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domingo, 31 de agosto de 2014

DON ALONSO PÉREZ DE GUZMÁN ( Guzmán el bueno )

AlONSO PÉREZ DE GUZMÁN


Durante ese largo periodo de siete siglos que se conoce como la reconquista Española, un periodo de luchas constantes y sangrientas, donde los habitantes de la península intentaban recuperar todas las tierras perdidas por los Visigodos tras la batalla de Guadalete  del 711, donde fue derrotado Don Rodrigo en favor del invasor Árabe venido desde el norte de África, portando como estandarte la media luna, con la misión de difundir la verdadera fe a través de las palabras del único profeta Mahoma. Durante esos largos 780 años de guerras podemos encontrar grandes hombres, que gracias a sus acciones pasaron a ser considerados verdaderos héroes para el pueblo, ese tipo de hombres que no dudan en sacrificarlo todo, incluso la cosas que mas aman por defender sus ideales, todos estos héroes están representados en una figura con nombre propio, Don Alonso Pérez de Guzmán más conocido como Guzmán el bueno.

Alonso Pérez de Guzmán nace en  tierras de León el 24 de Enero de 1.256 día de San Ildefonso ) en el antiguo palacio de Guzmanes, junto a san Isidoro, por desgracia hoy en día no queda nada mas que una placa marcando el lugar. Alonso es hijo ilegítimo de Don Pedro de Guzmán, por entonces ostentaba el cargo de  Adelantado de los ejércitos Castillo-Leoneses destacados en Andalucía, su madre una joven  y bella doncella llamada Isabel, que poco podría disfrutar de su vástago ya que falleció prematuramente durante el parto, por lo tanto Alonso nunca llegó a conocer a  su madre. Ser hijo ilegítimo no era fácil, por entonces, lo normal era tener a toda la familia en contra, como en este caso sus dos hermanos, que nunca aceptaron su pertenencia a la familia, pero Don Pedro quiso que Alonso contara con una buena educación, esta decisión tomada por su padre provocaría que sus hermanos siempre estuvieran enfrentados con él. Pero esto en vede ser un problema para Guzmán fue su principal acicate para luchar aún más  en busca de su reconocimiento demostrar ser mejor que sus hermanos y digno merecedor del apellido que llevaba y todo mediante su esfuerzo y tesón, al final lo conseguiría.

Alonso quería ser caballero y ( hay que entender que un hombre en su posición como hemos mencionado anteriormente no tenía las cosas nada fáciles y ser militar era una buena opción con la que se labrase unos buenos méritos y reconocimiento ). Por esa razón decidió ingresar en el ejercito, intentaría ser un buen militar, luchará en los territorios donde su padre había ganado tantos honores. Con tan solo 22 años  pasa a formar parte del ejercito Castellano de Alonso X ( llamado el Sabio ) Alonso es ardoroso y combativo, su manejo con la espada es magnífico, poco a poco se va curtiendo convirtiéndose en un formidable soldado, durante una de sus primeras intervenciones consigue hacer prisionero a un líder musulmán llamado Abén Comat. Las celebraciones no se hacen esperar y no tardan en llegar los reconocimientos hacia Alonso, por eso es convocado a la corte donde se celebrará un banquete en su honor, uno de sus hermanos sin poder aguantar los celos, le recuerda que no es más que un simple bastardo en un intento de quitar valor a los méritos conseguidos.


Tras ver que la relación con sus hermanos no tenía pinta de ir a mejor solo encuentra una salida,  toma la decisión de  viajar,  Alonso solo quería reivindicarse delante de su padre y demostrar que el también podía ser un más que digno heredero de su linaje, mas incluso que sus hermanos. El primer destino elegido fue Algeciras, hay que decir que Guzmán no solo lucho contra los moros ya que también lo hizo a su favor en algunas ocasiones, es en este tiempo donde donde traba muy buena amistad con el rey de Fez Abu Yusuf, Yusuf era el emir de Marruecos perteneciente a la dinastía de los Benimerines y supo ver en Guzmán su valía y gran talento para la guerra, por lo que le pide que le acompañe a sus territorios Magrebíes, Alonso acepta, pero pone una única condición nunca levantará su espada contra los cristianos.

Una vez instalado ya en tierras Africanas Alonso Pérez de Guzmán Lucha valerosamente y consigue someter a varias tribus de la zona, que no respetaban la figura soberana del monarca Magrebí, en otras ocasiones recauda impuestos para la corona, gracias a sus grandes acciones Guzmán poco a poco se va ganando el respeto de todos, en muy poco tiempo empieza amasar una gran fortuna a la par que se torna prácticamente  indispensable para los intereses del monarca de Fez. Alonso no solo lucha contra el moro en beneficio de su señor, ya que no escatima ningún esfuerzo en conseguir poner en libertad a todos los cristianos presos que puede, Guzmán alega que esos hombres son necesarios para poder mantener sus mesnadas ( una mesnada es una compañía de gente de armas que servían a un rey, un hombre rico o un caballero ).

Alonso continua batallando en favor de su señor  moro Abu Yusuf, pero este mientras a espaldas de Guzmán está preparando un ambicioso plan con el que intentará apoderarse de tres puntales vitales para conseguir el control total del estrecho, que son Algeciras, Tarifa y Gibraltar ( no en vano las naves castellanas y berberiscas se enfrentaban continuamente por ese control  estratégico). De esta manera dejarían las puertas abiertas para que los Benimerines entrasen nuevamente en la península, sin oposición alguna, mientras Alonso cumpliendo con su deber, era totalmente ajeno a todos estos planes.


TROPAS BENIMERINES ATACANDO 

La península ya había sufrido dos invasiones por parte de las tropas musulmanas, una por los Almorávides y otra por los Almohades , aun se guardaba en la memoria la trágica derrota de las Navas de Tolosa. Los Benimerines no eran una fuerza tan poderosa, pero representaban un poder lo suficientemente importante como para inquietar a los Castellanos, y para acabarlo de rematar las cuitas internas, por el control de los poderes dinásticos en la península mantenía enzarzados en crueles luchas fratricidas a hermanos y padres he hijos, esto como es lógico no ayudaba en la lucha contra el infiel, gracias a esta situación en el interior de la península, Yusuf encuentra el camino libre sin ninguna oposición y desembarca  con sus hombres y consigue saquear las ciudades de Sevilla, Jerez, Rota y Sanlúcar, ante el ímpetu de las tropas sarracenas Alfonso X se ve obligado a firmar una tregua en Algeciras en 1.278, la idea de Alfonso X era tomar un respiro a la presión terrible de las tropas moras que sometían a los Castellanos, pero la verdad es que esta tregua no se llegó a respetar por parte de las armas castellanas, ya que se aprovecho el momento para poner sitio a la ciudad de Algeciras, por desgracia esta Acción se tornó un total fracaso ya que las enfermedades se apoderaron de los ejércitos cristianos por eso nuevamente Alfonso X se ve forzado a firmar la paz.

