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Sanguinarios, asesinos y feroces. Los adjetivos que
recuerdan a los vikingos en los libros de historia hablan de sus actos
de salvajismo, sus saqueos, y la falta de moral que les llevaba a acabar con la
vida de mujeres y niños durante sus continuas incursiones. No obstante, el
tiempo ha tergiversado la leyenda de estos hombres del norte hasta mostrarlos
como guerreros que portaban cascos con cuernos y que sólo pensaban en
el pillaje. Nada más lejano a la realidad pues, entre otras cosas, la suya
fue una civilización que supo usar la leyenda negra que les acompañaba para
vencer a sus enemigos.
Gracias a su pésima reputación y a su barbarie, los
vikingos consiguieron castigar con sangre a toda Europa a base de hacha y drakkar.
De hecho, estos feroces escandinavos lograron, entre otras cosas, conquistar
una gran parte de Inglaterra, desembarcar en España e, incluso, remontar
el río Sena con sus navíos para invadir París -ciudad que asaltaron y que
sus dueños únicamente pudieron recuperar ofreciéndoles una cuantiosa cantidad
de oro-. La de los hombres del norte es, en definitiva, una historia llena de
muerte, pero también de falsos mitos que el tiempo ha hecho erróneamente
verdaderos.
No sólo por pillaje
A pesar de que la tradición nórdica tiene, en
ocasiones, más oscuros que claros, el inicio de la era de los vikingos (término
con el que se agrupa a los diferentes pueblos ubicados en Escandinavia durante
los siglos SVIII al XI), tiene una fecha concreta. «El tiempo de los vikingos
comenzó en junio del año 793 con el asalto al monasterio de Lindisfarne,
una comunidad monástica que se encontraba en Inglaterra» afirma en
declaraciones a ABC Víctor Álvarez, autor de «Los Vikingos.
Crónica de una aventura» (Sílex, 2013). Aquel día, los guerreros del norte
acabaron brutalmente con cientos de monjes cuya única defensa frente a las
armas fue la religión. Eran las primeras víctimas de las miles que llegarían
después.
Es en esa jornada cuando comienza la leyenda negra de
los vikingos, un pueblo cuyos únicos objetivos eran, según Hollywood,
asesinar y robar allí por dónde pisaban. «Se tiende a pensar que el movimiento
vikingo se produjo debido a la búsqueda de riquezas, y no siempre era así. Los
nobles nórdicos presionaban muchísimo a la población con impuestos altísimos y
esto produjo que multitud de ellos se hicieran a la mar para escapar de las
exigencias abusivas de sus jefes o para sentirse libres», destaca el
experto.
.
En cambio, tampoco se puede eludir que muchos
escandinavos sí se subían a sus drakkar con el hacha entre los dientes y
dispuestos a reunir la mayor cantidad de oro posible. Esta práctica fue
realizada principalmente durante los primeros años del siglo IX, cuando su
civilización daba los primeros pasos de gigante a través de las aguas europeas.
De hecho, en esa época inventaron una táctica muy innovadora para la época que
consistía en desembarcar sin previo aviso en cualquier parte de la costa
enemiga para saquear sus poblados. A continuación, ponían pies en polvorosa
lo más rápidamente posible en dirección a sus veloces barcos para huir antes
de que llegaran las fuerzas regulares enemigas. Esta estrategia tenía
incluso su propio nombre, «strandkogg», un término que no tiene
traducción en nuestro idioma.
Bárbaros, pero no tontos
Tras el ataque al monasterio de Lindisfarne, los
vikingos demostraron una vez tras otra su falta de moral asesinando y saqueando
de la forma más brutal posible. ¿Por qué lo hacían? Álvarez lo tiene claro:
«Los vikingos mataban mujeres y niños por mera publicidad. Hacían
terrorismo. Como sabían que infundían miedo hacían esas barbaridades para
aprovecharlo y que, cuando fueran a otro pueblo, la gente no opusiera
resistencia y les tuviera pavor. Hacían propaganda».
A su vez, y en contra de la creencia popular, los
vikingos contaban con una gran capacidad para la estrategia y, debido a su
condición de nómadas, se esforzaban en conocer las costumbres de aquellas
regiones que visitaban o asaltaban. Esta práctica les ayudó en muchos casos
a doblegar a sus enemigos. «Después de algunas incursiones, aprendieron a
atacar a los cristianos cuando estaban en la iglesia rezando. Esto les
facilitaba mucho las cosas porque se encontraban a todos aquellos que podían
hacerles frente en un mismo edificio y desarmados», añade el autor. Esta
curiosa –y cruel- forma de actuar ha sido representada de forma fidedigna en la
popular serie «Vikingos».
Los vikingos, en combate
Mientras que su capacidad de aprender del enemigo no
ha sido una de sus virtudes representadas por la factoría Hollywood, el cine si
ha acertado plenamente a la hora de dar a conocer sus armas y técnicas de
combate. Y es que, los hombres del norte usaban el hacha como arma principal
frente al enemigo debido a que también les servía como herramienta en su
vida diaria y a que sabían forjarlas a la perfección.
.
«El hacha era el arma más común para los vikingos, ya
que les hacía las veces de elemento de corte diario, de instrumento ofensivo y
de arma arrojadiza en el combate. Pero los guerreros –les llamo así porque
durante los primeros años no eran soldados entrenados para la guerra a gran
escala como tal- usaban también la lanza y, en algunos casos, una espada si
tenían suficiente dinero para encargarla al herrero. Como elemento defensivo
usaban un escudo con una gran tachuela. Todo eso está documentado a través de
enterramientos llevados a cabo por esta civilización», completa Álvarez en
declaraciones a ABC.
