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miércoles, 7 de octubre de 2015

RAMON MUNTANER NIÑERO DE UN PEQUEÑO INFANTE

CURIOSIDADES:


Ramon Muntaner escribió una gran crónica donde recogió multitud de episodios de los que fue testigo. De esas se recoge abajo parte del capítulo 269 de la crónica donde se describe el viaje desde Sicilia a Rosellón entre agosto y octubre de 1315. Se sabe que el día 5 de abril del mismo a-ño nació en Catania el fínate don Jaime, hijo del infante Fernando de Mallorca y de Isabel de Sabrán. Su padre el infante don Fernando, que tuvo que volver hacía Grecia pero estimó oportuno llevar al pequeño infante a Perpiñán, donde residían sus abuelos, Jaime II de Mallorca y Esclarmorda de Foix. El traslado se encomendó a Ramón Muntaner. Un hecho importante, tanto en la salida como en la llegada del viaje, se iba a levantar acta notarial que diera fe que el pequeño infante de cuatro meses era en realidad él. Al ser tan pequeño hubiera sido muy fácil una suplantación. Este infante sería Jaime III, el último rey de Mallorca, que morirá defendiendo sus derechos en la batalla de Lluchmajor. 


RAMON MUNTANER ESCRIBIENDO SU CRÓNICA MINIATURA DEL CÓDICE CONSERVADO EN EL ESCORIAL


Verdad es que así que el infante don Fernando de Mallorca hubo partido de Messina, yo fleté una nave de Barcelona que estaba en el puerto de Palermo, que era de Pere Desmont, y la hice ir a Mesina y de aquí a Catania. Y también envié una dama noble, muy buena mujer, natural del Ampurdán, que se llamaba doña Agnés de Adri, que era viuda y había venido a Sicilia en la compañía de doña Isabel de Cabrera, esposa del noble don Bernat de Sarriá; y aquella había tenido 22 hijos, y era muy piadosa y muy buena. Convencí a doña Isabel y a su noble esposo que me la dejaran para que yo le recomendara al señor infante don Jaime, hijo del señor infante don Fernando. Cortésmente me la dejaron; y yo le encargué el cuidado del señor infante, ya que había tenido tantos hijos y era buena y buen y honrado linaje. También disponía yo de una buena mujer que había pertenecido a la casa del señor infante Don Fernando, que había sido enviada por la reina de Mallorca en cuanto supo que aquél se había casado. Luego conseguí dos mujeres más,. Y el infante tenía nodriza buena y de excelente complexión, que era de Catania, la cual lo criaba con mucho afecto. Y además de esta me procuré dos nodrizas más, que metí con sus hijos en la nave, para que, si una se quedaba sin leche, las otras estuvieran prestas, y por esta razón las metí con sus hijos, por si las necesitábamos.

Y así dispuse mi travesía, y armé muy bien la nave; puse en ella ciento veinte hombre de armas, nobles y villanos, y todo cuanto era preciso para alimentarnos y para defendernos. En cuanto tuve la nave preparada en Mesina, llegó de Clarenza de Grecia una barca armada que el señor infante enviaba al señor rey Federico, haciéndole saber, entre otras cosas, que yo debía salir pronto de Sicilia, lo que yo hice de buen grado. Por tierra me fui a Catania, adonde hice que arribara la nave, desde Mesina, y así, a los pocos días de llegar a Catania se encontró allí la nave, e hice que todos embarcaran.

Y cuando llegó el momento de embarcar al señor infante, Ot de Novelles reunió a todos los caballeros catalanes, aragoneses y latinos que había en Catania, y a todos los honrados ciudadanos, y dijo en presencia de todos ellos:

“Señores, ¿reconocéis en este al infante don Jaime, hijo del infante don Fernando y de doña Isabel, su esposa?”.

Y todos respondieron que sí, que habían estado presentes en su bautizo y después lo había visto y reconocido constantemente: “Estamos seguros que es él”.

Y sobre esto Ot levantó escritura pública; y después repitió aquellas mismas palabras, le respondieron igualmente, e hizo hacer otra escritura. Luego lo puso en mis brazos y en mis manos; y quiso tener de mí otra escritura en la que yo lo declaraba libre del juramento y del homenaje que me había hecho y en la que se reconocía haber recibido al infante.

Esto acabado, llevándolo en brazos lo saqué de la ciudad, con más de dos mil personas que me seguían, y lo entré en la nave. Todos le hicieron la señal de la Cruz y lo bendijeron. Aquel día llegó a Catania un portero del señor rey que, de su parte, trajo al señor infante dos pares de vestidos de ropa de oro con pieles.

Y así zarpamos de Catania el primero de agosto del año mil trescientos quince. Así que llegué a Trápani recibí una carta en la que se me decía que me guardara de cuatro galeras que el rey Roberto de Nápoles había armado contra mí, con intención de apoderarse del infante, pues suponía que si se hacía con él recuperaría la ciudad de Clarenza. En cuánto lo supe reforcé más la nave poniendo en ella más armas, más gente y otras muchas cosas.

Zarpamos de Trápani y el tiempo fue tal que hasta el día de Todos los Santos no tocamos tierra de Cataluña. Os aseguro que durante aquellos noventa y un día ni el infante, ni yo ni ninguna de las mujeres salimos a tierra. En la isla de San Pedro se nos unieron 24 naves de catalanes y genoveses, y navegamos juntos porque todos íbamos hacia poniente. Y tuvimos tal temporal que siete de ellas se perdieron, y nosotros y las demás estuvimos a punto de perecer. Pero quiso Dios que el día de Todos los Santos llegáramos al puerto de Salou. El mar nunca causó ningún trastorno ni al infante ni a mí, y no dejé de mis brazos mientras duró el temporal, ni de día ni de noche, y yo lo tenía que sostener cuando mamaba, porque la nodriza no podía sentarse de tan mareada como estaba, y lo mismo les ocurría a las otras mujeres.

En cuanto llegamos a Salou el arzobispo de Tarragona, por medio de Don Pere de Rocabertí, nos envió las acémilas que necesitábamos y nos hizo albergar en casa de Guanenchs. Luego, en cortas jornadas, legamos a Barcelona, donde encontramos al señor rey de Aragón, que acogió muy bien al señor infante, lo quiso ver, lo acarició y lo bendijo. Luego seguimos nuestro camino con lluvias y mal tiempo; pero yo había hecho hacer unas andas en las que cómodamente iban el infante y la nodriza; llevaba una cubierta de lienzo encerado y encima una tela bermeja; y había veinte hombres que se turnaban en llevar las andas en las espaldas.

En ir de Tarragona a Perpiñán invertimos 23 días. En Báscara encontramos a fray Ramón Saguardia con diez jinetes que la reina de Mallorca había enviado para que acompasen al señor infante; no se separaron de nosotros, junto con cuatro porteros del señor rey, hasta que estuvimos en Perpiñán.
Cuando llegamos al Voló, al atravesar el rio Tech, todos los hombres de la villa salieron, se cargaron las andas en las espaldas y llevaron al señor infante a la otra orilla.

Aquella noche los cónsules y gran número de prohombres de Perpiñán, y todos los caballeros que había en la ciudad, estuvieron con  nosotros; y hubiera habido muchos más, pero el señor rey de Mallorca estaba en Francia. Y así entramos en Perpiñán con gran honor, y nos dirigimos al castillo, donde estaba la reina, madre del señor rey de Mallorca, y del señor infante don Fernando, y la reina esposa del señor rey de Mallorca; y ambas, al vernos subir al castillo, bajaron hasta la capilla.


FACHADA NORTE DEL PALACIO DE LOS REYES DE MALLORCA EN PERPIÑÁN CAPITAL DEL REINO DE MALLORCA


Cuando estuvimos en la puerta del castillo, yo tomé en brazos al señor infante, y con gran alegría lo llevé hasta las reinas, que estaban sentadas juntas. Y Dios nos conceda a todos el mismo gozo que tuvo mi señora la reina su abuela cuando lo vio tan gracioso y bueno, con la cara sonriente y bella, y vestido de ropa de oro, con capa catalana y pellote y con una capucha del mismo paño en la cabeza. Me acerqué a las reinas, me arrodillé y les besé a las dos las manos, e hice que el señor infante besara la de la reina su abuela. Y en cuanto se las hubo besado, ella quiso cogerlo con las manos, pero yo le dije:

“Señora, vuestra gracia y meced no se incomode, porque hasta que me haya aligerado de la carga que tengo no lo tomaréis.”

