NOTICIAS:
En 1943, el investigador Eliécer Silva Celis,
fundador del Museo Arqueológico de Sogamoso (Boyacá), recibió el aviso de
habitantes de Floresta (población ubicada en el altiplano cundiboyacense),
quienes le informaron sobre la existencia de restos óseos humanos en una cueva
de la vereda La Puerta.
Jose Vicente Rodriguez investigador de la Universidad Nacional de Colombia |
El arqueólogo recogió las muestras, que al parecer pertenecían a la etapa más temprana del período Precerámico, el cual llegó hasta mediados del tercer milenio antes de Cristo (a. C.). Esa conclusión se derivó por el desgaste dental redondeado, los cráneos alargados y el proceso de mineralización de los huesos. El explorador los guardó sin saber que estaba frente a un antiquísimo homicidio.
En ese entonces, la hipótesis
del profesor Silva era que la osamenta pertenecía a pobladores más antiguos que
los chibchas. No obstante, setenta años después, el arqueólogo José Vicente
Rodríguez, director del Laboratorio de Antropología Física de la Universidad
Nacional de Colombia en Bogotá, comprobó que se trataba de hombres del
Paleoamericano de hace unos 8.000 años, que llegaron desde Siberia, en el
extremo noreste de Asia. En la investigación también
participaron expertos de las universidades Pedagógica y Tecnológica de Colombia,
con quienes se sistematizaron los hallazgos.
Si bien, la antigüedad de
los huesos sorprendió a los científicos, fueron las lesiones observadas en el
cráneo lo que más les llamó la atención, pues eran compatibles con trauma
severo perimortem, es decir, muerte en el momento del golpe. El profesor
Rodríguez explica que el ataque tuvo tal fuerza y dirección, que se descarta la
probabilidad de una caída u otro accidente.
Aún más sugestivo es que
luego de analizar la literatura científica, todo indica que se trata del
homicidio más antiguo registrado, no solo en el país sino en el continente
americano. El ataque fue muy fuerte, tal vez con un bastón o una vara de madera
dura que rompió la región parietal-temporal izquierda y afectó el cerebro del
sujeto, que vivió seis siglos a. C. Los restos corresponden a
un hombre de edad media, muy robusto, cuya lesión se concentró en la región
izquierda de la cabeza y produjo una fractura concéntrica y radial que se
expandió por la parte superior del cráneo hasta alcanzar el lado derecho.
Análisis de
las muestras
La sistematización de los
huesos se llevó a cabo con el uso de compases de ramas curvas y rectas para
medir la forma, longitud y ancho del cráneo, que en el caso de los
paleoamericanos era alargado y angosto.
La profesora Clemencia
Vargas, de la Facultad de Odontología de la UN, fue la encargada de analizar los dientes. Ella concluyó que eran de
tipo macrodontes (dientes grandes), que presentaron un desgaste por una dieta
compuesta por alimentos abrasivos como los tubérculos y que, además, el
individuo se nutría de animales de monte.
Esto se verificó al
realizar el análisis de isótopos estables de nitrógeno y carbono, los cuales
permiten inferir información sobre los hábitos nutricionales de los seres vivos
prehistóricos. Estos isótopos son moléculas que permanecen inalteradas con el
paso de los siglos y se hallan en elementos como el carbono, el nitrógeno y el
oxígeno, del que están compuestos los tejidos orgánicos.
Cuando un ser se
descompone, los huesos y dientes pueden subsistir por un período mucho más
largo y si se fosilizan, los isótopos estables se mantienen intactos, pues no
se contaminan con otros elementos del entorno. Por ello, son muy valorados para
realizar estudios relacionados con la alimentación y el hábitat de comunidades
antiguas. Por ejemplo, si alguien consume papa, los isótopos del tubérculo se
incorporan en el metabolismo de la persona y dejan una evidencia que puede ser
hallada por los científicos a largo plazo.
Una técnica distinta se usó
para determinar la antigüedad de los restos, a saber, la datación por
radiocarbono. A diferencia de la anterior, en donde se analizan los isótopos
estables, en este caso se estudian los inestables.
En la naturaleza, el
carbono tiene tres isótopos: dos estables (12C y 13C) y
uno inestable (14C). Este último se desintegra lentamente a lo largo
de miles de años a partir del momento en que un ser muere. Según el grado de
descomposición del carbono 14 al momento de hallar un resto, es que se
determina su antigüedad. En el estudio del profesor Rodríguez, se extrajo 14C
del colágeno de los huesos en el laboratorio Beta Analytic, en Estados Unidos.
Los resultados revelaron la edad de 8.000 años de los restos óseos.
Un golpe con un objeto contundente (un bastón o una madera dura) causó la muerte del individuo paleo americano |
Seres
violentos
Los paleoamericanos que se
ubicaron en el altiplano eran cazadores-recolectores, cuya competencia por el
acceso a los recursos pudo haber provocado enfrentamientos violentos que
produjeron la muerte del individuo estudiado.
“Por lo visto, el acceso a
tubérculos y a animales desembocaba en enfrentamientos que llegaban a ser mortales”, sostiene el
director del Laboratorio de Antropología de la UN, quien añade que la población masculina de este tipo de hombre no
pasaba de 1,58 metros de estatura.
Se atacaban con palos y
bastones, y no solo los hombres eran víctimas sino también mujeres. Además no
pasaban de los 30 años de edad, debido a la dura competencia para dominar los
territorios ricos en alimentos. Dado a que parte de su dieta era vegetariana,
pudieron conocer el ciclo de florecimiento de las plantas en esas zonas.
Al indagar sobre la región
donde se hallaron los restos (norte de Boyacá), los científicos han establecido
que existió un lago al que acudían animales, como curíes y patos, y en cuya
cercanía había una terraza natural, ideal para el avistamiento de la fauna.
Este cuerpo de agua pertenecía al período Pleistoceno (de 2,5 millones a 10.000
años de antigüedad) y todavía quedan algunos rastros posteriores a su
desaparición.
Por lo pronto, queda
pendiente un estudio más sobre estos restos y es el componente paleogenético,
que se realizará en el Instituto de Genética de la UN, con el fin de sistematizar y caracterizar el adn de
estos antiguos pobladores de Boyacá.
FUENTE _ UN periodico de la Universidad Nacional de Colombia
No hay comentarios:
Publicar un comentario