El infante  Sancho IV ( llamado el Bravo ), se aprovechará la situación de debilidad en la que se encuentra su padre y se revela contra su él, relegándolo a la ciudad de Sevilla, Alfonso X no le queda más remedio que buscar un aliado para conseguir de nuevo su trono y lo encuentra en  Abu-Yusuf. La solicitud del rey castellano será contestada con el envío de tropas en su socorro, al mando de estas se encuentra Don Alonso Pérez de Guzmán, ademas de las tropas se envía una buena cantidad de dinero, para sufragar los gastos de la contienda. Guzmán y sus hombres actúan de una manera muy eficiente por lo que consiguen revertir la situación de nuevo en favor de Alfonso X, el soberano Castellano en agradecimiento por los servicios prestados recompensa a Guzmán con una villa, Alcalá de Sidonia (  esto se ofrecerá como dote de su futuro casamiento ) Alfonso X procura una mujer de buena posición a Don Alonso  para que contraiga nupcias ya que continuaba aun soltero, esta sería María Alonso Coronel, mujer de una gran belleza,  finalmente en 1.282 se casa con Alonso. Fruto de esta relación nacerán cuatro hijos dos chicas y dos chicos.

Abu-Yusuf y Alfonso X se reúnen en Zahara y juntos se encaminan hacia Córdoba lugar donde se encuentra Sancho IV, la idea intentar reconciliar ambas partes, este papel de reconciliador se pondría en manos de Don Alonso Pérez de Guzmán, ya que poseía unas muy buenas dotes diplomáticas, desgraciadamente el encuentro no dejó del todo las cosas claras, una vez finalizada el encuentro, Alonso regresa con su mujer al norte de África.

Alfonso X se puede considerar una figura, muy relevante promovió una política económica muy beneficiosa, durante su reinado reformando la moneda y la hacienda, también es conocido por sus obras literarias de historia, científicas y jurídicas realizadas por su escritorio real.

Pero en su última etapa como monarca tuvo que afrontar varios fracasos como la sublevación de varios nobles, que a la postre desencadenaría la rebelión de sancho IV por el trono, la muerte prematura de Fernando de la Cerda hijo primogénito de Alfonso X y legítimo heredero al trono. Fernando moría de una manera prematura justo cuando iba a ponerse al mando de las tropas Castellanas para combatir a los Benimerines en el sur de la península, ( como curiosidad decir que el sobre nombre de la cerda le vino puesto por que al nacer lo hizo con un pelo muy duro muy semejante a una cerda o crin de caballo en el pecho y espalda ) todo esto provocaría que Sancho reclamase su derecho al trono cuando realmente sería el hijo primogénito  de Fernando, Alfonso de la cerda, el que tendría todos esos derechos sucesorios, de ahí las desavenencias entre Alfonso X y sancho IV.

En Abril de 1.284 fallece Alfonso X, esta situación la aprovecha Abu-Yusuf junto a su hijo Abu-Yaqub para desembarcan de nuevo con sus tropas en Tarifa  saqueando varias ciudades como Vejar, Medina Sidonia, llegando a sitiar Jerez, mientras Sancho IV asciende libremente al trono y se lanza rápidamente a socorrer las ciudades atacadas tanto por tierra como por mar, esta rápida reacción de Sancho pilla por sorpresa a los moros lo que obliga que Yusuf tenga que firmar la paz el 21 de Octubre de 1.285, ademas tiene que  pagar la cantidad de 2,5 Millones, por todas las pérdidas que se causaron durante la guerra, también se le obligó a devolver a los Granadinos las posesiones que se habían ocupado, excepto Tarifa, Ronda y Estepona.

Un año mas tarde fallece Abu-Yusuf y le sucedería su hijo Abu-Yucub, para desgracia de Guzmán el nuevo líder Marroquí no se fía de los cristianos y recela de él, Yucub trata de tender una trampa  Alonso y de esta manera acabar con su presencia en sus tierras, por suerte Don  Alonso se entera de toda conspiración y se anticipa trazando un plan junto a su mujer para salir de Tanger con vida.

María Coronel solicita audiencia con el nuevo emir Yaqub y alega que ella y su marido Alonso han discutido y que se quiere marchar de regreso a la península con sus hijos ya que la convivencia se presenta imposible, el nuevo emir complacido de los problemas conyugales de Alonso, accede de buen grado a su partida,  la buena de María no se hace de rogar y  rápidamente comienza con los preparativos para su marcha, con buena parte de sus vienes cargados pone rumbo a su casa en la península.

Alonso ahora se encuentra solo, a conseguido sacar a su familia de ahí, ya no corre ningún peligro, es hora de poner en marcha la segunda parte de su plan, con paciencia espera unos meses, mientras cumple con sus deberes para con su señor, pero parece abatido y triste por eso decide pedir audiencia con Yaqub y le solicita si le puede enviar a su mujer unas cajas de higos los cuales les gustan a mucho a ella y a sus hijos, de esta manera intentará un acercamiento hacia su mujer, la echaba de menos y quería ver si la podía recuperar, la realidad es que Guzmán había preparado las cajas para sacar el resto de su dinero de allí. María tras recibir las cajas se encuentra en posesión de una verdadera fortuna y utiliza ese dinero en comprar el puerto de Santa María (  en Cádiz ) en 1.288.


SANCHO IV



Mientras tanto Sancho IV aseguraba su posición en el trono, empezó a reclutar hombres capaces y valientes que le fueran leales, fue entonces cuando se acordó de Don Alonso Pérez de Guzmán, aquel que una vez estuvo bajo las órdenes de su padre, tenía fama de buen guerrero y de hombre cabal y honesto,  por eso le pide que se una a su causa, Guzmán complacido por la oferta parte enseguida  rumbo a la península, algo que complacerá mucho a Yaqub  ya que de esta manera se deshacía de él, una vez en tierras Castellanas entrará pronto en combate, enfrentándose a su antiguo señor Yaqub, las plazas que tienen los Benimerines han de ser recuperadas y frenar definitivamente el avance moro, y quien mejor que Alonso para recuperar las ciudades perdidas, ya que gracias a su conocimiento del poder militar enemigo,conoce muy bien como luchan como piensan y cuales son sus puntos débiles, por eso Guzmán junto con sus hombres se dirige a tomar Giblatar, Algeciras y Tarífa estos serán los nuevos campos de actuación.






Nos encontramos sitiando la ciudad de Tarifa, las tropas Musulmanas están presentando una férrea defensa  de la plaza, pero Alonso no está dispuesto a ceder, las arcas Castellanas están casi exhaustas y es Don Alonso quien presta su dinero junto con sus hombres para continuar con el asedio, el 21 de Septiembre de 1.292 las tropas Castellanas reciben la orden de un asalto total, los cristianos se lanzan sobre las murallas, pero los moros aguantan,  saltar los muros llevará varios días pero finalmente el ímpetu Castellano hace mella en la moral de los Musulmanes y terminan por ceder, la victoria es total  para los hombres de Alonso, pero el precio asido muy alto, miles de hombres yacen muertos ante las murallas de la ciudad, pero por fin Tarifa ahora esta en manos Castellanas.
Sancho IV  está muy complacido por la gran victoria  conseguida y cede la plaza a Don Alonso nombrándolo alcaide,  él será el encargado de la defensa del sur, nadie, duda del regreso de los moros para intentar recuperar de nuevo la plaza perdida, ya que esta es de vital importancia estratégica, era un punto de entrada en la península y un puerto importante para controlar el estrecho.

