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sábado, 15 de noviembre de 2014

SACSAHUAMAN


CURIOSIDADES:





En lo alto de una colina junto a Cuzco, la que fue capital inca, en los Andes peruanos, es considerado unos de los grandes monumentos de la época precolombina. Los españoles que llegaron primero hasta allí en 1533, no dudaron en compararlo con otros construidos en España y dijeron de este templo: “no existe nada similar, ni el acueducto de Segovia ni ninguna construcción de Hércules ni de tiempos de los romanos… …debe incluirse entre los monumentos conocidos como las siete maravillas del mundo.”.

Hoy en día los restos mejor conservados de Sacsahuamán son tres macizos muros de contención que flaquean una de las caras de la colina sobre la que descansa el conjunto. Estos miden unos 400 metros de longitud y nos muestran unos cincuenta ángulos en zigzag. Se puede observar en el muro interior unos esmerados bloques megalíticos de los cuáles los españoles dijeron: “nadie que los contemple osaría afirmar que fueron colocados por manos humanas. Son como trozos de montañas o riscos…”. Uno de estos bloques pesa 128 toneladas de peso, y hay algunos que miden 5 x 5 metros.



NOS PODEMOS HACER UNA IDEA DEL TAMAÑO ENORME DE LOS BLOQUES DE PIEDRA CALIZA


Los españoles viendo el diseño del templo no dudaron en calificarlo de forzaleza, pero no parece existir ninguna evidencia que el uso al cuál fue destinado fuera ese, si bien en el sitio de Cuzco de 1536, en la revuelta de los incas contra los españoles sí que tuvo ese uso.

Se cree que Sacsahuamán se empleó para un papel religioso, de hecho cronistas de la época la llaman “la casa del sol”, lo que nos predispone a pensar que sabiendo que la religión de los incas se basaba en el culto solar, bien podía ser ese su papel. Aunque se le atribuye un carácter militar, este probablemente fuera más simbólico, y que la amplia explanada que hay entre los muros de contención y un enorme promontorio de roca esculpido, conocido como el Rodadero, viera desarrollarse batallas rituales similares, según cuentan los cronistas, tenían lugar en la plaza de la planta cuadrangular que había más abajo. De hecho, hoy en día, en la explanada tiene lugar una recreación moderna del solsticio de invierno inca que es visitada por miles de turistas al año.

Se sabe que Sacsahuamán hacía de enorme almacén donde se albergaban diversos tipos de ofrendas dentro de unos recintos cuadrados de pequeña dimensión llamados los golgas, desde donde se podía ver todo Cuzco. “Allí podías ver armas, bastones, lanzas, flechas, arcos, hachas, prendas acolchadas del algodón, ropas de soldados, objetos de estaño, plomo y otros metales, plata y oro…”. En lo alto del templo había dos torres, una redonda y otra rectangular, y Garcilaso habla de una tercera torre. Pasando la colina de Rodadero tenemos a Suchuna, una serie de acueductos, túneles, cisternas, patios, terrazas, escaleras y otros edificios, y un enorme depósito que abastecía de agua a la ciudad de Cuzco.

Los españoles tuvieron gran asombro en pensar “como transportaron las piedras al lugar, pues carecían de bueyes y de carros, además tampoco habrían tenido suficientes bueyes para transportarlas… …debe ser obra del mismísimo demonio o de algún encantamiento.”. Está bastante consensuado que los incas transportaron los bloques con la ayuda de vigorosas cuerdas tal como nos recuerda los cronistas de la época: “las piedras se alzaron a pulso por medio de cuerdas muy gruesas. Los caminos por los que se transportaban no eran llanos, sino que atravesaban las laderas escarpadas de las montañas, arriba y abajo, cargando las piedras a cuestas con la única fuerza de los hombres.”. Los españoles observaron como los indígenas transportaban grandes bloques de piedra para la construcción de la catedral de Cuzco: “con no pocos hombres y robustas cuerdas de parra y cáñamo del grosor de una pierna.”. La extracción, el transporte y la colocación de los bloques de piedra se basaron, no tanto en la posesión de determinadas herramientas, sino más en la habilidad, organización y la fuerza bruta. Se dice que el mítico rey inca del siglo XV, Pachacuti, y supuesto arquitecto de la Cuzco imperial, fue el autor de Sacsahuamán: “Pachacuti reunió a veinte mil hombres procedentes de todas las provincias. Cuatro mil de ellos extrajeron y tallaron las piedras, seis mil las transportaron con ayuda de gruesas cuerdas de cuero y cáñamo, otros excavaron el foso y sentaron los cimientos, mientras que otros cortaron palos y travesaños para los armazones de madera”. Se dice que llevaron cincuenta años finalizar las obras.



