CURIOSIDADES:
En
el siguiente relato se da los intentos de fuga que capitaneó y preparó Miguel
de Cervantes, que habiendo fracasado en su intento siempre atribuyó la
totalidad de la responsabilidad en su persona. Este hecho sucedió en 1577.
MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA, JOVEN |
En
el mismo año 1577, a los primeros días de septiembre, ciertos cristianos
cautivos, que en Argel entonces se hallaban, todos hombres principales, y
muchos dellos caballeros españoles y tres mallorquines, que serían todos
quince, concertaron como de Mallorca viniese un bergantín o fragata y los
embarcase una noche y llevase a Mallorca o España. Este concierto hicieron con
su cristiano mallorquín, que entonces de Argel iba rescatado; que se decía
Viana, hombre práctico en la mar y costa de Berberia, el cual, en pocos días,
se obligó a venir; partido el Viana de Argel con este intento y propósito, a
este tiempo casi todos los quince cristianos estaban recogidos en una cueva que
estaba hecha y muy secreta en el jardín del alcaide Asán, renegado griego, que
está hacia levante como tres millas de Argel y no muy lejos de la mar, porque
era lugar muy cómodo y a propósito de su intento, para mejor y más seguramente
estar escondidos y poderse embarcar. Sólo dos cristianos lo sabían, uno de los
cuáles era el jardinero del jardín, que hiciera mucho antes la cueva; el cual
estaba siempre en vela mirando si alguna venía, y el otro era uno convidado
también para ir en el bergantín, que naciera y se criara en la villa de
Melilla, un lugar que está en la costa de Berberia, sujeto al rey de España, en
el reino de Tremecén, doscientas millas más allende de Orán hacia poniente, y
ciento antes de llegar a Vélez y al Peñón, el cual habiendo renegado siendo
mozo, después volvió a ser cristiano, y ahora la segunda vez había sido
cautivo, el cual por sobrenombre se decía el Dorador, y este particularmente
tenía cuidado, de dineros que le daban, comprar todo lo necesario para los que
en la cueva estaban, y de llevarlo al jardín disimulada y ocultamente. Por otra
parte el Viana mallorquín, llegado que fue a Mallorca, en pocos días como
hombre diligente y de su palabra, luego que llegó (según yo lo supe después de
tres cristianos que entonces con él vinieron) comenzó a juntar otros compañeros
marineros, hombres prácticos y muy en breve con el favor del señor virrey de
Mallorca ( para quién ha llevado cartas de aquellos cristianos y caballeros) en
pocos días pasó a punto el bergantín, y como tenía concertado a los últimos de
septiembre, salió de Mallorca y tomó su camino para Argel, do llegado a los 28
del mismo mes, y conforme a parte do la cueva y cristianos estaba ( que él
antes que partiese había muy bien visto) con intención de saltar a tierra y
avisar los cristianos que era llegado, para que viniesen a embarcarse. Pero fue
la desventura, que al mismo punto y momento que la fragata o bergantín ponía la
proa en tierra, acertaron a pasar ciertos moros por allí, que cuanto hacía
oscuro divisaron la barca y los cristianos a ellos, y comenzaron luego los
moros a dar voces y apellidar a otros, diciendo:
“-¡Cristianos,
cristianos, barca, barca!”.
Como
los del bajel vieron y oyeron esto, por no ser descubiertos fueron forzados
hacerse luego a la mar, y volver por aquella vez sin hacer algún efeto. Con
todo, los cristianos que estaban en la cueva, aunque pasados algunos días,
veían que tardaba el bergantín, ni sabían cómo había llegado y se tornara,
tenían muy grande confianza que el señor Dios los había de remediar, y que
Viana, como hombre de bien, no faltaría a su palabra, y, por tanto, allí do
estaban en la cueva ( que era muy húmeda y oscura, de la cual todo el día no
salían y por tanto ya estaban enfermos algunos de ellos) se consolaban con la
esperanza de salir con su intento, cuando el demonio, enemigo de los hombres, cegando
al Dorador ( que decimos les llevaba de comer) hizo en él que se volviese otra
vez moro, negado la segunda vez la fe de Nuestro Señor Jesucristo, y , por
tanto, pareciéndole a él ganaría mucho con el rey y con los turcos, y
particularmente con los amos y patrones, de los que en la cueva estaban
escondidos el día de San Gerónimo, que son 30 de septiembre, se fue al rey
Asán, renegado veneciano, diciéndole que él deseaba ser moro, y que su Alteza
lo diese para ello licencia. Dijo más: que para hacerle algún servicio le
descubría como en tal parte y en tal cueva estaban quince cristianos
escondidos, que esperaban una barca de Mallorca.