Don Alonso Pérez de Guzmán sabe que los Benimerines regresaran por eso sin perder tiempo da orden de refuerzar todas las defensas y llenar los graneros con trigo, con todo preparado para la defensa se encierran en la ciudad junto con las familias. Mientras en la corte el infante Don Juan hermano de Sancho IV tiene que ser expulsado, por un intento de de conspiración, tras su expulsión se dirigió a tierras Portuguesas, en busca de apoyo para su causa, pero para su desgracia no se le escuchó y también fue expulsado de Portugal, sin saber a donde ir decide dirigirse al norte de África, intentará aliarse con Abu-Yaqub, el enemigo de su hermano, tras las negociaciones y una vez pactadas las condiciones de la ayuda, se decide que se devolverá de nuevo la plaza de Tarifa, el emir este satisfecho con el ofrecimiento del Infante Don Juan, reúne un gran contingente de 5.000 Zenetes junto con una parte de la guarnición de Algeciras poniéndolas a las órdenes del infante.

Llegaba la primavera de 1.294 y el infante  Don Juan sitúa sus tropas alrededor de la ciudad de Tarifa y la sitia, en un principio el infante trata de tentar a Alonso para que entregue la plaza sin que hubiera derramamiento de sangre, pero Guzmán se negó en rotundo, tras la negativa se dio paso a la acción y empezaron las hostilidades pero la resistencia  de los castellanos junto con las nuevas defensas reforzada aguantaban y no parecía que cedieran fácilmente. Pero Don Juan se guardaba un as en la manga ya que bajo su tutela se encontraba el hijo mayor de Don Alonso Pérez de Guzmán y ante la desesperación de no poder tomar la ciudad decidió jugar esa baza.

La tarde caía y los últimos rayos de sol despedían un caluroso día, y es justo en ese momento, cuando los Benimerines se presentan bajo las murallas de la ciudad y solicitan poder hablar con Don Alonso, traen con sigo una noticia importante que darle, rápidamente los centinelas avisan a Guzmán una vez allí, Alonso les pregunta que es lo que quieren de él, la respuesta es clara y contundente, le enseñan a su hijo Pedro Alonso hecho prisionero, Alonso apesadumbrado mira a su padre y contrae el rostro angustiado, Guzmán nuevamente les pregunta  que es lo que quieren de él, Los Benimerines le lanzan un ultimátum si no se rinde la plaza de inmediato su hijo será degollado ahí mismo ante sus propios ojos.


GUZMÁN LANZANDO SU DAGA A LOS MOROS

Este es uno de los momentos en los que un hombre marca con letras mayúsculas su nombre dentro de la historia, Alonso estaba dispuesto a asumir el papel que le había tocado desempeñar, toda la ciudad contaba con la decisión que tomara, las vidas de sus gentes dependían de él por eso la decisión a tomar no fue sencilla pero finalmente acepto el sacrificio de su propio hijo en beneficio, había que defender Tarifa a cualquier precio. Tarifa no podía caer de nuevo en manos Musulmanas, Guzmán con pulso firme saco de su cinto su puñal y arrojándoselo a los Benimerines con voz clara y el corazón compungido, mirándolos fijamente a los ojos les dijo : ( Haced lo que tengáis que hacer no engendré hijo que fuera contra mi tierra ). Los Moros atónitos ante lo que acababa de suceder recogieron el puñal del suelo y ante la mirada del bueno de Alonso degollaron a su hijo, acto seguido se le cortó la cabeza que fue lanzada en catapulta al castillo. Tras esto los Benimerines entendieron que no podrían toma la plaza sin sangre sudor y lagrimas y para colmo el mal tiempo se les echaba encima, al poco se enteraron que llegaban refuerzos en ayuda de Tarifa con lo que se vieron obligados a levantar el sitio y regresar al norte de  África, Tarifa lo había conseguido había resistido.

Es todo un éxito para Don Alonso, pero el precio pagado por la victoria asido demasiado alto la vida de su propio hijo. Sancho IV conmovido por lo sucedido en Tarifa y entendiendo el nivel de sacrificio asumido por Gúzman le  hace entrega de vienes y prebendas incluso le promete que se le entregará el señorío de san Lucar , todo esto fue dicho de palabra en la reunión  que tuvieron los dos tras la batalla, pero por desgracia nunca se llegó a plasmar en papel  ya que al poco fallecía Sancho IV, el 25 de Abril de 1.295 el monarca fue enterrado en la capilla de Santa Cruz de la catedral de Toledo como el mismo había pedido en su testamento, el siguiente en ocupar el trono castellano fue Fernando IV  llamado ( el emplazado ) con tan solo 9 años de edad, la reina Maria de Molina fue la encargada de ejercer la tutoría del niño, este asesorado por sus consejeros reconoció todo lo prometido por su padre y hizo entrega a Gúzman del señorío de San Lucar en 1.297.

Don Alonso Pérez de Guzmán será el fundador de una de las casas mas importantes, convirtiéndose en el ducado más antiguo del reino de España, la casa de Medina Sidonia, las posesiones se fueron incrementando poco a poco junto a la repoblación de algunas villas  como Chipiona o Rota convirtiendo las posesiones de Don Alonso en uno de los señoríos mas grandes de Andalucía. ( Una curiosidad es el apelativo que tenía Guzmán del Bueno ya que se dice que en un momento en la que la hambruna hacía mella en la gente de sus villas abrió sus graneros y paneras para que estos pudiera comer y por eso se le empezó a conocer como Guzmán el bueno ). 

El joven Fernando IV  y sus asesores están muy satisfechos, de como marcha la guerra.  Y se decide que Gibraltar sea la siguiente plaza a conquistar, al mando de las tropas Castellanas ira de nuevo  Guzmán, junto con el arzobispo de Sevilla y los caballeros Pedro Núñez de Guzmán, Juan Núñez de Lara y Alvar Pérez de Guzmán. Alonso Traza los planes para la conquista de la plaza, Juan Núñez y el Arzobispo se quedan con sus respectivas mesnadas en el pie de Puerta de tierra  en Cádiz, mientras tanto por mar el Vizconde  de Castelnovo  intentará cortar el suministro de provisiones a las tropas Musulmanas, en 1.309 se consigue conquistar la plaza, tras la toma de Gibraltar, las armas cristianas ponen sitio a la ciudad de Algeciras que de ser conquistada supondría el fin a la guerra. Pero a la corte Catellana le empieza a preocupar la gran cantidad de fuerzas Benimerines se están concentrando en las cercanías de Almería, por eso Fernando IV ordena a Guzmán que se dirija a esas posiciones he intente evitar por todos los medios una posible llegada de refuerzos.

Septiembre de 1.309  Don Alonso cabalga junto a sus hombres por la serranía de Málaga en dirección a la ciudad de  Almería, pero la desgracia se cierne sobre la comitiva cristiana, una emboscada Musulmana pilla por sorpresa a Guzmán y los suyos,  los Castellanos  rápidamente se ven copados , Alonso precede la defensa luchando con fiereza junto a sus hombres pero uno a uno van cayendo todos alrededor de Alonso, finalmente gracias al ímpetu de los moros Alonso Pérez de Guzmán muere en la emboscada con la espada en la mano la mejor manera de morir para un caballero luchando por liberar su tierra.

Tras la trágica muerte de Guzmán su cuerpo fue conducido a la ciudad de Sevilla, donde se le celebró una misa con todos los honores en la catedral, posteriormente fue enterrado en una ermita expresamente construida para tal ocasión en el monasterio de San Isidoro del Campo en Santiponce, su mujer María Alonso Coronel a su fallecimiento fue enterrada junto a su marido aquella que siempre le fue fiel. En su sepulcro se puede leer:

ENTRÓ EN CAVALGADA EN LA SIERRA DE GAVSIN EOVO Y FACIENCIA CON LOS MOROS E MATARANLO EN ELLA, VIERNES 19 DE SEPTIEMBRE DE MILITREZIENTOS  IQUARENTA ISIETE QUE FUE AÑO DEL SEÑOR DE MILITREZIENTOS INUEVE.


