CURIOSIDADES:
En
lo alto de una colina junto a Cuzco, la que fue capital inca, en los Andes
peruanos, es considerado unos de los grandes monumentos de la época
precolombina. Los españoles que llegaron primero hasta allí en 1533, no dudaron
en compararlo con otros construidos en España y dijeron de este templo: “no
existe nada similar, ni el acueducto de Segovia ni ninguna construcción de
Hércules ni de tiempos de los romanos… …debe incluirse entre los monumentos
conocidos como las siete maravillas del mundo.”.
Hoy
en día los restos mejor conservados de Sacsahuamán son tres macizos muros de
contención que flaquean una de las caras de la colina sobre la que descansa el
conjunto. Estos miden unos 400 metros de longitud y nos muestran unos cincuenta
ángulos en zigzag. Se puede observar en el muro interior unos esmerados bloques
megalíticos de los cuáles los españoles dijeron: “nadie que los contemple
osaría afirmar que fueron colocados por manos humanas. Son como trozos de
montañas o riscos…”. Uno de estos bloques pesa 128 toneladas de peso, y hay
algunos que miden 5 x 5 metros.
NOS PODEMOS HACER UNA IDEA DEL TAMAÑO ENORME DE LOS BLOQUES DE PIEDRA CALIZA |
Los
españoles viendo el diseño del templo no dudaron en calificarlo de forzaleza,
pero no parece existir ninguna evidencia que el uso al cuál fue destinado fuera
ese, si bien en el sitio de Cuzco de 1536, en la revuelta de los incas contra
los españoles sí que tuvo ese uso.
Se
cree que Sacsahuamán se empleó para un papel religioso, de hecho cronistas de
la época la llaman “la casa del sol”, lo que nos predispone a pensar que
sabiendo que la religión de los incas se basaba en el culto solar, bien podía
ser ese su papel. Aunque se le atribuye un carácter militar, este probablemente
fuera más simbólico, y que la amplia explanada que hay entre los muros de
contención y un enorme promontorio de roca esculpido, conocido como el
Rodadero, viera desarrollarse batallas rituales similares, según cuentan los
cronistas, tenían lugar en la plaza de la planta cuadrangular que había más abajo.
De hecho, hoy en día, en la explanada tiene lugar una recreación moderna del
solsticio de invierno inca que es visitada por miles de turistas al año.
Se
sabe que Sacsahuamán hacía de enorme almacén donde se albergaban diversos tipos
de ofrendas dentro de unos recintos cuadrados de pequeña dimensión llamados los
golgas, desde donde se podía ver todo Cuzco. “Allí podías ver armas, bastones,
lanzas, flechas, arcos, hachas, prendas acolchadas del algodón, ropas de
soldados, objetos de estaño, plomo y otros metales, plata y oro…”. En lo alto
del templo había dos torres, una redonda y otra rectangular, y Garcilaso habla
de una tercera torre. Pasando la colina de Rodadero tenemos a Suchuna, una
serie de acueductos, túneles, cisternas, patios, terrazas, escaleras y otros
edificios, y un enorme depósito que abastecía de agua a la ciudad de Cuzco.
Los
españoles tuvieron gran asombro en pensar “como transportaron las piedras al lugar,
pues carecían de bueyes y de carros, además tampoco habrían tenido suficientes
bueyes para transportarlas… …debe ser obra del mismísimo demonio o de algún
encantamiento.”. Está bastante consensuado que los incas transportaron los
bloques con la ayuda de vigorosas cuerdas tal como nos recuerda los cronistas
de la época: “las piedras se alzaron a pulso por medio de cuerdas muy gruesas.
Los caminos por los que se transportaban no eran llanos, sino que atravesaban
las laderas escarpadas de las montañas, arriba y abajo, cargando las piedras a
cuestas con la única fuerza de los hombres.”. Los españoles observaron como los
indígenas transportaban grandes bloques de piedra para la construcción de la
catedral de Cuzco: “con no pocos hombres y robustas cuerdas de parra y cáñamo
del grosor de una pierna.”. La extracción, el transporte y la colocación de los
bloques de piedra se basaron, no tanto en la posesión de determinadas
herramientas, sino más en la habilidad, organización y la fuerza bruta. Se dice
que el mítico rey inca del siglo XV, Pachacuti, y supuesto arquitecto de la
Cuzco imperial, fue el autor de Sacsahuamán: “Pachacuti reunió a veinte mil
hombres procedentes de todas las provincias. Cuatro mil de ellos extrajeron y
tallaron las piedras, seis mil las transportaron con ayuda de gruesas cuerdas
de cuero y cáñamo, otros excavaron el foso y sentaron los cimientos, mientras
que otros cortaron palos y travesaños para los armazones de madera”. Se dice
que llevaron cincuenta años finalizar las obras.