Y mi señora la reina, sonriendo, dijo que le placia. Y yo seguí: “Señora, ¿Está aquí el lugarteniente del señor rey?”.

“Señor”, dijo ella, “Vedlo aquí”.

Y él se adelantó; y en aquella ocasión era lugarteniente Huguet de Totzó. Pregunté si estaban el baile, el veguer y los cónsules de la villa de Perpiñán; y estaban también los caballeros y todos los hombres honrados que se encontraban en Perpiñán., Y cuando todos estuvieron presentes, hice venir a las damas, nodrizas y caballeros, ya la nodriza de don Fernando. Y ante las damas, las reinas y los demás, les pregunté tres veces.

“¿Este niño que te3ngo en brazos, conocéis que sea el infante don Jaime, primogénito del señor infante don Fernando de Mallorca y de doña Isabel, su esposa?”.

Y todos contestaron que sí. Lo dije tres veces, y  las tres contestaron que sí, y que era cierto lo que yo decía. Cuando hubieron hablado así, dije al escribano que me levantase acta. Y después dije a la reina, madre del señor infante don Fernando:

“Señora, ¿Creéis que este sea el infante don Jaime, hijo del infante don Fernando, hijo vuestro, que engendró en doña Isabel, su esposa?” Y ella respondió: “Sí”.


JAIME III EL PEQUEÑO INFANTE


Y también lo dije tres veces, y a cada una me respondió que me daba por bueno, por leal y por libre, y que me exoneraba de cuanto debía a él y a su hijo. Y de esto también se levantó acta.

Y cuando todo esto se hubo acabado, entregué en buena hora al dicho señor infante don Jaime. Y ella lo tomó y lo besó más de diez veces; y luego lo cogió la reina joven y también lo besó muchas veces; y finalmente lo volvió a coger la reina su abuela y lo entregó a su dama doña Perellona, que estaba cerca.

Y así salimos del castillo y fuimos al albergue donde yo debía residir, o sea a casa de Pere Batlle, y esto pasaba por la mañana. Después de comer volví al castillo y di las cartas que llevaba del señor infante don Fernando a la reina su madre, y las que llevaba para el rey de Mallorca, y les comuniqué los mensajes que se me habían encomendado.

¿Qué os diré? 15 días estuve en Perpiñán,,y todos los días iba dos veces a ver al señor infante, tal era la añoranza que sentí en cuanto me separé de él, que no sabía que me pasaba. Y me hubiera quedado más tiempo, a no ser que Navidad se nos echaba encima; y me despedí de las dos reinas y de todos los de la corte, pagué a los que me habían acompañado, y devolví a doña Agnés de Adri a su casa, cerca de Bañolas. Y la reina se portó muy bien conmigo y con todos los demás.


miércoles, 30 de septiembre de 2015

LA BATALLA DE EYLAU

CURIOSIDADES:


Este es el testimonio de un participante de esta batalla acontecida en el 8 de febrero de 1807 en la actual Ilawka, anteriormente Eylau, entre las fuerzas rusas y las fuerzas de Napoleón. Su protagonista, el general francés barón de Marbot.


NAPOLEON EN EL CAMPO DE BATALLA DE EYLAU POR ANTOINE JEAN GROS
 

El 8 de febrero por la mañana, la posición de los dos ejércitos era la siguiente: los rusos tenían Serpallen a su izquierda; su centro ante Auklapen, su derecha en Schmoditten, y aguardaban ocho mil prusianos que debían presentarse en Althoff y formar su extrema derecha. El frente de la línea enemiga estaba cubierto por quinientas piezas de artillería de la que la menos había un tercio de gran calibre. La situación de los franceses era mucho menos favorable pues no habiendo llegado todavía sus dos alas, el Emperaodr sólo tenía, al comenzar la acción, una parte de las tropas con las qué había contado para dar la batalla. El cuerpo del mariscal Soult fue colocado a la derecha, que era la izquierda de Eylau; la guardia en esta ciudad; el cuerpo de Augereau estaba entre Rotchenen y Eylau, frente a Serpallen.

El enemigo formaba, como se ve, un semicírculo alrededor de nosotros, y los dos ejércitos ocupaban un terreno en el que hay numerosos pantanos, pero la nieve los cubría.

Ninguno de los dos bandos se dio cuenta de ello ni disparó proyectiles a rebote para romper el hielo, lo que habría llevado a una catástrofe semejante a la que tuvo lugar en el lago Satschan, al final de la batalla de Austerlitz.

El mariscal Davout, que esperábamos a nuestra derecha, hacia Molwitten, y Ney, que había de formar nuestra izquierda por la parte de Alhoff no había parecido aún cuando, al apuntar el día, hacia las ocho aproximadamente, los rusos comenzaron el ataque con una preparación artillera de las más violentas, a la que nuestra artillería, aunque menos numerosa, respondió con tanta mayor ventaja cuando nuestros artilleros, mucho más informados que los del enemigo, apuntaban a masas humanas sin parapetar, mientras la mayoría de los proyectiles rusos se estrellaban contra las paredes de Rothenen y Eylau. Una fuerte columna enemiga avanzó pronto para tomar esta última población; fue vivamente rechazada por la guarida y por las tropas del mariscal Soult.

El emperador supo entonces, con alegría, que desde el campanario se veía acercarse el cuerpo de ejército de Davout, llegando por Molwitten y marchando sobre Serpallen, de donde expulsó a la izquierda de los rusos, que rechazó hasta kalein – Sausgarten.

El mariscal ruso Benningsen viendo su izquierda derrotada y su retaguardia amenazada por el audaz Davout, decidió aplastarle llevando contra él una gran parte de sus tropas. Entonces, Napoleón quiso impedir este movimiento haciendo una diversión sobre el centro enemigo y mandó a Augereau ir a atacarlo, aunque preveía la dificultad de esta operación.

Pero hay en los campos de batalla circunstancias en que es preciso saber sacrificar algunas tropas para salvar le mayor número y asegurar la victoria. El general Corbineau, ayudante de campo del Emperador, fue muerto junto a nosotros de un cañonazo en el momento en que llevaba a Augereau la orden de marchar. Este mariscal, pasando con sus dos divisiones entre Eylau y Rothenen, avanzó fieramente, contra el centro de sus enemigos, y ya la catorceava línea de nuestra vanguardia se había apoderado de la posición que el Emperador había ordenado tomar y conservar a toda costa, cuando las numerosas piezas de grueso calibre que formaban semicírculo en derredor de Augereau lanzaron una lluvia de obuses y metralla tal, que no la hay semejante en memoria humana.
En un instante nuestras dos divisiones fueron machacadas bajo esa lluvia de hierro. El general Desjardins murió, el general heudelet fue gravemente herido. No obstante, se resistió firmemente hasta que, habiendo quedado casi enteramente destruido el cuerpo de ejército, fue forzoso transportar lo que quedaba cerca del cementerio de Eylau, excepto la línea 14 que, totalmente rodeada de enemigos, permaneció sobre el montículo que ocupaba. Nuestra situación era tanto más enfadosa por cuanto un viento muy violento nos lanzaba al rostro una nieve muy espesa que impedía ver más de quince pasos de distancia, de manera que varias baterías francesas dispararon sobre nosotros junto con las enemigas. El mariscal Augereau fue herido por un vizcaíno. 


SIMON FORT PINTÓ UNA DE LAS CARGAS DE CABALLERIA MÁS GRANDE DE LA HISTORIA EN EYLAU


No obstante, el sacrificio del 7º cuerpo había producido un buen resultado, pues no sólo el mariscal Davout, desembarazado por nuestro ataque, había podido mantener sus posiciones sino que se había apoderado de Klein – Sausgarten y había llevado su vanguardia hasta Kuschitten, sobre la retaguardia enemiga. Fue entonces cuando el Emperador, queriendo dar el gran golpe, hizo pasar entre Eylau y Rothenen noventa escuadrones mandados por Murat.