SEPULCRO DE GUZMÁN Y SU MUJER MARIA

Por último sobre María Alonso Coronel hay una leyenda negra de la que realmente no se sabe a ciencia cierta si sucedió de verdad, pero creo que es muy curiosa por los echos que se cuentan:  1.291 María Coronel tiene 24 años y esta sola en casa una de las ausencias prolongadas de su marido y María es joven bella apasionada y a su servicio se encontraba un joven sirviente de muy buen ver y los sentimientos y las pasiones entran en la cabeza de María, se siente atraída por el joven, pero como era ella piadosa y muy creyente y sobre todo fiel a su marido Alonso, cuenta la leyenda que en un acto de sacrificio para quitarse la tentación que la poseía cogió un tizón de un brasero cercano y sin pensárselo lo introdujo en su vagina un dolor intenso se apoderó de todo su cuerpo desmallándose al instante, por desgracia nunca se recuperaría del todo ya que a partir de aquello su salud sería siempre endeble y enfermiza.


La realidad de todo estos echos como hemos mencionado anteriormente no está demostrada y posiblemente sea una manera de ensalzar aún más la figura de Don Alonso Pérez de Guzmán, ensalzando de paso también la figura de su mujer Maria Alonso como la esposa ideal y perfecta, pero sinceramente creo que es excesiva esta imagen de mujer ideal.

Don Alonso Pérez de Guzmán encarna la figura del hombre que se tiene que  hacer así mismo, un hombre que se enfrenta cara a cara a su destino, luchando para que su apellido fuera reconocido del mismo modo que el de sus hermanos, consiguió reafirmar su persona, siendo el perfecto soldado en tiempos difíciles donde  las luchas eran constantes, dejando su nombre grabado con letras de oro en la historia de España.


LIBROS RELACIONADOS:






Don Alonso Pérez de Guzmán es conocido por el hecho que protagonizó en defensa de Tarifa asediada por los musulmanes y que le valió el título de “Bueno” otorgado por el rey Sancho IV. Sin embargo, antes de que aconteciera el luctuoso suceso que acabó con la muerte de su hijo primogénito, Guzmán el Bue no estuvo durante quince años al servicio de los sultanes de Fez, luchando contras las tribus desafectas y ganando fama y riquezas. En esta novela se describen las sorprendentes aventuras del caballero leonés por tierras de África y la parte de su vida que transcurrió al servicio de los reyes de Castilla hasta su muerte en la serranía de Ronda en el mes de septiembre de 1309.






AUDIO DEL ARTÍCULO:


COLOMBIA RECIBE 691 PIEZAS ROBADAS RECUPERADAS EN ESPAÑA.

NOTICIAS:

PIEZAS PRECOLOMBINAS



El gobierno colombiano recibió las 691 piezas arqueológicas que fueron devueltas por las autoridades Españolas al Estado colombiano, después de ser recuperadas, informó la Cancillería.


"Se trata de uno de los lotes más numerosos recuperados con un enorme valor patrimonial que refleja la inmensa creatividad de nuestras diversas culturas precolombinas", señaló el ministerio de Relaciones Exteriores.

La repatriación de las piezas arqueológicas es "resultado del trabajo interinstitucional entre el ministerio de Relaciones Exteriores, la Embajada de Colombia en España, el ministerio de Cultura, el Instituto Colombiano de Antropología e Historia -ICANH- y la Fiscalía General de la Nación".

Estas entidades están "comprometidas con la protección del patrimonio cultural de la nación y que desde 2005 hacen parte del Comité Interadministrativo de Lucha contra el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales".

Las piezas llegaron en "26 guacales o cajas en madera con dimensiones 155x115x112 centímetros, con un peso total de alrededor de 10 toneladas".

"Estos 691 hermosos y delicadísimos objetos representan diversas culturas precolombinas y en ellos es posible apreciar una amplia variedad de técnicas y diseños orgánicos y geométricos".

En las piezas están "expresados en rostros humanos, ocarinas, líticos y gran cantidad de ´sellos´ y ´pintaderas´ empleados por los pueblos indígenas para pintar su cuerpo y estampar tejidos".



FUENTE- El Informador.com

sábado, 30 de agosto de 2014

EL COMUNERO JUAN DE PADILLA ANTE JUANA LA LOCA

CURIOSIDADES:



Parte de Castilla se alzó contra Carlos I, debido a ciertos aspectos económicos y haber colocado a extranjeros en puestos rectores del país, los comuneros se fijaron en la reina Doña Juana la Loca, madre del monarca, y a ella acudieron, a Tordesillas, el 20 de agosto de 1520. A continuación se reproduce un acta notarial del evento donde se nos informa de la breve entrevista entre un jefe comunero, Juan de Padilla, y la reina.

Yo, Alonso de Balboa, escribano de sus majestades, y del número de la Villa de Tordesillas por el notario de Santa Clara de la dicha villa, por la presente, doy fe que en veinte y tres días del mes de agosto de mil y quinientos y veinte años, estando en el Palacio Real de la dicha villa ante la muy alta y muy poderosa la Reina Doña Juana nuestra señora, y estando ahí presente el Marques de Denia y Fray Juan de Ávila, confesor de Su Alteza, y el Licenciado Bernaldino de Castro, teniente Corregidor de la dicha villa, y Fernando de Vega y Sancho Vázquez de Cepeda, y Ramón de Vega y Antonio de Vega regidores, y Bartolomé de Zamora procurador general de dicha villa, y otras muchas personas de dicha villa y Corte de Su Alteza; el dicho Bernaldino de Castro, teniente de Corregidor, or acuerdo del Regimiento y Comunidad de la dicha villa dijo a Su Alteza muchas cosas acaecidas en sus reinos después que el Rey Católico murió, a las cuales Su Alteza respondió y dijo que le llamasen al Obispo de Málaga su capellán mayor, y a los licenciados Polanco y Zapata y Aguirre, que quería hablar y platicar con ellos y que ella proveería en ello. Fuele pedida una cédula y que la firmase para llamar a los sobredichos, y Su Alteza no la quiso firmar, y dijo y mandó a Ochoa de Holanda que los fuese a llamar, y el dicho teniente pidióle por testimonio, de lo cual fueron testigos Alonso Seco y Pero Escudero, y otros muchos vecinos de la dicha Villa, y yo el escribano Alonso Martín de Balboa, escribano y notario público, sobre dicho fui presente a esto que dicho es, en uno con los dichos testigos y los hice escribir, y por ende aquí este mío signo que es atal en testimonios de verdad. Alonso Martín de Balboa.