Holgóse
el rey y le agradeció mucho esta nueva que le daba, porque como era en gran
manera tirano, hizo cuenta de tomarlos todos por perdidos para sí, contra toda
razón y costumbre, y ansí, no poniendo más demora en esto, mandó al momento que
llamasen su guardián Bají ( el que tenía cargo de sus cristianos esclavos de
guardarlos) y le dijo que llamase otros moros y turcos, y llevando aquel
cristiano ( que se quería hacer moro) por guía, que se fuese al jardín del
alcaide Asán y que hallaría allí quince cristianos escondidos en una cueva, y
que todos se los trujese a buen recaudo, juntamente con el jardinero.
ARGEL EN 1571 TAL COMO LA CONOCIÓ CERVANTES EN SU CAUTIVERIO |
Al
punto hizo el guardián Bají lo que el rey le mandó, y llevando consigo hasta
ocho o diez turcos a caballo y otros veinticuatro y los más con sus escopetas y
alfanjes y a algunos con lanzas, fueron con tan buena guía ( como otro Judas
iba delante) al jardín, y prendiendo fuego al jardinero, fueron a la cueva que
el falso Judas les mostró, y haciendo salir della los cristianos, los prendieron
luego a todos, y particularmente maniataron a Miguel de Cervantes, un hidalgo principal
de Alcalá de Henares, que fuera el autor deste negocio, y era, por tanto, más
culpado, porque ansí lo mandó el rey a quién los presentaron luego.
Holgóse
mucho el rey de ver como los habían traído, y mandándolo por entonces llevarlos
a un baño y tener allí en buena guardía ( tomándolos y teniéndolos ya por sus
esclavos) retuvo sólo en casa a Miguel de Cervantes, del cual, por muchos
preguntas que le hizo y con muchas y terribles amenazas, no pudo jamás saber
quién era deste negocio sabedor y autor, porque presumía el rey que el
reverando padre Fray George Olivar, de la orden de la Merced, comendador de
Valencia ( que entonces allí estaba por redentor de La Corona de Aragón)
ordenara esta, y aun se tenía por cierto que el mismo Dorador, Judas, se lo
había dicho y persuadido, y por tanto, como codicioso tirano, con esta ocasión
deseaba echar mano del mismo padre, para sacar dél buena cantidad de dineros, y
como con todas sus amenazas nunca otra cosa pudiese sacar de Miguel de
Cervantes, sino que él y no otro fuera el autor desde negocio ( cargándose como
hombre noble a si solo la culpa), envióle a meter en su baño, tomándole también
por esclavo, aunque después de él y otros tres o cuatro hubo de volver por
fuerza a los patrones cuyos eran.
El
alcalde Asán, luego que en su jardín prendieron los cristianos, y trujeron al jardinero
con ellos, fue de todo avisado, y corriendo a casa del rey requiérale con
grande instancia que hiciese justica con todos muy áspera, y particularmente
que le dejase a él hacerla a su gusto y contento del jardinero, mostrándose
contra éste en extremo furioso y airado, y la causa era porque el rey, a
imitación suya, castigase a los demás cristianos que habían estado escondidos
en la cueva. Cosa maravillosa, que algunos dellos estuvieron encerrados sin ver
luz, sino de noche, cuando de la cueva salían, más de siete meses y algunos
cinco y otros menos, sustentándolos Miguel de Cervantes con gran riesgo de su
vida, la cual cuatro veces estuvo a pique de perdella empalado, o enganchado, o
abrasado vivo, por cosas que intentó para dar libertad a muchos. Y si a su
ánimo e industria y trazas correspondiera la ventura, hoy fuera el día que
Argel fuera de cristianos, porque no aspiraban a menos sus intentos;
finalmente, el jardinero fue ahorcado por un pie, y murió ahogado de la sangre.
Era de nación navarro y muy buen cristiano.
CERVANTES CAUTIVO EN SEVILLA IMAGINANDO EL QUIJOTE |
De
las cosas que en aquella cueva sucedieron en el discurso de los siete meses que
estos cristianos estuvieron en ella y del cautiverio y hazañas de Miguel de
Cervantes se pudiera hacer una particular historia. Decía Asán Bajá, rey de
Argel, que como él tuviese guardado al estropeado español tenía seguros sus
cristianos, bajeles a aun toda la ciudad; tanto era lo que temía las trazas de
Miguel de Cervantes, y si no le vendieran y descubrieran los que en ella le
ayudaban, dichoso hubiera sido su cautiverio, con ser de los perores que en Argel
había, y el remedio que tuvo para asegurarse dél fue compralle de su amo por
quinientos escudos en que se había concertado, y luego le acerrojó y le tuvo en
la cárcel muchos días, y después le dobló la parada y le pidió mil escudos de
oro, en que se rescató, habiendo ayudado en mucho el padre Fray Juan Gil,
redentor que entonces era por la Santísima Trinidad de Argel.
FUENTE : FRAY DIEGO DE HAEDO
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