Estas terribles masas, cargando sobre el centro de los rusos, lo hunden, lo sablean y lo ponen en el mayor desorden. El valiente general D’Hautpoul murió en el choque al frente de sus coraceros, como el general Dahlmann, que había sucedido a Morland en el mundo de los cazadores de la Guardia. El éxito de nuestra caballería aseguraba la victoria en la batalla.

En vano ocho mil prusianos que habían escapado a la persecución del mariscal Ney, entrando por Althoff, intentaron un nuevo ataque dirigiéndose, no se sabe por qué, a Kuschitten, en vez de marchar sobre Eylau; el mariscal Davout los rechazó, y al llegar el cuerpo de Ney que apareció al caer el día en Schmoditten, haciendo temer a Benningsen quedarse con las comunicaciones cortadas, ordenó este últimoi la retirada hacia Koeningberg dejando a los franceses dueños de aquel horrible campo de batalla, cubierto de cadáveres y de moribundos. Desde la invención de la pólvora no se habían visto tan horribles efectos, pues, considerando los efectivos que combatieron en Eylau, es de todas las batallas antiguas y modernas aquella cuyas pérdidas fueron mayores relativamente.
Los rusos tuvieron veinticinco mil hombres fuera de combate, y aunque se haya rebajado a diez mil el número de franceses heridos por el hierro o el fuego, lo evalúo al menos en veinte mil hombres. ¡El total para los dos ejércitos fue, pues, de cuarenta y cinco mil hombres, de los que murieron más de la mitad!

El cuerpo de ejército de Augereau estaba casi enteramente destruido. De quince mil hombres al principio de la acción sólo le quedaban tres mil, mandados por el teniente coronel Massy: el mariscal, todos los generales y todos los coroneles habían sido heridos o muertos.

Cuesta trabajo comprender por qué Benningsen, sabiendo que Davout y Ney estaban aún en retaguardia, no aprovechó su ausencia para atacar la población de Eylau al apuntar el día, con las numerosísimas tropas del centro de su ejército, en vez de perder un tiempo precioso cañoneándonos pues la superioridad de sus fuerzas le había convertido, ciertamente, en dueño de la ciudad antes de llegar Davout, y el Emperador hubiese sentido entonces haber avanzado tanto en vez de fortificarse en la meseta de Ziegelhof para esperar la llegada de sus alas, tal como lo había proyectado la víspera.


SITUACIÓN DEL CAMPO DE BATALLA LA MAÑANA DE 8 DE FEBRERO


Al día siguiente de la batalla, el Emperador mandó perseguir a los rusos hasta las puertas de koeningsberg, pero habiendo algunas fortificaciones en esta ciudad, no juzgó prudente atacarla con tropas debilitadas por sangrientos combates, estando además casi todo el Ejército ruso en Koeningsberg y alrededores.

Napoleón pasó varios días en Eylau, para recoger a los heridos y reorganizar sus ejércitos. El cuerpo del mariscal Augereau estaba casi destruido y sus restos fueron repartidos en otros tres cuerpos. El mariscal obtuvo un permiso para regresar a Francia a curar su herida. El emperador, viendo lejos ya el grueso del Ejército ruso, estableció sus tropas en guarnición en ciudades, burgos y pueblos, por el Bajo Vistula. Durante fines de invierno no hubo hechos notables más que la toma de la plaza fuerte de Dantzig por los franceses. Las hostilidades en campo abierto no se reemprendieron hasta el mes de junio, como veremos después.

No he querido interrumpir aquí la narración de la batalla de Eylau para contaros lo que me sucedió en este terrible conflicto; pero para que podáis comprender este triste relato precisa remontarme al otoño de 1805, en que los oficiales del Gran Ejército hacían los preparativos para la batalla de Austerlitz completando sus equipos.

Yo tenía dos caballos buenos, y buscaba otro mejor, un caballo de batalla. La cosa era difícil, pues aunque entonces los caballos fueron infinitamente menos caros que hoy, su precio era aún bastante alto y yo tenía poco dinero. Encontré por fin una mula, llamada Lissetta, que tenía un defecto terrible y felizmente poco frecuente; mordía como un bulldog y se arrojaba con furia sobre las personas que le desagradaban, cosa que obligó a M. Finguerlin a venderla.

Era costumbre, en el Ejército imperial, que los ayudantes de campo se colocasen en fila, a algunos pasos de su general, y el que estaba en cabeza, marchase el primero, y volviese a colocarse el último después de cumplir la misión que el general le ordenaba, a fin de que, partiendo cada cual a su turno correspondiente, los peligros quedasen equitativamente repartidos.

Un bravo capitán de ingenieros llamado Froissard, que aunque no era ayudante de campo servía al mariscal Augereau, hallándose el primero de la fila, fue encargado de la misión de llevar la orden de ataque al 14º de línea. Froissard partió al galope y le perdimos de vista entre los cosacos, y le vimos más ni supimos qué había sido de él.

El mariscal, viendo que el 14º de línea no se movía, envió a otro oficial llamado David: tuvo la misma suerte que Froissard; no oímos hablar más de él. Es probable que los dos quedasen muertos y despojados, y no se los pudo reconocer entre los numerosos cadáveres de que había quedado cubierto el suelo.

Por tercera vez, el mariscal llama: “¡El oficial de turno para un mensaje!”¡Me tocaba a mí, ahora!

Al verme, presintiendo tal vez la muerte de su antiguo camarada, su ayudante predilecto, los ojos del buen mariscal se llenaron de lágrimas, pues no podía disimularse que me enviaba casi a una muerte cierta; pero era preciso obedecer al Emperador; yo era un soldado; no se podía enviar a uno de mis compañeros en mi lugar, no yo lo hubiese consentido. Hubiera sido deshonrarme. Y me lancé.

Pero aunque iba a sacrificar mi vida, creí un deber tomar las precauciones necesarias para salvarla. Yo había notado que los dos oficiales que partieron antes que yo llevaban sable en mano, lo que me llevaba a creer que tenían intención de defenderse contra los cosacos que los atacaban durante el trayecto; defensa irreflexiva, según mi parecer, pues les había obligado a detenerse para combatir una multitud de enemigos que habían terminado por aplastarlos. Me puse, pues, a la tarea con otro plan; dejé mi sable envainado y me consideré un jinete que quiere ganar un premio de carrera y se dirige lo más de prisa posible, y por la línea más corta hacia el objetivo indicado, sin preocuparse de lo que tenga a la derecha o a la izquierda o ante sí. Mi meta era el 14º de línea y decidí alcanzarlo sin fijarme en los cosacos, que anulé en mi mente.

Este plan me salió a pedir de boca. Lissetta, más ligera que un golondrina, volando más que no corriendo, devoraba el espacio, franqueaba montones de cadáveres de hombres y caballos, los fosos, los fustes de trincheras rotos, las llamas mal apagadas de los vivaques. Miles de cosacos dispersos cubrían la llanura. Los primeros en verme hicieron como cazadores que han visto la liebre; me señalaron unos a otros con gritos  “¡Tuya, tuya!” Pero ninguno de ellos intentó detenerme, primero por la extrema velocidad de mi carrera, y también porque, siendo tan numerosos, cada cual creía que no podría escapar a sus caradas que encontraría luego. De este modo pasé entre todos y llegué al 14º de línea sin que no ni yo ni mi magnifica mula hubiésemos recibido el menor arañazo.


CARGA DE CORACEROS EN EYLAU POR CHARPENTIER


Encontré el 14º formado en cuadro en lo alto de la loma; pero como las pendientes del terreno eran muy suaves, la caballería enemiga había podido dar varias cargas contra el regimiento francés, el cual, rechazándolas con vigor, estaba rodeado ahora de un círculo de caballos y dragones rusos muertos que formaban una especie de parapeto, dejando aquella posición casi inaccesible a la caballería, pues a pesar de la ayuda de nuestros infantes, tuvo mucho trabajo en pasar por encima de aquel sangriento y horrible atrincheramiento.