PALACIO DE TORDESILLAS, ACTUAL CONVENTO DE SANTA CLARA DONDE LA REINA JUANA RECIBIÓ AL COMUNERO


Para el obispo de Cuenca e los Licenciados Zapata, Polanco, Aguirre, magníficos señores:

Hoy se levantó el pueblo de Tordesillas con apellido que querían ver su Reina, lo cual no se pudo impedir ni remediar, que no se hiciese, porque el pueblo lo pedía. Disputándose ciertas personas que la hablasen, suplicáronle por una cédula después de dicho todo lo que el pueblo pidió. Respondió que le placía de darle porque le llamasen al Obispo de Málaga su capellán mayor y los Licenciados Zapata, Polanco y Aguirre mandó que se escribiese una cédula para Vuestra Señoría, y mercedes, la cual lleva Ochoa de Holanda suplicámosle muy afectuosamente que la firmase, no lo pudimos acabar con su Alteza, salvo que formaría la cédula que Vuestra Señoría y mercedes ordenasen, suplicamos a Vuestra Señoría y mercedes que vengan solos, y no traigan otra gente ninguna, porque sería escándalo, y porque lo sentiría mejor que nosotros lo decimos. No alargamos mas salvo que se tomó por testimonio lo que Su Alteza mandó ante dos escribanos. Nuestro señor sus magníficas personas con mayor estado y rentas guarde y prospere, de Tordesillas, a 23 de agosto de 1520 años. El testimonio se tomó ante el escribano de Yuso escrito y ante Ochoa de Holanda. Por mandato y acuerdo de los señores Concejo, Justicia y Regidores de la Villa de Tordesillas. Alonso Martín de Balboa.


TESTIMONIO DE LA PLÁTICA QUE JUAN DE PADILLA... CON LA REINA DOÑA JUANA


Este es traslado bien y fielmente sacado de una escritura de cierta plática que pasaron los capitanes del ejército y gente de las ciudades de Toledo y Segovia y Villa de Madrid con la Reina Doña Juana, nuestra señora, y Su Alteza con ellos, en la villa de Tordesillas, escrito en papel y signado de dos notarios públicos, según por ella parecía su tenor, de la cual es esta que se sigue.



RETRATO DE LA REINA JUANA LA LOCA. OBRA DEL MAESTRO DE LA LEYENDA DE SANTA CATALINA. ESCUELA FLAMENCA


Notorio y manifiesto sea a todos los que la presente vieren, como en la Villa de Tordesillas, miércoles, veinte y nueve días del mes de agosto, año del Nacimiento de Nuestro Salvador Jesucristo, de mil quinientos y veinte años, en presencia de nos, Alonso Rodríguez de Palma, escribano de Sus Majestades, en la su Corte y en todos los sus reinos y señoríos, y escribano público de los del número de la dicha villa de Tordesillas por el Monasterio de Santa Clara la Real, de la dicha Villa, y el bachiller Christobal de Camañas, pronotario apostólico y notario apostólico e imperial y los testigo de Yuso escritos, la muy alta y muy poderosa Reina Doña Juana, nuestra señora, enlas casas de sus palacios de la dicha villa, a unos corredores de los dichos palacios, que salen sobre la plaza aquesta ante las puertas de ellos, mirando de los dichos corredores los ejércitos de las gentes de pie y de caballo que venian de Juan de Padilla, capitán general del ejército de la muy noble, muy leal ciudad de Toledo, y del ejército de Juan Bravo, capitán general de la muy noble y muy leal ciudad de Segovia, y del ejército de Juan de Zapata, capitán general de la noble Villa de Madrid, los cuales dichos ejércitos pasaban por la dicha plaza delante de los corredores del dicho palacio, y su Majestad los miraba de ellos, y llegando dichos capitanes, todos y cada uno de ellos hicieron la reverencia y acatamiento debido a Su Alteza, y Su Majestad en persona les hizo señas con la mano, por la cual manifiestamente pareció mandarles subir adonde Su Alteza estaba, y luego los dichos capitanes generales, obedeciendo el dicho mandamiento de Su Majestad, juntamente con Hernando de Ayala y Antonio Téllez de Guzmán, Y Pedro López de Ayala, y Diego Serrano, y Pedro de Aguirre, y Alonso Quiles, y Luis Zapata e Cisneros, todos capitanes de la gente de dichos ejércitos entraron en el dicho palacio y se apearon, y subieron a donde Su Majestad estaba, y las rodillas en el suelo, se presentaron ante Su Alteza y le pidieron la mano, y Su Alteza los recibió benigna y alegremente,  y luego el dicho Juan de Padilla, las rodillas en el suelo, por si y en nombre de los dichos ejércitos y capitanes de ellos, hizo relación de la causa de su venida largamente y entre muchas palabras y razones habló a Su Alteza, dijo como ellos venían a besar las manos a Su Majestad, y a visitarla como a su reina y señora natural, y hacerle saber los grandes males y escándalos y daños que estos sus reinos habían recibido y recibían, a causa de la mala gobernación que en ellos había habido, y asimismo para prohibir y excusar a Su Majestad no fuese impedida por algunos tiranos que habían procurado de la impedir, y de tomar a la Ilustrísima señora Infanta Doña Catalina, que tanto era descanso y consuelo de Su Majestad, a las cuales razones Su Majestad le respondió diciendo que “cierto yo os soy en mucho cargo y en verdad os tengo obligación de tan buen deseo como habéis tenido y tenéis a mi servicio”; y al tiempo que el dicho Juan de Padilla dijo que tiranos habían querido llevar la señora Infanta, Su Majestad se asperó y resabió de ello, mostrando gran sentimiento. Y el dicho Juan de Padilla dijo:

-        Señora: mande Vuestra Alteza, que pues algunas ciudades de estos vuestros reinos y comunidades de ellas nos hemos juntado para el servicio de Vuestro Alteza, y para estar en su defensa, que será bien declararnos su voluntad, y lo que más sea su servicio que se haga, y si manda Vuestra Alteza que estemos aquí en su servicio.
A lo cuál Su Majestad respondió:

-        ¡Sí, si! Estad aquí en mi servicio y avisadme de todo, y castigar los malos, que en verdad yo os tenga mucha obligación”.

Y añadió que le placia de las personas que con tal deseo y voluntad se habían así movido. Y el dicho Juan de Padilla respondió:

-        Así se hará, como Vuestra Majestad lo manda, y beso las manos de Vuestra Majestad.


JUAN DE PADILLA


A lo cual todo que dicho es, los dichos escribanos fuimos presentes, y lo vimos pasar y decir según y como dicho es. Y fueron de ellos testigos el Licenciado Bernaldino de Castro, Justicia en la dicha Villa de Tordesillas, y Ramón de Vega y Fernando de Vega, regidores de dicha Villa, y Diego de Ribera, camarero de Su Alteza, y el comendador Luis de Quintanilla, vecino de Medina de Campo y otras personas, ansí de los dichos ejércitos como criados de Su Majestad, y vecinos de la dicha villa que se hallaron presentes de ellos a todo lo que dicho es, y de ellos a partes de ello, y el dicho Juan de Padilla y los otros capitanes lo pidieron por testimonio, va escrito entre renglones o diz y notario apostólico vala y no lo empezca.

Y nos, los dichos Alonso Rodríguez de Palma y bachiller Christobal de Camañas, escribanos y notarios públicos susodichos presentes fuimos a todo lo que dicho es,   en uno con los dichos testigos, y lo vimos y oimos pasar así como de suso se contiene, por ende fecimos aquí nuestros signos y tales en testimonio de verdad: pronotario Camañas. – El bachiller Camañas, pronotario -. Alonso Rodríguez de Palma….

