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martes, 29 de abril de 2014

EL GENOCIDIO UCRANIANO

CURIOSIDADES:




Hablando de la Ucrania de hoy, se suele mencionar su excepcional potencial agropecuario, debido a las grandes reservas de sus fertilísimas "tierras negras", muy importantes a escala europea y también planetaria. No en vano se la llamaba "el granero de Europa" siendo, a comienzos del siglo pasado, uno de los mayores productores de trigo en el mundo.

Por eso es difícil concebir que este país y su pueblo, quedaron en el "ojo de tormenta" de la mayor catástrofe mundial del siglo XX, y la mayor de la historia de Ucrania, maquinada como genocidio por hambre. Durante los años 1932/33 murieron, por esta causa, de 7 a 10 millones de personas. Sin embargo el número exacto de víctimas aún no ha podido ser determinado por los historiadores y demógrafos, ni tampoco sus tremendas consecuencias sobre las posteriores generaciones. 

¿Cómo pudo ocurrir tal horrible crimen sin que haya habido resistencia armada del pueblo afectado y sin que la opinión pública internacional tome cartas en el asunto?


  Antecedentes

Con la caída del Imperio zarista en el 1917 Ucrania, después de sucesivos y correlativos pasos políticos, proclama su total independencia el 22 de enero del año 1918. Es reconocida por muchas naciones del mundo, incluyendo el gobierno bolchevique de Lenin. La República Argentina lo hizo el 5 de febrero de 1921.

Después de una corta pero cruenta lucha libertadora en el “cuadrángulo de la muerte”(1), la mayor parte del país quedó incorporado en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) mientras sus territorios occidentales eran repartidos entre Polonia, Checoslovaquia y Rumania.

La primera hambruna en Ucrania comenzó poco tiempo después de la terminación de la guerra y de las represiones de los focos independentistas por el victorioso régimen bolchevique, abarcando una gran parte de su territorio. Sus causas, climáticas parcialmente, se debieron a la sequía del año 1921 y a las consecuencias económicas de la prolongada guerra. Pero el factor primordial fue la desastrosa práctica agropecuaria introducida por el régimen existente - la reducción de los campos de siembra en las regiones agrícolas debido a la aplicación de la política del “comunismo de guerra”(2) y de los métodos directivos de la conducción partidaria comunista que distribuía los recursos de producción existentes favoreciendo, en especial, a centros industriales que se encontraban fuera de las fronteras de Ucrania. A raíz de resistencias y sublevaciones entre el campesinado, Lenin reconoce el fracaso de la colectivización acelerada e introduce la Nueva Política Económica (NEP). Se suspenden las confiscaciones de granos, se permite a los campesinos su comercialización y se recomienda que la colectivización de tierras sea gradual. Este experimento terminó con la muerte de 1,5 a 2 millones sólo de campesinos ucranianos.




Ya dueño absoluto del poder en la URSS, en 1928, Stalin aplica su plan quinquenal destinado a convertir el país en un “paraíso terrenal”. Todo impedimento para su realización deberá ser eliminado. El individualismo ucraniano es un obstáculo. Así comienza la era del terror contra la Iglesia y la dirigencia nacional ucraniana. Se arresta, fusila o deporta a Siberia millares de líderes religiosos e intelectuales, científicos, estudiosos, artistas y poetas. 

En 1930, se ordena que la colectivización de la tierra deba ser completada, a más tardar, en dos años. Las tierras de los “kulak”(3) y todas sus pertenencias son confiscadas por el estado. Miembros de choque del partido comunista son traídos de las ciudades para “ayudar” en la colectivización. El que se opone es denunciado y deportado. Los impuestos, pagaderos en granos, se aumentan exageradamente obligando así, a los campesinos, incorporarse a las granjas colectivas donde estos impuestos son tres veces menores. 

En 1932, se culpa a los campesinos por la falta de pan y el estricto racionamiento de alimentos en los centros urbanos. Sin embargo los mercados occidentales estaban abarrotados de trigo ucraniano confiscado a sus productores. 