Por fin estaba dentro del cuadro. Desde la muerte del coronel Savary, muerto en el paso del Ukra, el 14º estaba mandado por un jefe de batallón. Cuando, entre una granizada de obuses, transmití a este militar la orden de abandonar la posición para intentar unirse al cuerpo del ejército, el me hizo observar que la artillería enemiga, disparando desde hacia una hora sobre el 14º le había infligido tales bajas, que el puñado de soldados que le quedaba serían infaliblemente exterminados si bajaban al llano; que tampoco tendría tiempo de preparar la ejecución de este movimiento puesto que una columna de infantería rusa se acercaba; estaba ta a cien pasos de nosotros.

“- No veo medio de salvar el regimiento”, dijo el jefe del batallón, “volved al lado del Emperador y decidle adiós de parte del 14º de línea que ha ejecutado fielmente sus órdenes, y llevadle esta águila que nos había dado y que no podemos defender. ¡Sería demasiado triste morir viéndola caer en manos del enemigo!”

Y el comandante me entregó su águila, que los soldados, gloriosos restos de aquel regimiento intrépido, saludaron por última vez con gritos de “¡Viva el Emperador!” ¡Ellos que por él iban a morir! Era el Cesar, morituri te salutant de Tácito, pero pronunciado por héroes.

Las águilas de infantería eran muy pesadas, y su peso estaba aumentado por una grande, y fuerte asta de madera de encina en la cual se fijaba esa insignia. La longitud del palo me estorbaba mucho, y como ello, sin su águila, no era ningún trofeo, decidí con consentimiento del comandante, romperla para llevarme el águila solo. Pero en el instante en que, desde mi silla de montar, me inclinaba hacia delante para tener más fuerza en mi operación, una bala de cañón de los rusos atravesó el pico posterior de mi sombrero, a pocos centímetros de mi cabeza. Como llevaba un barbiquejo de cuero que me lo ataba fuertemente a la barbilla, aquello me produjo una sacudida en la cabeza que me atontó, aunque no caí del caballo. Me salía sangre por la nariz, orejas y ojos; no obstante, aún oía, observaba, comprendía, aunque mis miembros estuvieron paralizados y me fuese imposible mover un solo dedo.

Mientras la columna de infantería rusa que habíamos visto llegaba al montículo. Eran granaderos, con cascos de metal en forma de mitra. Saturados de aguardiente, en número infinitamente superior, se arrojaron con furia sobre los débiles restos del infortunado 14º, cuyos soldados, desde hacía unos días, solo comían patatas y bebían nieve fundida; y aquel día no habían tenido tiempo de preparar ese miserable ágape. No obstante, nuestros bravos franceses se defendieron valientemente a la bayoneta, y cuando el cuadro estuvo hundido, se agruparon en varios pelotones y sostuvieron largo tiempo aquel desigual combate.

En este espantoso choque, muchos de los nuestros, a fin de no verse heridos por detrás, se adosaron a los flancos de mi mula mordedora, que contrariamente a su costumbre, esta impasible. Si yo me hubiese podido mover, la había llevado adelante para alejarla de aquel campo de carnicería, pero me era absolutamente imposible apretar las piernas para transmitir a mi montura mi voluntad. Mi posición era tanto más espantosa cuanto que, como he dicho, había conservado yo la facultad de ver y de pensar… No solo se estaban batiendo en derredor mío, lo que me exponía a recibir un bayonetazo, sino que un oficial ruso que tenía una cara atroz, hacia constantes esfuerzos para traspasarme con su espada, y como la multitud de combatientes le impedía llegar hasta mí, me señalaba a sus soldados, que tomándome por jefe de los franceses, porque era el único a caballo, disparaban sobre mi por encima de la cabeza de sus camaradas. Numerosas balas me silbaban en los oídos. Una de ellas me hubiese quitado la poca vida que me quedaba, cuando un incidente inesperado vino a alejarme de esta espantosa brega.

Entre los franceses adosados a mi mula había un furriel, al que yo conocía. Este hombre, atacado por varios granaderos enemigos, cayó bajo las patas de lissetta, y se agarró a mi pierna, para intentar levantarse, cuando un granadero ebrio e inseguro en sus golpes, habiéndole querido rematar, erró el golpe, perdió el equilibrio, se erguió, y al ver que yo no caía, me atravesó el brazo izquierdo con la bayoneta. Sentí un placer monstruoso al sentir correr mi sangre caliente por mi cuerpo helado. El granadero ruso, redoblando su furor, me daba golpe tras golpe, hasta que a consecuencia de los esfuerzos perdió pie y cayó. Su bayoneta se hundió en el muslo de mi mula, que devuelta por el dolor a sus instintos feroces, se precipitó sobre el ruso, y de un bocado le arrancó la nariz, labios y párpados, toda la piel de la cara, que parecía un cadáver viviente y enrojecido. ¡Era espantoso verlo¡ después, lanzándose con furia entre los combatientes, coceando y mordiendo, derribó todo lo que hallaba a su paso. El oficial enemigo que tan a menudo había tratado de herirme quiso sujetarla por la brida, pero ella le agarró por el vientre, alzándolo, le llevó debajo de la loma fuera de la lucha y después de hacerlo trizas a mordiscos y coces, le dejó moribundo sobre la nieve. Tomando después el camino por donde había venido, me llevó a galope tendido hacia el cementerio de Eylau. Gracias a la silla de húsar que yo llevaba, pude mantenerme a caballo, pero me esperaba un nuevo peligro.

La nieve caía de nuevo y reinaba gran oscuridad cuando, llegando a Eylau, me encontré frente a un batallón de la vieja guardia, que desde lejos me tomó por un oficial enemigo que mandaba una carga de caballería. El batallón entero hizo fuego sobre mí. Mi capa y mi silla quedaron acribilladas, pero no fui herido, ni tampoco mi mula, que atravesaba las tres filas del batallón con tanta facilidad como una culebra atraviesa un seto… Pero este último impulso había agotado las fuerzas de lissetta, que perdía mucha sangre pues tenía una de las gruesas venas del muslo cortada. La pobre bestia cayó al fin y yo rodé por el suelo.

Tendido sobre la nieve entre los montones de muertos y agonizantes, no pudiendo moverme de ninguna manera, perdí insensiblemente la consciencia de mi mismo. Me parecía que me columpiaban dulcemente. En fin, me desmayé, y no bastó a despertarme el gran estruendo que en aquel instante debieron producir los noventa escuadrones de Murat, a la carga decisiva, pasando junto a mí o tal vez por encima de mí.

Estimo que mi desmayo duró cuatro horas, y al reanimarme, he aquí la horrible situación en que me encontraba; estaba completamente desnudo9, con solo mi sombrero y mi bota derecha. Un soldado, creyéndome muerto, e había despojado según costumbre y queriendo quitarme la única bota que me quedaba, me tiraba de una pierna apoyando su pie sobre mi vientre. Las fuertes sacudidas que me daba me habían reanimando, logré incorporarme, y escupí unos cuajones de sangre que me tapaban la garganta. La sacudida producida por el viento del obús me había producido una equimosis considerable; tenía la cara, los hombros y el pecho ennegrecidos, mientras la sangre que salió de mi herida en el brazo teñía el resto de mi cuerpo. Mi sombrero y cabellos estaban llenos de nieve ensangrentada; mis ojos extraviados sumaban horror a mi aspecto. El soldado se alejó con mis ropas sin que me fuese posible dirigirle una sola palabra, tan grande era mi postración. Pero había recobrado mis facultades mentales y mi pensamiento se dirigía a Dios y a mi madre.

El sol poniente lanzó algunos débiles rayos entre las nubes; me despedí de él creyendo verlo por última vez. Si al menos no me hubiesen desnudado, alguno de los numerosos individuos que pasaban junto a mi hubieran reconocido un oficial en mi uniforme, y me haría transportar en una ambulancia; pero al verme desnudo, me confundían con los muchos cadáveres de que estaba rodeado. Y pronto no habría ninguna diferencia entre éstos y yo. No podía pedir socorro y la noche se echaba encima, aumentaba el frío….¿Podría soportarlo hasta el amanecer cuando ya sentía aterirse mis miembros uno a uno?