VISTA AÉREA DEL CONJUNTO SACSAHUAMAN, SON VISIBLES LOS CIMIENTOS DE LAS TORRES DE PLANTA CIRCULAR Y RECTANGULAR |
Pero
la pregunta es saber cómo lograron los incas colocar los bloques de piedra en
su lugar con un ajuste tan perfecto entre bloques adyacentes. A través de los
datos aportados por los cronistas, el estudio de las excavaciones arqueológicas
y las diversas técnicas empleadas por los incas en el trabajo de la roca, como
sostienen doctores en arquitectura, los incas usaban mazas de piedra para
modelar los bloques, proceso que llevaban a cabo una y otra vez, hasta dar con
la forma deseada. Para la elevación de los bloques y su posterior colocación en
el sitio apropiado construían terraplenes de tierra. Si bien, este método es
muy apropiado para bloques de pequeñas dimensiones, pero no tan válido para los
bloques tan grandes de Sacsahuamán. También se ha hecho pública otra teoría según
cuenta que la peculiar disposición de los bloques y la presencia de unas
curiosas acanaladuras que se hallan en la base de algunos de ellos, plantea la
hipótesis de que las técnicas de construcción de cabañas con troncos mediante
el uso de un tipo de compás, que para el caso de los incas estaría hecho de
cuerdas, un palo de madera y una plomada de piedra. Con este compás los incas
eran capaces de dar a una piedra inferior la misma forma que la había en su
parte superior. Para ello se recorría con un extremo del palo el perfil de la
piedra superior, y con lo que el otro extremo reproducía el mismo trazado en la
piedra de abajo. Se debía mantener la plomada en su sitio en este proceso y
trazado el perfil, se tallaba mediante mazas de piedra.
Antes
de llegar a esta fase de moldeo se habían trasladado los bloques de piedra al
lugar de las obras y se colocaban encima de una plataforma localizada en la
parte superior del muro en construcción. Se supone que esto se realizaba
excavando detrás y encima del muro de contención que hacía de plataforma para
luego ir rellenando la parte trasera a medida que se ganaba altura. Para poder
acceder a la plataforma, se debieron construir rampas con poca pendiente, que
una vez tallados los bloques, se colocaban en su sitio bajándolos, por medio de
estacas de madera amontonadas bajo cada uno de los bloques que había que
descender. Una vez hecho esto, para retirar los troncos de los agujeros
labrados en la base de la piedra, se zarandeaba la misma por los lados al
tiempo que se iban retirando los troncos hasta colocar el bloque en su sitio.
No obstante, estas teorías no están sustentadas en las crónicas de la época que
no hacen mención de técnicas parecidas.
PLANO SACSAHUAMAN, SE DETALLAN LOS CIMIENTOS DE LAS TORRES, MUROS CONTENCIÓN EN ZIGZAG Y RESTOS DE LOS ALMACENES PARTE INFERIOR DERECHA |
Los
grandes bloques que forman los muros de contención en zigzag de Sacsahuamán son
de piedra caliza que proceden de la propia colina sobre la que descansa el
templo, y de diversas floraciones rocosas de los alrededores. Sin embargo, se
observan diversas piedras, como las de los bloques más modestos de andesita
empleados para construir las torres y los edificios del complejo de Suchuna,
que se extrajeron en Rumigolga, una cantera que se halla a 35 kilómetros de
Cuzco en dirección sudeste. Desde 1540, los españoles se fueron estableciendo
en Cuzco, y fueron usando las piedras del templo para construir sus propios
edificios, si bien la enorme magnitud de los bloques que conforman los muros de
contención evitó este propósito y así llegaron a nuestros días. Dice Garcilaso
sobre el templo: “y para librarse del coste, el esfuerzo y la tardanza con que
los indios trabajaban la piedra, nosotros, reutilizamos los bloques más
pequeños para edificar los palacios e iglesias en la nueva Cuzco… …de este
modo, la majestad de sus fortalezas quedó reducida a la nada; un monumento que
no era merecedor de tal ruina, y que será causa de aflicción por siempre entre
aquellos que recuerden su antiguo esplendor”.
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