    La hambruna – “Holodomor”




La hambruna de los años 1932/33 ocurrió en las mismas regiones de Ucrania que en las del año 1921, con la diferencia que esta vez las causas fueron factores predominantemente políticos. La Hambruna de los años 1932/33 (HOLODOMOR en ucraniano) no fue un fenómeno casual de origen natural o social. Fue una consecuencia del terror por hambre, aplicado por un estado totalitario con un fin determinado, o sea genocidio.

El aniquilamiento físico masivo de los agricultores ucranianos, por medio del hambre artificial, fue un consciente acto terrorista de un sistema político contra gente pacífica, a cuya consecuencia desapareció no solo una numerosa capa de prósperos y libres campesinos–empresarios, sino también varias generaciones de la población rural. Fueron socavadas las bases sociales de la nación, sus tradiciones, su cultura espiritual y autóctona.

Según el conocido científico estadounidense James Mace: “La colectivización forzada fue una tragedia para todo el campesinado soviético, pero para los ucranios fue una tragedia en particular. Tomando en cuenta la casi total destrucción de las elites urbanas, la colectivización representaba su aniquilamiento como organismo social y factor político, quedando relegados a una situación que los alemanes denominan naturfolk (“pueblo primitivo”)”. 

Un análisis de aproximadamente 30 Resoluciones del Comité Central Ejecutivo del PC bolchevique, del Comité del Consejo Soviético de la RSSU y de la URSS, publicadas entre los años 1929 y 1933, prueba una premeditada creación de condiciones de vida para la población rural tal, que la condujeron a un total aniquilamiento físico. Dos terceras partes de esta población fueron ucranios étnicos. El HOLODOMOR de los años 1932/33 – fue una acción consciente. Según lo prueban fuentes documentadas, había pan en Ucrania pero este pan fue quitado.

Entre los documentos del Politburó del Comité Central del PC bolchevique de Ucrania, se conservan pruebas sobre la organización de los así denominados “trenes verdes” que transportaban productos alimenticios de Ucrania a Centros Industriales de Rusia, para los Festejos de Octubre. Transportaban desde granos para semilla hasta pepinos salados, chucrut y tomates dejando a las personas condenadas a una muerte segura, por hambre. 

Por orden de Gobierno se prohibía todo tipo de comercio en las aldeas, se impedía el abastecimiento de productos alimenticios, se perseguía y se condenaba a 10 años de prisión y fusilamiento cualquier forma de utilización de pan, para pagar por el trabajo, en las regiones que no hayan cumplido con las cuotas establecidas de entrega de granos. Se introducía un sistema de multas con productos naturales y represalias con mercadería. La cantidad relativa de grano ucraniano en el total de la producción de pan de la URSS representaba más de un tercio. Separada la misma por regiones, las cuotas establecidas de entrega de grano, superaban las de Norte del Caucaso, de la región Central de Chornozem, de Kazajstán y de la provincia de Moscú, tomadas en su conjunto.

En la primavera del 1933 el HOLODOMOR llega a su punto culminante. Mueren 25.000 personas por día, 17 seres humanos por minuto.  


  Las consecuencias

Como ya lo había señalado anteriormente, aún se desconocen las verdaderas consecuencias del HOLODOMOR.

Probablemente, tomando en cuenta los resultados del censo poblacional del año 1937, la pérdida de vidas a consecuencias del agotamiento físico total, del tifus, de envenenamientos gastro-intestinales, canibalismo, represiones, suicidios debido al desorden psíquico y colapso social representaba, en el territorio de Ucrania, a 8 millones de personas, aproximadamente.
Evidentemente, el criterio de apreciación de la magnitud de la tragedia no está sólo en la cantidad, sino en la capacidad de cada persona de tomar el dolor ajeno como suyo propio. Al respecto, la conocida poetisa ucraniana Lina Kostenko, decía que “el Holodomor se encuentra más allá de las fronteras del dolor”. La Universalidad de esta Catástrofe Nacional sólo puede ser entendida con la profundidad de la conmoción interna de todo aquel que se considere una persona civilizada.

Las estadísticas más exactas no están en condiciones de transmitir la hondura y el alcance de las consecuencias económico-sociales, políticas y psíquico-morales del HOLODOMOR, la horrorosa arbitrariedad de las estructuras de poder y los frecuentes casos de un fenómeno vergonzante para el género humano – el canibalismo.