EL PROTAGONISTA DE LA HISTORIA EL BARÓN DE MARBOT


Ya esperaba morir, pues si un milagro me había salvado entre el espantoso choque de los rusos del 14º, ¿podría esperar un segundo milagro para salir de la horrible situación en que me encontraba? Pues el segundo milagro tuvo lugar, y he aquí cómo. Un ayuda de cámara del mariscal Augereau, a favor del cual yo había intercedido, para que no fuese castigado por haber dado una mala respuesta a su amo, y que me estaba agradecido me reconoció… La alegría de aquel valiente, al que debo la vida, fue extremada. Llamó a mi criado, a algunos ordenanzas, y me hizo llevar a una granja, donde me frotó el cuerpo con ron mientras iban a buscar al doctor Raymond. Este llegó, vendó mi herida del brazo, y declaró que la expansión de la sangre me había salvado.

No tardé en verme rodeado de mi hermano y de mis camaradas. Dieron algún dinero al soldado que se había llevado a mis ropas, para que devolviera los despojos; pero como estaban impregnados de agua y de sangre, el mariscal Augereau me hizo envolver en ropas de su propiedad. El Emperador había autorizado al mariscal a ir a Landsberg, pero su herida le impedía montar a caballo; sus ayudantes se procuraron un trineo en el que habían colocado una carrocería de cabriolé. El mariscal, que no se decidía a abandonarme, em hizo agregar a su persona, pues yo estaba demasiado débil para mantenerme sentado.

Antes de que me relavasen del campo de batalla vi de nuevo a mi pobre lissetta. El frio, coagulando la sangre de su herida, le había taponado; el animal volvió a ponerse en pie y comía paja de los vivaques que los soldados habían usado la noche antes.


jueves, 23 de julio de 2015

LA HISTORIA DEL SUDÁN

 CURIOSIDADES:



En la época de los faraones en Egipto, la tierra que es la parte norte de Sudán era conocida como la tierra de Cus, Cus puede ser una palabra egipcia que significa desolado o miserable. Esta era la tierra por encima de la primera catarata del Nilo.

Como miserable como la tierra que era todavía tenía las materias primas que los egipcios deseaban tales como el oro, piedra cornalina, incienso y marfil. Y había esclavos que podrían ser adquiridos a partir de los etíopes. El egipcio pagó por este comercio en granos.

Este comercio continuó bajo el Imperio Antiguo (2770-2180 aC) y el Imperio Medio (2180-1720 aC), pero terminó cuando los hicsos conquistaron Egipto. Durante el período en que Egipto estaba bajo control de los hicsos  no dominaron Cus, lo que permitió que los etíopes desarrollasen un concepto de nación. Cuando los egipcios derrocaron los hicsos  luego conquistaron Cus y la unieron como una provincia del Imperio Nuevo (1570-1100 aC). Cus fue asimilado en la esfera cultural egipcia.

Cuando el poder del Imperio Nuevo egipcio decayó Cus fue capaz de emerger de nuevo como un estado independiente alrededor de 800 aC. El poder del Imperio Nuevo había disminuido tanto que Cus fue capaz de conquistar el Alto Egipto alrededor de 750 aC y una década más tarde conquistó el Bajo Egipto, una vez más se unió Egipto, pero ahora bajo control etíope. La dinastía etíope luego se enfrentó al Imperio Asirio en lo que hoy es Siria. Esto llevó a una invasión asiria de Egipto, que expulsó a los gobernantes cusitas de Egipto que volvieron de nuevo a Cus.


PIRÁMIDES DE MEROE


Después de que los gobernantes cusitas fueron expulsados
​​de Egipto alrededor del 670 aC, los nativos egipcios restablecieron  el reino egipcio. Una generación más tarde este nuevo Egipto Unido invadió y destruyó la capital etíope de Napata, obligando así a los etíopes para establecer una nueva capital más en el interior de Cus en Meroe. Napata sobrevivió como centro religioso, incluso después de Meroe se convirtió en la capital política.

La presión egipcia en Cus desapareció en los siguientes siglos como Egipto se convirtió en el blanco de los conquistadores a su norte.

El etíope Unido en Meroe sobrevivió, prosperó y se amplió. Llegó hasta el sur de la confluencia del Nilo Blanco y el Nilo Azul, donde la ciudad de Jartum se ubica actualmente. Pero esta prosperidad y expansión hicieron también el motivo de las invasiones. Estas llegaron  desde el norte (el ejército romano en Egipto), desde el este (nómadas del desierto llamados Blemmeyes), desde el oeste (nómadas del desierto llamados Nobatae que se establecieron en Meroe), y desde el sureste (el Reino de Axum Etiopía). Finalmente una invasión de Axum conquistó Meroe y destruyó el etíope Unido. Tres reinos separados posteriormente surgieron en la región. Éstos eran:

    Nobatia (de los nómadas Nobatae que se establecieron en el etíope Reino de Meroe): Su capital estaba en Faras, en lo que hoy es Egipto. Este reino también se conoce como Ballanah.
    Muqurra: Su capital estaba en Dunqulah. La moderna ciudad de Dunqulah está a unos 150 km al norte de la ciudad vieja.
    Alwa: Fue en el sur con su capital en Sawba.

Después vinieron los reinos cristianos de Nubia: Los estados organizados de Nubia se convirtieron al cristianismo monofisita de Egipto copto en alrededor de 600 de la CE. La jerarquía de la iglesia se basaba en Alejandría. Este enlace a Alejandría era importante, ya que requiere una comunicación frecuente entre los reinos de Nubia y Alejandría. Invasores árabes conquistaron Egipto en 640 y luego intentaron, sin éxito,  la conquista de los reinos de Nubia. Si bien el control Árabe de Egipto no limitaría necesariamente el contacto nubio con Alejandría, la presión militar árabe en Nubia no consiguió aislar a los cristianos de Nubia de la jerarquía de la Iglesia de Alejandría.


LOS REINOS CRISTIANOS DE NUBIA


Después de los intentos fallidos por los árabes para invadir y conquistar Nubia los gobernantes árabes de Egipto negociaron tratados que permitieron el comercio y los viajes. Tales tratados rigen la relación entre Nubia y Egipto durante seis siglos. Los tratados fueron respetados en general por los gobernantes árabes, pero cuando hubo nuevos conquistadores que vinieron para  el control de Egipto los tratados perdieron fuerza. Los  nubios hicieron algunas incursiones militares en Egipto para rescatar a los cristianos coptos de la persecución de los musulmanes.

Los problemas comenzaron a desarrollarse  para Nubia cuando los mamelucos (soldados-esclavos) llegaron al poder en Egipto. Cuando una controversia en Dunqulah como el reclamante propia de la realeza de Muqurra, los mamelucos se pusieron del lado de un reclamante y depuso el otro. Dunqulah fue llevado dentro de la esfera de influencia de los mamelucos egipcios.

Con ello llegó la conversión de Nubia al Islam: La conversión del norte de Sudán al Islam tuvo lugar gradualmente a lo largo de muchos siglos. Comerciantes árabes se casaron con mujeres locales y se criaron en familias de Nubia. Fue durante una época en la que el mundo islámico representa la civilización más avanzada por lo que la cultura de los musulmanes provocó la admiración y el respeto entre los no musulmanes.

REPRESENTACIÓN LUCHA DE LOS MUSULMANES EN NUBIA


Con una población sustancial de los árabes en Nubia y la proliferación de matrimonios mixtos no pasó mucho  tiempo antes de que las jefaturas de la realeza y de los  clanes recayeran en los herederos musulmanes. Después de eso no pasó mucho tiempo en términos históricos antes de Nubia fuera predominantemente musulmán. Eso fue el siglo 16.

Avances en la periferia de Nubia: La parte sur de Nubia, donde el reino Alwa vez gobernó allí surgió a principios del siglo 16 un reino musulmán en torno a la ciudad de Sennar. Esta región fue significativa debido a que contenía la agricultura productiva al Gezira (la península). Gezira es donde el Nilo Blanco y el Nilo Azul se unen. Un líder, Amara Dunqas creó un sultanato y estableció  una confederación de tribus.