AMARNA

CURIOSIDADES:


TUMBA REAL DE AMARNA

Cuando, descendiendo por el Nilo, desembarcamos en Amarna, la que fuera capital de Egipto durante el breve reinado de Akhenatón y Nefertiti, nos encontramos en una planicie desértica con algunas ruinas diseminadas. Sólo las dos columnas reconstruidas del Pequeño Templo de Atón dan fe de su antigua grandeza. La ciudad fue abandonada poco después de la muerte de su fundador, Akhenatón, y los siguientes faraones arrancaron sus piedras para reutilizarlas en sus propias construcciones mientras los aldeanos de los pueblos vecinos se llevaron los ladrillos para sus casas; pero, por fortuna para los arqueólogos, no se alzó nunca otra ciudad encima de su suelo. Por esto, las arenas del desierto fueron enterrando y conservando los cimientos de sus edificios y los restos abandonados por sus habitantes, con lo que Amarna es el enclave arqueológico que más datos aporta sobre la vida de los antiguos egipcios.


Una de las cosas que más información ha proporcionado sobre la vida en la ciudad desaparecida son los montones de basura de aquella época, entre los que se han descubierto plumas y huesos de aves, restos de cabras y de ovejas, espinas de pescado, semillas de cebada, guisantes, lentejas, pepinos, cebollas, ajos, granadas, uvas, higos, aceitunas, dátiles... De todo ello podemos deducir que la dieta de los «amárnicos» era sana y equilibrada.


Cuando, en el quinto año del reinado de Akhenatón, la corte se trasladó a Amarna, los primeros en instalarse fueron los nuevos funcionarios que siguieron al faraón. Cada uno eligió el sitio y el tamaño de su casa, situada en una gran parcela con todas las comodidades. En el exterior había graneros y almacenes donde se guardaban los alimentos y los artículos que se intercambiaban por bienes necesarios para la familia, las cuadras para los caballos, un pequeño recinto para los carros y talleres de tejido y cerámica para uso diario. No faltaban una huerta y un pozo, ni los establos para los animales domésticos. Había igualmente lugares especiales donde se elaboraban los alimentos: uno para moler el grano, pues esta faena levantaba mucho polvo, otro destinado a la fabricación de cerveza, además de la cocina propiamente dicha, al sur de la casa para que el viento del norte, el que más sopla en Amarna, se llevara los humos y malos olores fuera del recinto. También se construía una pequeña capilla con estatuas o relieves de los reyes, a quienes como intermediarios entre hombres y dioses se les pedía que dirigieran sus súplicas y peticiones a Atón, el disco solar.


Las viviendas estaban formadas por un salón central alrededor del cual se distribuían las demás estancias. Ese salón constaba de tres elementos que se repiten en todas las casas: un banco bajo con almohadones para sentarse encima con las piernas cruzadas, un brasero para calentar las frías noches del desierto y una losa de abluciones con un cántaro de agua para lavarse las manos y los pies o, simplemente, refrescarse. La losa era de piedra en las casas importantes y de barro en las medianas –como la de un artesano excavada en 1987–, pero está totalmente ausente en las pequeñas casitas de la Aldea de los Trabajadores, lugar de residencia de los obreros destinados a la construcción de las tumbas reales y de los nobles.


Una de las casas más lujosas de Amarna era la del visir Nakht. Además de un salón profusamente decorado, disponía de otra pequeña sala que serviría de comedor, así como dos estancias más de recepción: dos galerías con grandes ventanales que se abrían al jardín, una al norte para el viento fresco del verano y otra al oeste para recibir los últimos rayos de sol en el invierno. Las casas grandes y medianas poseían un cuarto de aseo que constaba de un excusado con un asiento de piedra, el cual contenía un recipiente de barro y una tapa de madera, y la ducha, que era una losa de piedra con un canalillo que llevaría el agua a un agujero con una vasija para recogerla. Los tocadores de las damas nos han dejado muestras de la delicadeza de los artesanos al fabricar pequeños frascos de vidrio o alabastro para perfumes, cajitas para guardar los cosméticos, peines, espejos...

Alrededor de estas grandes casas se fueron levantando otras más pequeñas de gentes que acompañarían a estas familias nobles y trabajarían para ellas. En Amarna no había un barrio de ricos y otro de pobres, sino que cualquiera podía elegir el lugar de su vivienda. Así, la ciudad se fue llenando de habitantes llegados de otros pueblos y ciudades de Egipto; venían en grupos de un mismo lugar y formaban un pequeño barrio para vivir juntos y no sentirse solos en una ciudad extraña. A veces, varias viviendas tenían salida al mismo patio, lo que suponía que entre los vecinos debía haber una relación amistosa.


También llegaban familias de artesanos que habían trabajado juntos y decidían probar fortuna en la nueva capital. En el barrio norte encontramos una serie de pequeñas casitas pobres en las que se fabricaba conjuntamente cerámica vidriada. Algún vecino trabajaría en un taller estatal y conseguiría, como parte de su sueldo, los materiales necesarios para montar un pequeño negocio. En las excavaciones de 1931 se recogieron infinidad de cuentas de collares con formas de flores, de frutos o simplemente redondas; además de las cuentas, también se hallaron los moldes para fabricarlas. Así pues, en esta zona se fabricaría una bisutería muy de moda en Amarna; buena prueba de ello es que Nefertiti, en el famoso busto de Berlín, luce un collar de varias hileras de cuentas de cerámica, a modo de pectoral que la cubre casi hasta el pecho.


Esta actividad sugiere que en Amarna se desarrolló una incipiente economía privada basada en el pluriempleo, gracias a la libertad de que gozaron sus habitantes y su afán por aumentar su nivel de vida. Así se aprecia en la antes mencionada Aldea de los Trabajadores. En un principio todas las casitas eran iguales, pero al poco tiempo se varió su estructura porque quien era trabajador y a la vez emprendedor podía mejorar su situación económica. Fuera de la aldea se instalaron una serie de pocilgas donde se criaban cerdos. En el año 1984 se descubrieron dos edificios en esta zona; por sus características, los arqueólogos determinaron que en uno se sacrificaba a los animales y en el otro se fabricaban salazones y conservas. Posiblemente esta actividad daría ingresos adicionales a los obreros, pues estos alimentos se venderían en las zonas ricas de la ciudad.


Las mujeres también obtenían beneficios extra para la familia instalando un telar que a juzgar por sus dimensiones no se utilizaba sólo para las necesidades familiares. Entre los años 1979 y 1986 se recogieron en la aldea 5.000 fragmentos de tejido, principalmente de lino, y los expertos han determinado las diferentes clases de lino utilizadas, las distintas tramas y dibujos, cómo se remataba la tela cuando se sacaba del telar y hasta cómo se cosía. Eran unos tejedores admirables, pero unos costureros poco habilidosos, por lo que las piezas se tejían del tamaño necesario para la prenda que se iba a utilizar. Un rectángulo servía de vestido a las damas con un simple anudado (como se aprecia en una famosa estatua de Nefertiti en el Museo del Louvre) y con un trozo de tela doblado, cosido por los bordillos laterales y haciendo un agujero en el centro para meter la cabeza, se obtenía una camisa o una túnica a la que se podía dar el largo deseado. Los chales plisados completaban la vestimenta.

Amarna no gozó de una urbanización inicial. La única calle planificada fue la Calzada Real, que salía del extremo norte, donde residían Akhenatón y Nefertiti, y cruzaba toda la Ciudad Central. En ella se situaron los edificios oficiales, como los dos templos dedicados a Atón, grandes espacios que al parecer estaban abiertos al pueblo –por ejemplo, en el Gran Templo había 929 mesas de barro para recibir las ofrendas de los habitantes–. Egipcios y extranjeros debían de asombrarse por la belleza de sus palacios cuando eran invitados a las recepciones reales, porque Amarna fue una ciudad muy cosmopolita, capaz de atraer tanto a un comerciante griego que se instaló en el barrio norte como al asiático que aparece representado en una pequeña estela bebiendo cerveza a través de un gran filtro, como se hacía en su país. Así, en el constante trasiego de gentes que transitaban por la Calzada Real se veían indumentarias diferentes y se oían idiomas distintos. En alguna ocasión, los maravillados paseantes podían incluso contemplar a los reyes desplazándose en sus carros para atender los ritos religiosos en los dos grandes templos de la ciudad o las ceremonias oficiales en el Palacio Central.