Una profunda huella ha dejado el HOOLODOMOR de los años 1932 -1933 en la historia de Ucrania, que se superpone con huellas de otras tragedias que le tocaron en suerte, a su pueblo, durante en el siglo XX. La Guerra Libertadora y el hambre de los años 1921/23, las represiones de los años 1937 -1938, la Segunda Guerra Mundial de los años 1941/45, la ocupación alemana y el Holocausto, el hambre de los años 1946 -1947….Sin embargo, si fuese necesario y posible ponderar las secuelas de estas múltiples conmociones, las consecuencias humanitarias del HOLODOMOR no son comparables con alguna de ellas.

Por su direccionamiento antiucraniano y por la magnitud en su aplicación, el HOLODOMOR de los años 1932/33 se reveló el arma más terrible de destrucción masiva y de esclavización social de los campesinos, utilizada por el régimen totalitario en Ucrania.

Sin un adecuado análisis de esta más cínica forma de terror político, en sus aspectos históricos, sociológicos, legales y políticos es imposible, hoy día, imaginar la historia de la Europa del siglo XX y comprender la esencia misma del totalitarismo. Con todo fundamento se puede hablar de una Catástrofe social-humanitaria global en la historia de la humanidad y no sólo en la de Ucrania.



   La reacción de la comunidad internacional


A juzgar por los informes enviados, a sus respectivos países, de los Cónsules extranjeros radicados en las ciudades de Kyiv, Odesa y Kharkiv, los Jefes de Estado conocían las condiciones y el alcance del hambre en Ucrania. El Prof. O.Shulhin, Jefe de Gobierno de la República Democrática Ucrania (UNR), exiliado en Paris, dirigió una nota a la Liga de las Naciones y a la Cruz Roja Internacional sobre las horrendas consecuencias del hambre, producido artificialmente, en Ucrania. Sin embargo, los círculos políticos y empresariales de los países extranjeros observaban en silencio el desarrollo de la tragedia o simplemente no la querían ver, engañados por la efectiva propagando del régimen estalinista. Sólo para ejemplo cito al ex -Primer Ministro de Francia Edouard Herriot o al escritor inglés George Bernard Shaw. Más aún, el muy conocido columnista del “New York Times” Walter Durante, radicado en Moscú, ganador del Premio Pulitzer, negaba totalmente la existencia del hambre en Ucrania.

Es importante destacar que el concepto de “genocidio” fue introducido en el campo internacional por una Resolución de la ONU del día 11 de diciembre de 1946, que rezaba: “De acuerdo a las normas del derecho internacional, el genocidio es un crimen, que es condenado por el mundo civilizado y por su realización los principales culpables deben estar sujetos a castigo”.

El 9 de diciembre de 1948, la Asamblea General de la ONU aprobó por unanimidad “La Convención sobre la Advertencia del Crimen de Genocidio y el castigo por el mismo”, que entró en vigor el 12 de enero de 1951. El art.II de esta Convención define el genocidio como: “Acciones realizadas con el objeto de destruir, total o parcialmente, cualquier grupo nacional, racial o religioso, como tal”. Desde entonces esta Convención es un instrumento de advertencia para el genocidio cuyo accionar se incrementó después de la terminación de la “guerra fría”. Sin embargo, las normas jurídicas formuladas en este documento se utilizan, como regla, sólo en relación al Holocausto de la Segunda Guerra Mundial.

Gracias a la Comisión del Congreso de los EE.UU. de Norteamérica, formada a instancias y esfuerzos de la emigración ucraniana en este país y encabezada por el científico James Mace, el HOLODOMOR de 1932-33 en Ucrania fue denominado genocidio.

Sin embargo, aunque esta calificación también se basaba en la escasa documentación que disponían, fundamentalmente se apoyaba en los testimonios de los sobrevivientes del Holodomor. Por ello, después de la culminación de sus tareas y de la publicación de las conclusiones, por iniciativa del Congreso Mundial de los Ucranios Libres (SKWU), fue convocada una Comisión de eminentes juristas, bajo la coordinación del Dr. Jacob Sandberg, profesor del Instituto Sueco de Derecho Publico e Internacional, para investigar el hambre de los años 1932-33 en Ucrania. Integraba también, la misma, el ex Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la República Argentina, Dr. Ricardo Levene (h).