En la provincia occidental de Darfur (la patria de la tribu Fur) cambios significativos estaban teniendo lugar. En primer lugar hay que señalar que hay un número significativo de personas de ascendencia africana que viven en Sudán oeste. Algunos  son descendientes de antiguas migraciones. Otros son los peregrinos que viajaron a La Meca y en lo posible realizaron hogar a través de Sudán y, al conocer a otros que eran de su cultura, decidieron quedarse. De cinco a diez por ciento de la población de Sudán son de ascendencia africana occidental. Alrededor del 60 por ciento de los sudaneses de origen africano occidental son de origen nigeriano y de éstos la tribu Hausa es predominante. Otros descendientes de África Occidental son de la tribu Fulani que se dispersa sobre el África occidental. Las personas de ascendencia africana occidental están dispersos en todo Sudán, pero con una mayor concentración en Darfur. Las personas de piel son un pueblo agrícola que reside en el oeste de Sudán y en Chad a través de la frontera.

Sudán como parte del Imperio Otomano: La historia épica a lo largo de un milenio de los pueblos turcos desde el centro norte de Asia a Anatolia y más allá al norte de África y las puertas de Viena se le dice en otro lugar. Los hunos que lucharon contra los ejércitos de los romanos y los celtas en Francia eran con toda probabilidad, los turcos.

Cuando los turcos en Anatolia pusieron sus ojos en Egipto estaba siendo gobernada por el clan militar de los mamelucos. Los turcos derrotaron a los mamelucos en un corto plazo que permitió a algunos a permanecer en el poder como sus representantes. Los líderes Turcos en esos días eran administradores eminentemente prácticos. Con el tiempo la eficacia y la eficiencia del gobierno otomano central se deterioraron y los gobernadores locales comenzaron a lograr la autonomía. A finales del siglo 18 los mamelucos en Egipto fueron de nuevo independientes. En 1798 trajo una invasión francesa que derrotó a los  mamelucos. La invasión francesa fue parte de una lucha geopolítica entre Francia y Gran Bretaña, que Francia perdió en última instancia.

Una vez que las potencias europeas estaban fuera de Egipto, el Imperio Otomano trató de recuperar el control. Las autoridades otomanas nombrados un oficial del ejército albanés, Mohammad Ali, como gobernante de Egipto. Mohammad Ali era un general y líder notablemente eficaz. Después de derrotar a los mamelucos que huyeron hacia el Sudán,  se dedicó a tratar de promover el desarrollo económico en Egipto. Un proyecto que tuvo éxito fue a alentar a los agricultores egipcios para crecer algodón de fibra larga. Este algodón se utiliza para producir tela de la calidad más fina y  a un precio más alto.


EXPANSIÓN OTOMANA


Mohammad Ali tenía tantas cosas en Egipto para ocuparse de eso se dedicó poca o ninguna atención a los territorios en Sudán que eran nominalmente parte de Egipto. Sin embargo, un grupo de los mamelucos que fueron expulsados
​​del poder en Egipto fue a Dunqulah, la ciudad que había sido una capital de un reino nubio y comenzó la creación de un reino. El comercio de esclavos fue la base de la economía.

En 1820, después de los mamelucos en Dunqulah hubieran organizado un reino independiente en Sudán, Mohammad Ali pidió al sultán de Sennar  expulsar a los mamelucos de Dunqulah pero el sultán no era capaz de hacerlo. Mohammad Ali envió en cuatro mil soldados que en el corto plazo capturaron Dunqulah y llegó a conquistar el área alrededor de la confluencia de los ríos Blanco y el Nilo Azul. El sultán de Sennar aceptó la soberanía de Mohammad Ali como el bajá del Imperio Otomano en Egipto. Esta campaña en 1820 hizo parte de Sudán de Egipto.

Mohammad Ali envió burócratas egipcios a Sudán para servir como administradores. Estos burócratas actuaron en gran parte sin restricciones en su estado de Sudán. Una nueva sede del gobierno se creó en Jartum, en la confluencia de los ríos Blanco y el Nilo Azul y en el vértice de la tierra fértil del Gezira.

El comercio de esclavos continuó como siempre  desde tiempo inmemorial. Mohammad Ali hizo un monopolio del régimen a partir de los primeros días de la conquista de Sudán. En 1843 el régimen vende licencias para el comercio de esclavos a los particulares y en 1854 el propio régimen dejó de participar en el comercio de esclavos. Gran Bretaña  desde principios del siglo 19 había estado tratando de reprimir el comercio de esclavos. En 1860 el régimen egipcio prohibió el comercio de esclavos. Sin embargo, el régimen hizo proporcionar la fuerza militar necesaria para hacer cumplir la prohibición de comercio de esclavos y continuó. En 1869 un oficial británico se fue dada  autoridad por el régimen para reprimir el comercio de esclavos en el sur-la mayoría  del Sudán, en el territorio fuera del control musulmán. Más tarde Charles Gordon se le dio esa tarea y más tarde Gordon se hizo gobernador de Sudán.

El condominio anglo-egipcio en Sudán: Después de la muerte de Al Mahdi sus sucesores trataron de ampliar la zona bajo el control de su movimiento, los Ansar. Se trataba de una invasión de Etiopía por una fuerza Ansar de sesenta mil soldados. Esta fuerza penetró profundamente en el imperio etíope y un contraataque llevado por el emperador etíope no logró desalojar a los Ansar. Donde el emperador de Etiopía fue asesinado en el ataque, la fuerza de Etiopía se retiró dejando el Ansar ocupando territorio etíope. Tras el éxito en Etiopía los líderes Ansar decidieron invadir Egipto en 1889. Allí se encontraron con un ejército egipcio bajo el liderazgo británico. Esto dio lugar a una derrota Ansar.


MOHAMED AHMAD EL MAHDI LIDER LOS ANSAR DECLARÓ UNA YIHAD CONTRA LOS EGIPCIOS Y BRITÁNICOS MURIENDO EN 1885


La propagación del Ansar fue detenida por los belgas en el sur de Sudán y por los italianos en Eritrea. El revés impuesto por los italianos llevó a los Ansar retirarse de Etiopía. El fin del control Ansar había comenzado.

Herbert Kitchener fue nombrado comandante del ejército egipcio en 1892. Francia y Bélgica estaban considerando una acción militar contra los Ansar. Esto no sólo eliminaría una grave amenaza para ellos sino que también les permitirá la expansión territorial en Sudán. Desde donde  Gran Bretaña quería controlar Sudán a través de su control en Egipto, ordenó en 1895 una invasión para reconquistar Sudán. La fuerza de la  invasión incluyó unos nueve mil soldados británicos y diecisiete mil soldados egipcios y sudaneses.

La invasión real comenzó en 1896 y las fuerzas de Kitchener rápidamente obtuvieron el control del norte de Sudán y derrotó a las fuerzas Ansar en una batalla en Atbarah. Las fuerzas Ansar se retiraron a la región cerca de Jartum. Las fuerzas anglo-egipcio ocuparon una ciudad nombrada Omdurman, al norte de Jartum. Allí la situación militar estaba estabilizada hasta 1898 cuando el Ansar movieron 52.000 tropas a Omdurman para atacar la fuerza anglo-egipcio.

La fuerza Ansar fue numéricamente mayor que la fuerza anglo-británica, pero la fuerza anglo-británica estaban mejor entrenados y mejor armados. La fuerza anglo-británica de unos 29.000 luchaba en una posición defensiva y la regla de oro es que se necesita una fuerza ofensiva de tres veces la fuerza defensiva para abrumar a la defensa. Así, la fuerza Ansar tenía pocas posibilidades de éxito. De hecho, la batalla fue un desastre colosal para los Ansar atacantes; perdió once mil soldados en una batalla de cinco horas mientras habían  matado a sólo a 48 de los defensores.

El líder de los Ansar sobrevivió a la batalla de Omdurman, pero fue asesinado en otra batalla en 1899. Así terminó el régimen de los Ansar. La población de Sudán había sufrido hambre y la guerra durante dos décadas. Sudán fue restaurado a Egipto, pero con un acuerdo que sería gobernado conjuntamente por Gran Bretaña y Egipto. Incluso fue llamado el Sudán anglo-egipcio.

Bajo el Condominio los administradores británicos trataron de normalizar las condiciones en Sudán y proporcionar un gobierno eficaz. Esto implicó la organización para la evaluación y recaudación de impuestos. Los códigos de la ley se formularon y un sistema judicial se estableció  para hacer cumplir esas leyes.

