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domingo, 8 de diciembre de 2013

WATERLOO

RECOMENDACIÓN:



SINOPSIS:

Famosa producción de Dino de Laurentiis sobre las guerras napoleónicas, con un extenso reparto de primeras figuras de la época, miles de extras del ejército soviético y dirigido por Sergei Bondarchuk, que dos años antes había conseguido el Oscar a la mejor película extranjera para la Unión Soviética con "Guerra y Paz", adaptación de la novela de Tolstói.

REPERCUSIÓN HISTÓRICA:

Para cualquier amante de la historia la película "Waterloo" es un clásico. Y lo curioso es que se junta en su realización a dos personajes que cada uno por su lado, habían tratado de reflejar un aspecto de las Guerras Napoleónicas en una película. Se trataba de Dino de Laurentis, el productor de "War and Peace", que tuvo el acierto de encargar la dirección a Sergei Bondarchuk, el director de la GRAN película "Voyna i Mir".


Nuevamente se volvió a contar con los soldados del Ejército Rojo y Sergei Bondarchuk volvió a desplegar toda su maestría en la dirección de grandes masas de extras. De hecho, las luchas representadas en "Waterloo" parecen mayores que las que se representan en "Voyna i Mir" a pesar de que el número de extras es diez veces menor. Una vez más volvemos a tener esas panorámicas espectaculares del campo de batalla. Algo realmente impresionante cuando nos muestra el momento de la carga de la caballería francesa sobre los cuadros del ejército aliado. Junto con las escenas de la película "Gettysburg", son las mejores escenas de batallas rodadas sólo a base de extras y sin efectos digitales. Además, el guión trató de ser lo más fiel posible a la historia.


La película está dividida en dos partes. La primera nos introduce en el trasfondo histórico que desembocará en la batalla, y la segunda es el desarrollo de dicha batalla. Al principio se nos muestra la abdicación de Napoleón en 1814 y su salida al primer exilio. Rod Steiger se encarga de interpretar a un Napoleón crepuscular que reprocha la presión de sus generales para que abdique tras haberlos llevado antes a la gloria. Después de su despedida de las tropas de la Guardia se nos muestran los títulos de crédito. Luego volvemos a su regreso de la Isla de Elba. El orondo rey Luis XVIII (interpretado por Orson Welles) ordena a Ney que le detenga y éste le promete que le traerá en una jaula.



En mi opinión la mejor escena de la película es el momento en el que Napoleón se dirige hacia las tropas enviadas por el Rey para detenerle. Las tropas de Ney están dispuestas en una colina. Hacia ellas avanzan a pie, Napoleón y sus fieles. Mientras las tropas de ambos bandos se despliegan y preparan para el combate, Napoleón alza la mano derecha como ordenando parar, pero luego la va bajando con un gesto de apaciguamiento. Sus grognards bajan sus mosquetes y Napoleón lentamente se acerca a las tropas de Ney. Bondarchuk entonces comienza a enfocar a la mano de Napoleón. Vemos como esa mano se va colocando a la espalda hasta que se cruza con la mano izquierda, de la cual agarra los dedos índice y corazón. Aunque el paso de Napoleón es lento y tranquilo, los dedos pulgar e índice de la mano derecho se frotan con nerviosismo. En un determinado momento las manos se sueltan y los puños se crispan a su espalda. Nuevamente se vuelven a coger y el frote de los dedos de la mano derecha vuelve a reanudarse mientras la cámara comienza a alejarse de las manos y nos empieza a mostrar nuevamente a Napoleón ya casi al lado de las tropas de Ney que siguen apuntándole. Entonces les dice: “Soldados del Quinto ¿Me reconoceis? Si queréis matar a vuestro Emperador, aquí me tenéis” y tras una larga mirada les grita “¡Fuego!”. Uno de los soldados no puede más y cae desmayado, el resto comienza a gritar “Vive la France!, Vive l’Empereur!”



Después de esto, Louis XVIII se exilia y Napoleón entra triunfante en Paris. Inmediatamente comienza a dictar órdenes y regulaciones. Ofrece la paz aunque sabe que no será aceptada, por lo que se prepara para la futura campaña.