En la tumba del alto dignatario Meryre, una hermosa escena nos  da idea de la magnitud de una procesión en la Calzada Real. El rey, sin cochero, sujeta un brioso corcel, mientras detrás va Nefertiti, única reina de Egipto a la que vemos conduciendo su propio carro. Observamos también a las princesas saliendo de palacio, donde dos porteros hablan, acompañadas por portadores de abanicos y damas, a la vez que los soldados corren delante del carro y a los lados de la calzada, y  el visir precede a los reyes.
Pero no todo era bello y saludable en la Amarna de Akhenatón. La intransigencia religiosa del rey a partir del año 9 de su reinado debió de desilusionar a muchos nobles, que abandonaron la decoración de sus tumbas y seguramente huyeron de Amarna. Por otro lado, desde el año 2005 los arqueólogos  están excavando fuera de la ciudad los cementerios de la gente pobre. Los restos humanos hallados muestran una gran mortandad juvenil y graves lesiones en los hombros y la espalda, resultado de haber cargado grandes pesos.


Amarna existió muy poco tiempo como ciudad: doce años durante el reinado de Akhenatón y se supone que unos tres años durante el de Tutankhamón. Sin embargo, fue un período de una gran actividad intelectual, de notables innovaciones y de extraordinaria libertad, como se manifiesta en las distintas formas de arte y en la proliferación de pequeñas empresas. La cosmopolita, dinámica y creativa Amarna representó, sin duda, un momento único de la historia del antiguo Egipto. 


FUENTE-  Teresa Armijo. Arqueóloga. Autora de Amarna, la ciudad de Akhenatón y Nefertiti 


jueves, 28 de agosto de 2014

NAPOLEÓN BONAPARTE

CURIOSIDADES:


RENDICIÓN A NAPOLEÓN

El 27 de septiembre de 1808 tuvo lugar en Erfurt, en el centro de Alemania, una gran cumbre diplomática. La convocó Napoleón, y a ella acudieron  todos los monarcas aliados y vasallos de Francia, incluido el zar de Rusia, así como grandes artistas y literatos. Todo se desarrolló en un ambiente de gran fiesta. Pero el emperador de Francia, tras su semblante satisfecho, tenía un motivo de grave preocupación. Dos meses antes había sufrido en España una derrota tan inesperada como humillante, en la batalla de Bailén, cuando ya creía tener en sus manos todo el país. Por ello, había iniciado los preparativos para reconquistar la Península, y él mismo tenía previsto ponerse al frente de la campaña. Pero antes quería cubrirse las espaldas. Para ello consiguió convencer al zar de que lo apoyara en el caso de que Austria iniciase una guerra contra Francia.


De vuelta a París, Napoleón se apresuró a informar al parlamento francés de los acuerdos de Erfurt y el 29 de octubre partió hacia la frontera española. Sin embargo, al llegar a Bayona el 3 de noviembre quedó decepcionado por el mal estado de sus tropas, como escribió a su hermano José, al que había hecho rey de España meses antes: «El despliegue del ejército es un verdadero desastre. Todos vuestros cuerpos están diseminados. En estas circunstancias, convendría que me enviaseis dos informes por día». Napoleón también estaba descontento con la logística y los suministros, según dijo al ministro de la Guerra, Dejean: «Hasta ahora no tengo más que 1.400 casacas y 7.000 capotes en lugar de 50.000, 15.000 pares de zapatos en vez de 129.000. Todo me falta. Respecto de vestuario y equipo el ejército no puede estar peor; hállase en términos que vamos a entrar en campaña desnudos».

El 4 de noviembre, Napoleón cruzó el Bidasoa y llegó a Tolosa a las seis de la tarde. Allí recibió en audiencia a unos frailes capuchinos a los que amenazó: «Señores monjes, si tratáis de inmiscuiros en mis asuntos militares, os prometo que os cortaré las orejas». Esta grosera amenaza se debía al convencimiento sincero de que la Iglesia fanatizaba e incitaba al pueblo contra la ocupación francesa, de tal manera que sin su intervención la resistencia española hubiera sido mucho menor. El día 5 le escribió de nuevo al ministro Dejean, ordenándole que su ministerio se encargase de hacer los uniformes porque las contratas las consideraba fuente de todo tipo de chanchullos y corruptelas.


Al pasar por Zumárraga (Guipúzcoa), el Ayuntamiento le agasajó con una típica danza de espadas ejecutada por 30 bailarines. Un detalle significativo del clima reinante es que los bailarines fueron advertidos de que negarse a asistir sin causa justificada sería sancionado con una multa de 8 reales. Se afirma que el guerrillero Pildain quiso dispararle al cruzar por Zumárraga, pero tuvo que desistir por el gran tamaño de la escolta. Eso le hubiera obligado a disparar desde considerable distancia, pero, con las armas de la época, las probabilidades de acertar un disparo a más de 150 metros hubieran sido casi nulas.


El 6 de noviembre, sesenta cañonazos anunciaron a los vitorianos que había llegado el emperador. El conde Miot de Melito cuenta en sus memorias que durante su estancia en Vitoria Napoleón celebró una reunión con los españoles afrancesados. Dirigiéndose a ellos en una mezcla de francés e italiano, les dijo: «Son los frailes los que os llevan descarriados y quienes os engañan [...] Yo soy tan buen católico como ellos y nada tengo contra vuestra religión. Vuestros curas están pagados por los ingleses. [...] He venido aquí con los soldados que vencieron en Austerlitz, en Jena, en Eylau. ¿Quién va a hacerles frente? Desde luego que no serán vuestras pobres tropas españolas que no saben como sostener un combate [...] En dos meses España será mía y dispondré de ella conforme al derecho que me dará la conquista».


Nada más llegar a Vitoria, Napoleón recibió malas noticias. Sus generales habían presionado al ejército español «de la Izquierda» dirigido por Joaquín Blake, expulsándolo de Bilbao y derrotándolo en Zornotza, pero el 5 de noviembre el general Acebedo contraatacó en Valmaseda, infligiendo a los invasores una pequeña derrota táctica. Fue un revés significativo para el emperador, que tenía el plan de romper por el centro y, a continuación, destruir cada ala española por separado, por lo que deseaba que el ejército de Blake estuviera lo más cerca posible y así no pudiera escapar.

El avance imperial fue vertiginoso. Napoleón abandonó Vitoria el 9 de noviembre, escoltado tan sólo por su guardia. El 10 de noviembre sus tropas estaban ya cerca de Burgos. Allí les esperaba el Ejército de Extremadura, una pequeña fuerza española de 12.000 hombres, incluyendo 1.200 jinetes, con 20 cañones. El general al mando era el conde Belveder, valiente, pero totalmente inexperto. En vez de atrincherarse en Burgos, salió al encuentro del enemigo, que contaba con 20.000 infantes bajo el mando de Soult y 4.000 jinetes al mando de Bessières, con 60 cañones. A las 6 de la madrugada, la caballería del general francés Lasalle fue rechazada por los españoles en el municipio de Villafría. Belveder, inexperto pero no estúpido, no se dejó exaltar por este pequeño éxito y reagrupó a sus fuerzas en el municipio de Gamonal (en la actualidad, un barrio de Burgos). Pero la caballería francesa, superior en número y calidad, aplastó a los jinetes hispanos y envolvió a la infantería. El desastre para los españoles fue completo y Burgos fue totalmente saqueada.