Al principio, los altos administradores eran oficiales británicos que sirven en el ejército egipcio. Administradores civiles británicos posteriores fueron traídos para cubrir dicha vacante de superiores. Los puestos administrativos de nivel medio fueron ocupados por los egipcios y los puestos de nivel inferior por el árabe sudanés.

Hubo algunos éxitos notables de la dominación británica en el período del Condominio. Las líneas de ferrocarril fueron construidos conectando las principales ciudades a lo largo del Nilo, en el norte de Sudán. Líneas telegráficas fueron creadas a lo largo de las líneas de ferrocarril, al mismo tiempo. Un nuevo puerto, llamado Port Sudan, fue creado en la costa del Mar Rojo de Sudán, que se convirtió en el principal puerto. El cultivo de algodón de fibra larga había sido un éxito en Egipto y el esquema Gezira fue creado en 1911 para crecer como algodón en la región sur de la confluencia de los ríos Blanco y el Nilo Azul. La palabra significa Gezira península en árabe y esta área está delimitada por los dos ríos parecía una península. El algodón de fibra larga se convirtió en la principal fuente de ingresos de exportación para Sudán. En 1925 una presa importante fue construida para proporcionar riego para la extensión del esquema Gezira.


SOLDADO NATIVO DE LAS FUERZAS BRITÁNICAS


Durante el Condominio Bretaña había dedicado relativamente poca atención a la sección de no-Árabe sur de Sudán. Darfur fue anexada a Sudán durante este período. El británico trató de aislar la zona sur del control de la parte norte. Árabes del norte se les prohibió viajar al sur, pero los misioneros cristianos se les permitió operar allí. En otras partes de Sudán Bretánica gobernó en general a través de las autoridades indígenas locales.

En 1922 Gran Bretaña renunció a su dominio sobre Egipto, pero el estado de Sudán fue dejado sin definir. Egipto afirmó Sudán era territorio egipcio, pero en ese momento los nacionalistas sudaneses comenzó a trabajar hacia la independencia de Sudán. El gobernador general de Sudán fue asesinado en El Cairo en 1924 y, posteriormente, Gran Bretaña retiró todos los administradores militares y civiles egipcias de Sudán. Un pequeño ejército de Sudán fue creado para tomar el lugar de las tropas egipcias retiradas.

Gran Bretaña tenía intenciones de partición de Sudán en un norte árabe y uno sur no árabe. Algunos de los nativos del sur fueron entrenados como administradores pero en inglés en lugar de árabe. En definitiva, el programa británico de separar la zona sur del control de Jartum ha fallado. Los británicos fueron sin embargo capaces de defenderse de los intentos egipcios para reafirmar el control sobre Sudán. Finalmente en 1952, el líder del grupo militar que derrocó a la monarquía en Egipto aceptó el concepto de independencia de Sudán. En las elecciones subsecuentes en Sudán el partido que ganó, el Partido Unionista Nacional (NUP), abogó por una reunión eventual de Egipto y Sudán. Sin embargo, en 1956 el sentimiento incluso en el NUP había desplazado de la unión con Egipto y al Parlamento de Sudán y Sudán se declaró totalmente independiente en 01 de enero 1956.
Después de la caída del gobierno Azhari, Abd Allah Khalil, un general retirado, con el respaldo de la Umma y el PDP formó un nuevo gobierno en 1957. Había divisiones dentro de la coalición que obstaculizó la efectividad de su regla.

El gobierno Khalil fijó un precio para la cosecha de algodón de primera necesidad, que estaba por encima del precio de mercado. En consecuencia, el algodón de Sudán no se vendió. Esta conllevó algunos años de una evolución adversa del mercado del algdoón en el mundo. Hubo una abundante cosecha de algodón en 1957 y el precio del algodón cayó. Al  próximo año el precio del algodón se mantuvo en una cota de seguridad , pero la cosecha de algodón en Sudán era pequeña. Así, los créditos de comercio exterior de Sudán fueron relativamente bajos en 1957 y 1958 debido a circunstancias fuera del control del gobierno. Pero la fijación del precio por encima del precio de mercado era un desastre financiero directamente creado por la política del gobierno sudanés. Al parecer, los responsables de las políticas económicas en el gobierno Khalil pensaron que podían establecer que el algodón sudanés valía la pena.


AZHARI IZANDO LA BANDERA DEL SUDÁN INDEPENDIENTE  EN 1956

La pérdida de ingresos debido a la cosecha de algodón no vendido luego dio lugar a la depresión económica y las restricciones a las importaciones. Es llevó a un estallido contra el gobierno de Khalil. La Umma y el PDP que había apoyado Khalil retiraban su apoyo. Khalil se enfrentó a una pérdida de poder por su punto de vista político y sus oponentes ideológicos ganando el control del gobierno. En lugar de dejar que esto suceda, Jalil en 1958 ayudó a planear un golpe militar del gobierno. Esto dio lugar a un gobierno por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, encabezado por Ibrahim Abbud, un general asociado a la Khatmiyyah, y Ahmad Abd al Wahab, un general asociado a los Ansar. Más tarde Abbud derrocó Wahab y se convirtió en la figura dominante en el gobierno.

Este gobierno Abbud puso fin a la política desastrosa de fijar el precio para el algodón sudanés por encima del precio de mercado. En otras áreas de la política del gobierno Abbud no tuvo éxito. En 1959 hubo intentos de golpes de Estado que fracasó. El Partido Comunista de Sudán fue visto como el apoyo a estos golpes.

El gobierno Abbud cayó como resultado de su falta de políticas eficaces relativas a la economía y los fracasos de sus políticas relativas a las provincias del sur.

En 1964 hubo manifestaciones y una huelga general en Jartum, que se extendió al resto de Sudán. La huelga fue organizada por un grupo llamado  el Frente Nacional de Profesionales, un grupo de izquierdistas en la administración pública, el ejército y la Universidad de Jartum. Más tarde esta organización trajo algunos políticos profesionales y formó un partido político llamado Frente Nacional Unido. Abbud cedió el poder a los dirigentes de la Fundación pro Naciones Unidas en Jartum.

Un burócrata de alto nivel, Sirr al Khatim Al Khalifa, se hizo el primer ministro de un gobierno de transición. Hizo citas que fueron claramente destinados a lograr alguna conciliación de la división política. Los representantes de las provincias del sur se les dieron papeles en el gobierno. El Partido Comunista de Sudán se le permitió operar legalmente y algunos comunistas se les dieron cargos en el gobierno. Las elecciones a la Asamblea Nacional se celebraron en 1965. Los candidatos del Ummma y el NUP ganaron 127 de los 158 escaños, aunque a menudo sobre la base de pluralidades en lugar de mayorías en sus distritos. El cargo de primer ministro estaba en manos de un representante de la Umma, Muhammad Ahmad Mahjub, pero el líder de la NUP, Azhari, se hizo presidente.

La Umma  de orientación religiosa tradicional no estaba contento con tener comunistas que ocupan puestos de poder en el gobierno. Hizo su retirada un objetivo clave del gobierno Mahjub. Bajo el liderazgo de Mahjub del parlamento de Sudán del Partido Comunista de Sudán fue privado de su condición jurídica por lo que los representantes electos como miembro de ese partido ya no eran miembros del parlamento.

Parecía que el gobierno Mahjub estaba logrando sus objetivos, pero su tenencia era incierta porque necesitaba el apoyo tanto de la Umma y el NUP. La Umma y NUP habían dividido el poder del gobierno por uno que controla el primer ministro y la presidencia. Sin embargo, los socios de la coalición dejaron la división de poderes entre el presidente y el primer ministro no especificado. Cuando los desacuerdos sobre este tema estallaron el gobierno Mahjub cayó. Eso llevó a una división en la Umma y en el NUP.

En mayo de 1967 fue nuevamente Mahjub que hizo de primer ministro. En 1968 el gobierno Mahjub no podría funcionar con eficacia porque la Sadiq-ala de la Umma celebró una mayoría en el Parlamento. Mahjub llamó a nuevas elecciones y el parlamento se disolvió. Sadiq y sus partidarios se negaron a aceptar este aplazamiento del Parlamento y siguieron funcionando como una legislatura. Esta fue una crisis política que sólo terminó cuando el Tribunal Supremo dictaminó que la disolución nacional de Mahjub del Parlamento era legal.