Los aliados no están preparados para la rapidez de Napoleón. Dicha falta de preparación se nos muestra mediante un lujoso baile en Bruselas al que Wellington (Christopher Plummer) ha asistido. El baile se ve interrumpido por las alarmantes noticias del avance francés sobre Charleroi. A toda prisa, Wellington reúne a su plana mayor y les comunica que si no puede pararle en Quatre Bras, se parará a Napoleón en Waterloo.



Comienza así la segunda parte que nos contará el desarrollo de la Batalla de Waterloo. Veremos al ejército prusiano en retirada y la decisión de Blucher de apoyar a Wellington. Como Napoleón manda a Grouchy a perseguir a los prusianos. El despliegue del ejército aliado en Mont Saint Jean (aunque parece que el ejército solo es británico). La explicación de porqué Napoleón tuvo que esperar hasta mediodía para que el terreno se secara y la artillería fuera efectiva. Las luchas en la Haye Sainte y Hougoumont... Como en “Voyna i Mir”, Bondarchuk también hace composiciones pictóricas. Por ejemplo, la carga de los Scott Greys a cámara lenta recuerda muchísimo a la famosa pintura de Lady Blutter que representa dicha carga.


La batalla sigue desarrollándose. Tras la aniquilación de los Scott Greys, Napoleón y Wellington reciben las primeras noticias de la aproximación de los prusianos de Blucher. Napoleón se queja de que Grouchy no está (y no podría estar nunca pues Napoleón le había dado otras órdenes). Ney lanza su famoso ataque de caballería contra los cuadros ingleses al creer que estos se estaban retirando. Ese es sin duda el climax de la batalla. Las escenas y las tomas aéreas de la caballería francesa entre los cuadros rojos son espectaculares.



Sin embargo también se encuentra aquí lo que menos me gusta de esta película. En un momento dado, un soldado de los Inniskilling sale de un cuadro y comienza a gritar: ”¿Por qué luchamos? ¿Por qué nos matamos los unos a los otros? ¡Somos hermanos!” en medio de la carnicería que está sucediendo. No me gusta por dos motivos: Primero porque esa situación no es histórica (a un inniskilling en el siglo XIX ni lleno de ginebra se le ocurriría hacer eso) y segundo porque es una concesión al pacifismo que se vivía en los 70, cuando se realizó la película. En 1977 lo políticamente correcto era mostrar el horror de cualquier guerra (estamos al final de la Guerra del Vietnam) y además esto era una co-producción con la URSS, que “oficialmente” clamaba por la paz entre los pueblos (aunque un par de años después invadirá Afganistan). Me parece mucho más efectivo como mensaje pacifista los planos y pensamientos de Wellington mientras recorre el campo al final de la batalla.


En eso llegan los prusianos, así que Napoleón se ve forzado a mandar a la Guardia para tratar de romper la línea inglesa antes de que sean reforzados. Pero la Guardia es rechazada, el pánico se apodera del ejército francés y sucede el desastre. Solo un cuadro de la Vieja Guardia mantiene su puesto. Los ingleses le conminan a la rendición, pero tras la respuesta histórica del general Cambrone; “Merde!” aunque aquí la dice un soldado, el cuadro es aniquilado por los cañones británicos disparando a bocajarro. Esta escena no tiene base histórica. Los cuadros de la Vieja Guardia fueron destruidos, pero no así.



La batalla ha llegado a su fin. Wellington pasea entre toda la devastación y es entonces cuando pinesa su famosa frase de la cual existen diferentes versiones. La versión más aceptada es: “Nothing except a battle lost can be half as melancholy as a battle won”. Aunque en la película lo que dice es: “the only thing worse than a battle lost, is a battle won”, lo cual es un contrasentido si tenemos en cuenta la escena final. La película finaliza con un plano de Napoleón derrumbándose en el asiento de su coche comprendiendo que todo está perdido.


Desgraciadamente, la película fue un fracaso en taquilla. De hecho afectó a la producción de otra película sobre Napoleón que iba a dirigir Stanley Kubrick. Parece ser que iba a representar un gran número de batallas pero como eso no era lo que gustaba, éste decidió que era mejor abandonar dicho proyecto y dedicarse a realizar uno que conectase con el gran público. Así que realizó "Barry Lindon" y en ella incluyo una de las mejores escenas que representa el modo de luchar del siglo XVIII.

PELÍCULA:



Artículo de -Asier Meéndez Marín


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