Hace
unos 1600 años se construyó en una terraza baja, al lado de un río que cruza la
provincia de Osaka, en Japón, uno de los grandes monumentos de la antigüedad,
que sería la tumba de un soberano del lugar. De unos documentos posteriores a
su fecha de construcción se nos habla que esta tuvo una estructura de 486
metros de largo, que se denomina la Tumba de los túmulos escalonados, que
acogería el cuerpo del emperador Nintoku, el que fuera el decimosexto emperador
del Japón, el que reinó en el principio del siglo V. Esta tumba preside un
cementerio compuesto de 15 túmulos funerarios y que es conocido como el
conjunto funerario de Mozu. Se sabe que en estos se albergaron los primeros
emperadores japoneses y otra gente de clase noble.
DESDE EL AIRE SE PUEDE APRECIAR LA GRANDIOSIDAD DE LA TUMBA DE NINTOKU |
Si
observamos el túmulo de Nintoku desde arriba, presenta una forma en ojo de
cerradura, que es típica de los primeros complejos funerarios de los primeros
emperadores japoneses. Observaremos que el túmulo del centro se halla aislado
del resto mediante tres fosos en disposición concéntrica que están separados
entre sí por medio de dos franjas de tierra con plantas. Este conjunto ocupa un
total de 32 hectáreas y se sabe que el túmulo principal constaba de 3 terrazas.
Los arquitectos japoneses copiaron la idea de esta estructura de las tumbas
chinas. Para las tumbas más grandes se usó el sistema de construcción en
escalones, pero también se observa en los túmulos de pequeñas dimensiones que
no necesitarían de esto, por lo que se piensa que en ello había un significado
simbólico desconocido para nosotros.
LA ENORME TUMBA DAISEN DOMINA EL CONJUNTO FUNERARIO DE MOZU, MORADA ETERNA DE LOS PRIMEROS EMPERADORES JAPONESES Y NOBLES DE SU CORTE |
Se
cree que la tumba de Nintoku necesitó más de 1,3 millón de toneladas cúbicas de
tierra, cuatro años para su construcción y unas 1000 personas. Una vez
levantado el túmulo fue cubierto con guijarros y en sus faldas fueron
depositados unos 20.000 cilindros o haniwa de terracotas colocadas en 7 filas.
Para fabricar estos cilindros se usaron unos hornos situados cerca de allí, y
simbolizaban una especie de amuleto que servía de protección de la tumba y el
que iba a ser su morador. Al lado de estas haniwas había otras con ciertas
formas singulares; la de caballo y la de una cabeza humana. En general, estas haniwas
se enmarcan en los inicios de la larga tradición japonesa de los haniwa
figurativos japoneses, que en la disposición de tumbas posteriores se diversificarían dando lugar a
formas de guerreros, jabalíes, venados, músicos, acróbatas, barcos, edificios…
que ilustran muchos rasgos de la vida de los nobles japoneses del siglo V.
El
manteniendo de la tumba corre a cargo de la Agencia de la Casa Imperial, pero
en el gran monumento de Ninkotu no se han llevado nunca excavaciones. Sin
embargo, gracias a las excavaciones realizadas en otras tumbas similares se
puede hacer la idea vaga de lo que puede albergar en su interior.
REPRESENTACIÓN DEL EMPERADOR NINTOKU |
Corría
el año 1872, cuando un corrimiento de tierras de poca intensidad echó abajo
parte de la plataforma delantera y dejó al descubierto una pequeña cámara
funeraria de piedra parecida a un pozo. Era de tipo megalítico, media casi 4
metros de longitud y 1,5 metros de ancho, albergando una cubierta de piedra de
un sarcófago de 2,5 metros de largo y casi tan ancho como la cámara. Contenía:
una armadura, diversas armas de hierro, varios adornos de bronce dorado y un
recipiente de cristal persa. Si bien, se ha de decir que no pertenecía a
Nintoku, sino a una figura secundaría de la clase noble. Tras el estudio
realizado a otras tumbas menores en forma de ojo de cerradura que han sufrido
excavaciones, se adivina que el complejo funerario primitivo del mausoleo de
Nintoku está debajo del túmulo circular situado en la parte de atrás. Esta
pertenece a un conjunto de impresionantes tumbas con forma de ojo de cerraduras
construidas a lo largo del siglo V en Osaka y entre las montañas de la cuenca
del Nara. Se puede afirmar que son las más grandes de todo Japón, y pertenecen
a la región de kinai, la que fue capital del estado de Yamato, cuyos soberanos
fueron los primeros en unificar gran parte del territorio japonés y de dotar al
país de entidad comparable a Corea y China. Nintoku, en ese sentido, es un
símbolo de poder.
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