El combate directo contra ejércitos organizados es
otro de los puntos donde la leyenda ha favorecido mucho los vikingos, ya que,
cuando se enfrentaban a fuerzas superiores en número y duchas en el arte de la
guerra, caían a decenas debido a su reducido número –al menos durante los
siglos VIII y IX-. Había por ello muchos viajes en los que, tras una gran
contienda, regresaban al ansiado hogar menos de la mitad de los que habían
partido.
Una sociedad avanzada
Socialmente, los hombres del norte eran una de las
civilizaciones más avanzadas de la época, pues daban una gran importancia al
papel de la mujer. «Los vikingos no eran muy machistas. La mujer era reconocida
más allá del ámbito del hogar. En ese sentido tenían una sociedad mucho más
avanzada que la que podía haber por ejemplo en Europa. La mujer podía tomar
decisiones, salir de viaje solas, sabían leer, escribir, incluso podían decidir
con quién casarse», añade Álvarez.
Además, tampoco era inusual que una mujer cogiera el
hacha y el escudo para darse de mamporros en las tierras de ultramar. Un hecho
que la serie «Vikingos» muestra a través de Latgerta –esposa de Ragnar Lothbrok, protagonista de la saga-. «Las
mujeres podían acudir a la batalla, pero eso es algo que no está muy bien
documentado. En algunas sagas islandesas si aparece alguna guerrera, aunque
generalmente no tenían gran relevancia. Podían viajar en una expedición como
combatientes si eran fuertes y sabían manejar las armas, pero lo más normal es
que acudieran para colonizar después de la batalla», completa el experto
español.
Sin cuernos
Con todo, de entre todas las leyendas y creencias
relacionadas con los vikingos la más extendida es la que afirma que portaban
unos grandes cascos rematados con cuernos que infundían pavor en los enemigos.
Sin embargo, los expertos son tajantes en este punto… ¡No llevaban
cornamentas!
«Ha trascendido la idea de que el casco vikingo
llevaba cuernos, pero no era así. Hay varias teorías que tratan de explicar la
causa de que el bulo se haya extendido tanto. Una de ellas afirma que, como la
historia de los hombres del norte fue escrita por las víctimas –los que
recibían los ataques-, y estas los veían como hombres endemoniados, se les
terminó representando con cuernos por asimilación con los demonios. Otra
dice que la equivocación se produjo en 1820 cuando se ilustró un libro de
temática vikinga con unos guerreros nórdicos con cuernos, pero esto se hizo
así porque se vivía en la época del romanticismo y no se daba una imagen real
de las cosas, sino idealizada», finaliza el autor.
Seis preguntas a Víctor Álvarez
1- ¿Los vikingos eran
tan crueles como los dibuja la historia?
Eran muy sanguinarios, pero la historia de sus viajes
la han escrito principalmente los vencidos, que los veían como unos asesinos,
así que nunca se podrá saber si eran realmente tan bárbaros o lo escrito es una
exageración. A pesar de todo, hay que entender que los cristianos de entonces
no comprendían como aquellos tipos podían entrar en un edificio sagrado y matar
a todo el mundo. Para ellos era algo inconcebible. Los cristianos no entendían
tampoco como Dios no les ponía una barrera divina ante esa barbarie.
2- Entonces. ¿Cómo eran
realmente?
Las crónicas más fiables a nivel histórico –las
anglosajonas, las francas y la historia de los arzobispos de Hamburgo y Bremmen,
por ejemplo- nos muestran a una gente agresiva y pagana que cometía todo tipo
de crueles tropelías.
3- ¿Qué falsas
creencias sobre vikingos han calado en la sociedad?
En primer lugar, la idea de que los vikingos llevaban
cuernos en los cascos. También se tiene la idea de que todos los barcos de los
vikingos se llamaban «drakkars», cuando había varios tipos de navíos. Había
buques de cargamento, de recreo para reyes y los de guerra, que eran los
famosos «drakkar».
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4- ¿De dónde proviene
el término «Drakkar»?
Es una denominación francófono que proviene del
francés y significa dragón. Les llamaron así porque tenían animales en la proa.
Las proas tenían una función meramente decorativa similar a la del resto de
Europa, que también solían llevar animales en el buque para impresionar. No es
algo característico escandinavo.
5- ¿Hay algún
descubrimiento que pueda favorecer la idea de que los vikingos llevaran cuernos
en los cascos?
Hace relativamente poco se encontró un casco en un
enterramiento que tenía dos agujeros. Según se publicó después, podrían haber
servido para portar los cuernos, pero, realmente, no tiene lógica ir al combate
con un casco tan incómodo para luchar.
6- ¿Exaltaba la
religión nórdica la guerra?
Si. Su mitología es absolutamente proclive hacia la
batalla. Sólo tienes que ver a Thor, que empuña un martillo de guerra. Los
vikingos eran, en general, muy creyentes. Ellos entendían que tenían que ser
como una reencarnación de los propios dioses Esto ocurría por ejemplo con los
«berserkers», unos guerreros vikingos que combatían medio desnudos y, según la
creencia de la sociedad, estaban dotados de una fuerza directa entregada por
los dioses que les hacía salir indemnes de la batalla. En los enterramientos solían
usar las runas, una escritura en la que ponían a grandes rasgos las hazañas del
fallecido. Solían además respetar a sus muertos con más dedicación de la que
tenemos nosotros.
FUENTE _ El mundo
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