VISTA AÉREA DEL CONJUNTO SACSAHUAMAN, SON VISIBLES LOS CIMIENTOS DE LAS TORRES DE PLANTA CIRCULAR Y RECTANGULAR


Pero la pregunta es saber cómo lograron los incas colocar los bloques de piedra en su lugar con un ajuste tan perfecto entre bloques adyacentes. A través de los datos aportados por los cronistas, el estudio de las excavaciones arqueológicas y las diversas técnicas empleadas por los incas en el trabajo de la roca, como sostienen doctores en arquitectura, los incas usaban mazas de piedra para modelar los bloques, proceso que llevaban a cabo una y otra vez, hasta dar con la forma deseada. Para la elevación de los bloques y su posterior colocación en el sitio apropiado construían terraplenes de tierra. Si bien, este método es muy apropiado para bloques de pequeñas dimensiones, pero no tan válido para los bloques tan grandes de Sacsahuamán. También se ha hecho pública otra teoría según cuenta que la peculiar disposición de los bloques y la presencia de unas curiosas acanaladuras que se hallan en la base de algunos de ellos, plantea la hipótesis de que las técnicas de construcción de cabañas con troncos mediante el uso de un tipo de compás, que para el caso de los incas estaría hecho de cuerdas, un palo de madera y una plomada de piedra. Con este compás los incas eran capaces de dar a una piedra inferior la misma forma que la había en su parte superior. Para ello se recorría con un extremo del palo el perfil de la piedra superior, y con lo que el otro extremo reproducía el mismo trazado en la piedra de abajo. Se debía mantener la plomada en su sitio en este proceso y trazado el perfil, se tallaba mediante mazas de piedra. 

Antes de llegar a esta fase de moldeo se habían trasladado los bloques de piedra al lugar de las obras y se colocaban encima de una plataforma localizada en la parte superior del muro en construcción. Se supone que esto se realizaba excavando detrás y encima del muro de contención que hacía de plataforma para luego ir rellenando la parte trasera a medida que se ganaba altura. Para poder acceder a la plataforma, se debieron construir rampas con poca pendiente, que una vez tallados los bloques, se colocaban en su sitio bajándolos, por medio de estacas de madera amontonadas bajo cada uno de los bloques que había que descender. Una vez hecho esto, para retirar los troncos de los agujeros labrados en la base de la piedra, se zarandeaba la misma por los lados al tiempo que se iban retirando los troncos hasta colocar el bloque en su sitio. No obstante, estas teorías no están sustentadas en las crónicas de la época que no hacen mención de técnicas parecidas.


 
PLANO SACSAHUAMAN, SE DETALLAN LOS CIMIENTOS DE LAS TORRES, MUROS CONTENCIÓN EN ZIGZAG Y RESTOS DE LOS ALMACENES PARTE INFERIOR DERECHA



Los grandes bloques que forman los muros de contención en zigzag de Sacsahuamán son de piedra caliza que proceden de la propia colina sobre la que descansa el templo, y de diversas floraciones rocosas de los alrededores. Sin embargo, se observan diversas piedras, como las de los bloques más modestos de andesita empleados para construir las torres y los edificios del complejo de Suchuna, que se extrajeron en Rumigolga, una cantera que se halla a 35 kilómetros de Cuzco en dirección sudeste. Desde 1540, los españoles se fueron estableciendo en Cuzco, y fueron usando las piedras del templo para construir sus propios edificios, si bien la enorme magnitud de los bloques que conforman los muros de contención evitó este propósito y así llegaron a nuestros días. Dice Garcilaso sobre el templo: “y para librarse del coste, el esfuerzo y la tardanza con que los indios trabajaban la piedra, nosotros, reutilizamos los bloques más pequeños para edificar los palacios e iglesias en la nueva Cuzco… …de este modo, la majestad de sus fortalezas quedó reducida a la nada; un monumento que no era merecedor de tal ruina, y que será causa de aflicción por siempre entre aquellos que recuerden su antiguo esplendor”.




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