En noviembre del año 1989 la Comisión J. Sandberg publicó su veredicto. Las causas primordiales del hambre en Ucrania fueron la excesiva recolección de granos, precedida por colectivización forzada y el deseo del Gobierno Central de combatir el “tradicional nacionalismo ucraniano”. Es decir que los juristas, han podido entrever en el HOLODOMOR no sólo el anhelo del Kremlin a forzar los campesinos, mediante el terror por hambre, a una forma impropia a su manera de vivir, sino que también encontraron en este terror una componente nacional. Por lo tanto el HOLODOMOR en Ucrania fue declarado genocidio.

En el año 2003 se conmemoraba el 70 Aniversario del HOLODOMOR. Con este motivo fue convocada una Sesión especial de la Verjovna Rada (Parlamento) de Ucrania para el día 14 de mayo del mismo año. Los integrantes de esta Sesión aprobaron una declaración al pueblo ucraniano, en la cual reconocieron que “…El Holodomor fue organizado conscientemente por el régimen estalinista y debe ser públicamente condenado por la sociedad ucraniana y la comunidad internacional, debido a la cantidad de victimas, como uno de los más grandes genocidios de la historia mundial”. 

En septiembre del 2003 el Presidente de Ucrania apelaba a los participantes de la 58-a Sesión de la Asamblea General de la ONU, apoyar la iniciativa ucraniana para condenar el Holodomor de los años 1932-33 como acto genocida. Una declaración conjunta de las delegaciones de los estados miembros de la ONU designaba, por primera vez en la historia de esta alta Organización Internacional, al Holodomor de los años 1932-33 (en su 70 Aniversario) como una tragedia nacional del pueblo ucraniano, con sus penosas derivaciones para naciones colindantes, expresaba los pésames a sus victimas y apelaba a todos los estados-miembros de la Organización, a sus entidades especializadas, a las organizaciones regionales e internacionales, a los fondos y asociaciones, presentar tributo a la memoria de todos aquellos que fallecieron en este trágico período de historia.

Junto con ello, el reconocimiento del HOLODOMOR como genocidio contra el pueblo ucraniano, se encuentra en muchos otros documentos oficiales. Sólo mencionaré aquí la declaración de homenaje a las víctimas del Holodomor en Ucrania de los años 1932-33, aprobado por el Senado de la República Argentina el 23 de setiembre del 2003; la Resolución del Senado Canadiense, del 19 de junio del 2003, apelando a su Gobierno reconocer el Holodomor en Ucrania de los años 1932-33 y condenar cualquier tipo de intento de ocultar la verdad histórica sobre el hecho que esta tragedia no fue otra cosa que un genocidio; la Resolución de la Cámara de los Representantes del Congreso de los EE.UU. de Norteamérica Nº 356 del 20 de octubre del año 2003 y también la reciente aprobación de la Resolución de permitir la construcción, en un predio de la ciudad de Washington, de un monumento a las victimas del Holodomor-genocidio.




Finalmente, en la reunión plenaria de alto nivel de la Asamblea General de la ONU del 15 de setiembre del cte. año, el actual Presidente de Ucrania Victor Yushchenko, en su alocución a los Jefes de Estado presentes, declaró: “Estimados líderes del mundo actual, tenemos suficiente fuerzas para evitar los crímenes contra los hombres y la humanidad. Yo me dirijo a ustedes en nombre de una nación que ha perdido 10 millones de personas por el Holodomor – genocidio, organizado contra nuestro pueblo. En aquella oportunidad los gobiernos de muchos países no quisieron ver nuestra desgracia. Insistimos: el mundo debe conocer toda la verdad sobre los crímenes contra la humanidad. Solo así podremos estar todos seguros que la indiferencia nunca más estimulará a los criminales”.

Este mes fue firmada una Resolución Presidencial donde, entre otras cosas, se decide la formación del Instituto Ucraniano de Memoria Nacional. (2005).




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