Napoleón ni siquiera se molestó en acudir personalmente para una operación tan sencilla. Se mantuvo en su cuartel general en la localidad de Cubo de Bureda mientras Soult y Bessières hacían todo el trabajo. El 11 de noviembre, una vez concluido el pillaje, el emperador entró en Burgos e instaló su cuartel general en la ciudad, pasó revista a sus tropas el día 12 y promulgó una amnistía general para todos aquellos que depusieran las armas antes de un mes. Tras estas medidas, partió de inmediato hacia Madrid.


Un redactor del diario gubernamental, el Moniteur, intentó glorificar a su jefe escribiendo: «El emperador, con tropas muy inferiores a las del enemigo, ha logrado infligir a éste una sangrienta derrota». Pero Napoleón, que revisaba personalmente todos los partes de guerra, anotó al margen: «Idiota... No necesito gloria; me sobra. Lo que necesito es que crean que tengo soldados y no los tengo». De manera que cambió el texto, dejándolo en: «Con tropas muy superiores a las del enemigo, el emperador ha logrado una gran victoria».


Mientras tanto, el ejército español de la Izquierda había sido derrotado y dispersado en Espinosa de los Monteros, muy al norte de Burgos, tras una batalla muy disputada los días 10 y 11 de noviembre. El 23 de noviembre, el mariscal Lannes acometió en Tudela (Navarra) al otro gran ejército español, bajo el mando de Palafox y Castaños. El desastre fue incluso mayor que en Gamonal o en Espinosa de los Monteros. La única fuerza organizada que le quedaba a la Junta Suprema central eran los 20.000 hombres del Ejército de Reserva.

El 29 de noviembre Napoleón y su ejército llegaron al municipio de Boceguillas, al pie del Sistema Central. Para alcanzar Madrid bastaba con forzar el puerto de Somosierra, defendido por un ejército de tan sólo 9.000 hombres. Esta vez Napoleón asumió personalmente la dirección de las operaciones. Cuando vio que las despreciadas tropas españolas, escasas en número pero muy bien situadas y respaldadas por 16 piezas de artillería, rechazaban los primeros ataques franceses, ordenó a su caballería polaca realizar una carga casi suicida. Los polacos lograron neutralizar algunos cañones pero sufrieron pérdidas terribles, incluido su oficial al mando. Fue necesario que avanzase también la infantería para zanjar la cuestión. Ahora Madrid se hallaba casi indefensa.

La población de la capital estaba dispuesta a resistir, igual que Zaragoza o Gerona, pero las fortificaciones eran débiles e incomple-tas, las tropas eran poco numerosas y las armas más escasas todavía. Además, la Junta Suprema central había huido el 30 de noviembre. Sin embargo, cuando empezaron los combates, la población luchó de verdad, hasta que los franceses rompieron las endebles defensas y entraron en masa en la capital. Entonces las autoridades se vieron obligadas a capitular. Era el 14 de diciembre de 1808.


Napoleón creía que una vez derrotados los ejércitos enemigos y capturada la capital del Estado, la guerra había terminado, igual que en otros países de Europa. En su opinión, la Corona española que había robado en Bayona y luego había cedido a su hermano, ahora volvía a él por derecho de conquista, de manera que el 4 de diciembre lanzó en su propio nombre los llamados Decretos de Chamartín, reformando de forma radical la administración española. El primero suprimía todos los derechos feudales. El segundo abolía la Inquisición. El tercero suprimía dos tercios de los conventos existentes, confiscando sus bienes y usándolos para financiar la administración, el ejército e incluso para indemnizar a los damnificados por la guerra. El cuarto suprimía todas las aduanas interiores.


José Bonaparte, indignado porque se le ninguneaba, le escribió el día 8 a su imperial e imperioso hermano amenazando con renunciar a la Corona española. Para ahorrarse disgustos familiares, Napoleón aparentó ceder, pero lo que en realidad pensaba lo revelaba en sus cartas: «Es preciso que España sea francesa. Es para Francia por lo que hemos conquistado España con su sangre, con sus brazos, con su oro. Soy francés por todos mis afectos, al igual que lo soy por deber. He destronado a los Borbones sólo porque conviene a Francia y asegura mi dinastía. [...] Míos son los derechos de conquista; no importa el título de quien gobierne: rey de España, virrey, gobernador general... España debe ser francesa».

Tras pasar varias semanas en Chamartín, el 22 de diciembre Napoleón partió en busca del pequeño ejército británico del general John Moore, que intentaba escapar hacia la costa gallega. Esta campaña fue muy dura para ambos bandos pues aquel invierno fue excepcionalmente frío, con fuertes nevadas, niebla y continua lluvia helada. Las tropas británicas, fatigadas y hambrientas, mostraron muy poca disciplina y saquearon todo a su paso. Los campesinos comenzaron a vengarse matando a sus teóricos aliados cuando podían atraparlos de uno en uno o en grupos pequeños. Por su parte, los soldados imperiales, aunque mejor abastecidos, también protestaban y decían que los esclavos pasaban menos fatigas que ellos.


El 2 de enero de 1809, cerca de Astorga, Napoleón recibió un correo con noticias alarmantes: Austria se preparaba para la guerra. En Turquía, el sultán Mustafá IV había sido asesinado en una revuelta por los jenízaros, y el nuevo sultán, Mahmud II, hizo la paz con los británicos y atacó a los rusos, en cuya ayuda confiaba Napoleón para intimidar a Austria. Ahora los austríacos se encontraban con las manos más libres para ir a la guerra contra Napoleón, lo que, a su vez, repercutía en la situación española. Por si fuera poco, en Francia, Talleyrand, ministro de Exteriores, y Fouché, jefe de la policía, considerados siempre como enemigos irreconciliables, parecían conspirar juntos contra Napoleón, por lo que éste decidió regresar cuanto antes.


El 7 de enero, el emperador había retrocedido hasta Valladolid, donde permaneció hasta el día 17. El 19 alcanzó la frontera y al día siguiente cruzó el río Bidasoa. En cuanto llegó a París comenzó los preparativos para la guerra contra Austria. Como se consideraba (otra vez) liquidado el asunto español, Napoleón no dejó establecido un plan claro para rematar la campaña en la Península ni un mando central que coordinase a todos sus generales, con uno de ellos ejerciendo como comandante en jefe sobre el terreno. Pese a ello, en los meses siguientes sus ejércitos ganaron casi todas las grandes batallas en España, y ciudades y provincias iban cayendo una tras otra... El dominio francés sobre la antigua monarquía de los Borbones pareció casi asegurado durante un tiempo. Hasta que, en 1812, Napoleón retiró unas pocas tropas para la invasión de Rusia. De inmediato se hizo evidente lo frágil e ilusorio de todo lo conseguido por los franceses tras cuatro años de guerra, pero entonces ya fue demasiado tarde para enmendar el error.


FUENTE- Juan José Sánchez Arreseigor. Historiador.