos 350 pueblos de los que recibían cuantiosos tributos. Debieron disponer de un poderoso ejército, en constante guerra, para sofocar rebeliones. Fue por ello un pueblo guerrero y la guerra su actividad más importante. Y es que se imprimaron de carácter sumamente guerrero de Su Dios principal, Huitzilopochtli, el que nació mediante concepción milagrosa, de Coatlicue, la diosa de terrible aspecto, cuya cabeza está formada por un par de serpientes, la diosa del collar de manos y corazones, la de la falda de serpientes, vestida con todo el simbolismo que en la cultura mexica corresponde a la Diosa madre tierra en su función generadora. Según los mexica, ella ya tenía 400 hijos cuando quedó encinta de Huitzilopochtli; y los 400 instados por Goyolxauhqui, querían matarla por tan dudosa embarazo, pero el Dios Huitzilopochtli, nacido ya armado, se vengó de sus hermanos. La primera que va a conocer su cólera fue Goyolxauhqui, a la que corta la cabeza con una serpiente de fuego y después arrojó su cuerpo por la ladera de un monte despedazándose en su trayecto. Esta escena es lo que encontraron en 1978 los trabajadores de la compañía eléctrica; una gran losa circular con la imagen descrita. 

Las obras dieron con el mismísimo templo mayor de Tenochtitlán, la antigua capital de los aztecas mexicas. Un templo doble, que fue dedicado a Huitzilopochtli, el Dios del sol y la guerra; y a Tlaloc, dios de la llovía, de la tierra fecundada por las aguas. Con dos santuarios reservados a los sacerdotes, que se accedían por dos escaleras independientes. El templo era cubierto por otro nuevo cada 52 años, que se construía conservando como núcleo el anterior.


SACRIFICIO RITUAL MEXICA O AZTECA


El templo doble era dedicado a dos dioses distintos pero a su vez complementarios. Es un principio constante en todas las religiones; una figura masculina solar masculina y generadora de vida, y otra femenina, lunar, acuática, como el germen de la vida. El templo mayor de los Mexica fue el verdadero centro espiritual y social. Fue un escenario de cruentos sacrificios y cuyas escaleras se cubrieron una y otra vez de la sangre derramada de los mejores guerreros capturados. Y esta sangre iba a alimentar a los dioses. Esto representó el convenio entre el Dios y los mexica que implicaba un continuo sacrificio de victimas para continuar la expansión del imperio. Los cráneos eran atravesados por las lanzas de los Tlompantli a millares. Se colocaba la espalda de la victima sobre la piedra del sacrificio, y cuatro sacerdotes sujetaban sus piernas y brazos de forma que el abombado pecho quedase accesible al cuchillo que manejado con destreza por el sumo sacerdote daba un gran tajo que dejaba al descubierto el corazón para ser a continuación arrancado. Si la víctima había demostrado hasta el momento un gran arrojo en la lucha, era objeto de importantes atenciones hasta que llegaba el momento de la ejecución; no en vano esta víctima era el alimento para los dioses. Y también, cómo no, su uso era la justificación de dominación social hacia la expansión. Antes, otras culturas como la olmeca y la maya, realizaban sacrificios simbólicos, pero a partir de los olmecas esto cambió. Ejecuciones rituales que los aztecas llevaron a su nivel más obsceno.

Después llegaron los conquistadores españoles acabando con un etapa histórica y comenzando otra. Los aztecas o mexicas, desnudos de ciencia y cultura fueron incorporando en su marcha la filosofía y el arte de los pueblos que fueron conquistando. Apenas dejaron nada a Mesoamérica excepto un orden social impuesto con fuerza, pero sus templos, sus esculturas, su cosmogonía… posee el sedimento de las gentes anteriores a ellos que florecieron en ese lugar del mundo; las gentes que edificaron Teotihuacán; los mayas, que dieron lugar a una selva con templos y relieves prodigiosos; los olmecas, que trabajaron la piedra y la elevaron a la condición de legado áureo.