En 1967, el PDP se había unido con el NUP para formar el Partido Democrático Unionista (DUP). Esta fue una potente combinación que ganó 101 de los 218 escaños en las elecciones de 1968. Esto no llegó a una mayoría por lo que el DUP negoció un acuerdo con el tradicional (no-Sadiq) ala de la Umma. A cambio de su apoyo al tradicionalista Umma llegó a nombrar Mahjub como primer ministro. Sadiq en esta elección no pudo ganar la reelección. El líder del Partido Comunista, sin embargo, ganó las elecciones.

El gobierno de coalición Umma-DUP aceptó la ayuda económica y militar de la Unión Soviética. Sidiq y sus partidarios se negaron a ayudar al gobierno a crear una nueva constitución. El país había estado operando bajo una constitución de transición durante unos diez años. El Gobierno respondió prohibiendo las manifestaciones callejeras de apoyo Sadiq y cerrando periódicos que lo apoyaban.

Una elección del presidente nacional estaba prevista para 1969. Las dos alas de la Umma decidieron sanar el cisma y apoyar a un descendiente de al Mahdi, el imán Al Hadi al Mahdi, un hermano de Sadiq al Mahdi (el mayor). El DUP iba
​​a apoyar el ex primer ministro, Ismail Azhari a la presidencia. El Partido Comunista de Sudán apoyó Babikr Awadallah, el ex presidente del Tribunal Supremo de la Corte Suprema de Sudán. La maniobra electoral resultó ser en vano.

Nimeiri creó un Consejo de Mando de la Revolución (CCR) formado por los nueve oficiales de los Oficiales Libres Movimiento y Juez Babikr Awadallah y se declaró presidente de esta organización. Luego se dedicó a la implementación de un programa social para Sudán. Esto incluyó la nacionalización de muchas empresas, incluyendo los bancos. Él prohibió todos los partidos políticos y suspendió la Constitución de transición (que es la única constitución que Sudán ha tenido). Nimeiri arrestó a  63 políticos y retiró a los funcionarios de alto nivel en el ejército.

GAFAAR NIMEIRY GOBERNÓ SUDÁN ENTRE 1969 Y 1985 ACABANDO CON LA GUERRA CIVIL


El Juez Awadallah se hizo primer ministro de un gabinete de 21 miembros. Este gabinete incluyó nueve comunistas y otros miembros se  identificaron a sí mismos como marxistas. Aunque sólo había tres oficiales militares en el gabinete Awadallah estos tres, incluyendo Nimeiri, copando todas las posiciones muy importantes. Por ejemplo, Nimeiri era ministro de Defensa y uno de los otros oficiales militares fue jefe de la seguridad interior.

El Ansar entonces bajo la dirección de un nieto de Al Mahdi, el imán Al Hadi al Mahdi se opuso a Nimeiri y trató de organizar su derrocamiento. Nimeiri dispuso a aplastar a los Ansar y efectivamente lo hizo. El jefe de Ansar, Imam Al Hadi al Mahdi, percibió que Nimeiri pretendía acabar con él y se refugió en Aba Isla en el río Nilo, cerca de Jartum. Al Mahdi había vivido en Aba Isla como estudiante del Islam. Era un lugar sagrado . Nimeiri exigió al Imam Al Hadi rendirse, pero no lo hizo. Miles de miembros de Ansar trataron de defender al  Imam Al Hadi. Unos tres mil fueron asesinados. Imam Al Hadi escapó de la batalla en Aba Island, pero recibió un disparo tratando de cruzar la frontera con Etiopía. Nimeiri exilió a  Sadiq al Mahdi a Egipto para evitar que él tomara el liderazgo de Ansar.

Después de haber dependido del Partido Comunista para la formación de su gobierno Nimeiri volvió sobre ellos. El exiliado líder superior y tomó el control de los sindicatos. Estos sindicatos han sido una importante base de poder del Partido Comunista.

El Partido Comunista se defendió y en 1971 un oficial del ejército comunista tomó Nimeiri y sus principales líderes prisioneros. Este funcionario sostuvo Nimeiri y otros miembros de los prisioneros de la CRC en el palacio presidencial durante tres días hasta que las unidades del ejército leales tomaron por asalto el palacio lanzado Nimeiri y los miembros de la CRC.

En el sur del Nya Anya con Joseph Lagu como su líder controlaba la mayor parte del territorio fuera de las ciudades. Lagu en 1971 proclamó la creación del Movimiento de Liberación de Sudán del Sur (SSLM).

En 1972 los delegados de gobierno de Nimieri en Jartum y SSLM del Lagu reunido en Addis Abeba, Etiopía. Contra todos los pronósticos y expectativas de las dos partes llegaron a un acuerdo. Los tres la mayoría de las provincias del sur tendrían un grado de autonomía en asuntos que no son de alcance nacional. Una Asamblea Regional del Sur electo formaría un gobierno regional. El gobierno nacional tendría algunos poderes de veto sobre quién dirigiría  el gobierno regional, pero no hubo concesión real de la autonomía por parte de Jartum. La cuestión de la lengua se resolvió en que el árabe sería el idioma nacional, pero el inglés sería el idioma principal en el sur. Los soldados de la Anya Nya se incorporarían en unidades oficiales del ejército sudanés. Hubo una amnistía que se extendió tantos días hasta que de nuevo e comenzó primero la insurrección en el sur.

La segunda guerra civil estalló en 1983 cuando el presidente Jaafar Nimeiri introdujo la Ley Sharia y renegó de las disposiciones del Acuerdo de Addis Abeba para un referéndum en Abyei. El SPLM / A luchó contra GOS hasta 1989, cuando las partes llegaron a un acuerdo de paz y la Ley Sharia se suspendió.

Sin embargo, el 30 de junio 1989, un golpe militar encabezado por Omar Al-Bashir derrocó al gobierno sudanés y repudió el acuerdo de paz.

    La Segunda Guerra Civil dejó a dos millones y medio de muertos y cuatro millones de personas desplazadas entre 1983 y 2005.

    El Brazo político del SPLA también se conoce como el Movimiento de Liberación de Sudán personas o SPLM. El grupo se refiere a menudo como el SPLM / A.

A través de la década de 1990, los intentos de redactar los acuerdos de paz tuvieron diversos grados de éxito, pero la naturaleza quebradiza  del conflicto y la gran región planteaban un problema constante. Por ejemplo, "Paz from Within" movimiento de 1997 incluyó Jartum, montañas Nuba y los acuerdos Fashoda, pero terminó cuando el gobierno se enfrentó con otras facciones rebeldes no involucrados.


OMAR HASAN AHMAD AL BASHIR PRESIDENTE DEL SUDÁN DESDE 1989 ACUSADO POR LA CORTE INTERNACIONAL DE GENOCIDIO


Durante años, los GOS hicieron bombardeos aéreos y usaron helicópteros de combate para atacar a la población civil del sur de Sudán.

    En 1999, había 65 bombardeos aéreos confirmados de civiles en el sur de Sudán. El número de ataques se elevó más  del doble en el 2000 a 132, y se triplicó en 2001 a 195 atentados confirmados.

    La mayoría de estos ataques se produjeron en el Bahr el Ghazal, Equatoria Este, Sur del Nilo Azul, y las regiones del Alto Nilo.

El SMO también restringió constantemente la ayuda humanitaria  y el acceso a los medios de comunicación en las zonas sometidas a un bombardeo.

La segunda guerra civil llegó a su fin con la firma del Acuerdo General de Paz en 2005. En 2005 el Chad le declara la guerra.
En el año 2011 se votó un referendo con el que se busca dar fin a los problemas étnicos y territoriales de esta atribulada nación, con lo cual se escindirá en dos entidades nacionales; una al norte musulmán y pro-árabe y otra al sur, de tendencia tradicional y animista. Y por la escisión del Sudán actual en dos entes nacionales se daría en teoría el fin a tantos años de amargas y trágicas muertes y desplazamientos tanto en Sudán del Sur como la estabilización del norte, así como la superficie y la población de Sudán se reducirán de manera notable.