La campaña de Egipto
Bonaparte conoció a una persona
importante para su futuro éxito al terminar la campaña de Italia. Se trataba de
Charles-Maurice de Talleyrand-Périgord. Talleyrand había sido nombrado por el
Directorio ministro de negocios extranjeros el 16 de Julio de 1797 y pensó que
el joven Bonaparte, al que no conocía por esa fecha, era una persona capaz de
proporcionar a Francia orden y paz por ser ilustrado y ahora admirado por el
país. Mediante comunicación por numerosas cartas, Talleyrand y Bonaparte
empezarían pronto a conspirar contra el Directorio al que ambos detestaban por
estar corrupto. ambos destruirían esas cartas en el futuro. Nada más conocerse
ambos, Talleyrand ya estaba traicionando al Directorio que le había nombrado
ministro. Juntos conspiraron y fracasaron en un plan para ocupar dos de los
cinco consulados del Directorio. Talleyrand sirvió de guía a Bonaparte, le
aconsejó y le protegió de su inexperiencia evitándole contactos comprometedores
o pérfidos. Aunque tal vez eran los demás quienes debían haberse protegido de
estos dos personajes. Talleyrand metió con calzador a Bonaparte en ceremonias
en las que el segundo no debía ser invitado por su cargo pero el flamante
general de división era un espectáculo para los asistentes.
En Marzo de 1798 Bonaparte propuso
llevar a cabo una expedición para colonizar Egipto con el objetivo de proteger
los intereses comerciales franceses y cortar la ruta de Gran Bretaña a la India. Napoleón defendía
que la riqueza británica era ficticia, que era un coloso con pies de barro y
que la pérdida de su enlace vital con la India la reduciría a polvo y ceniza. El Directorio, aunque preocupado por el
alcance y el costo de la expedición, rápidamente aprobó la empresa dado que
significaba sacar a Bonaparte del centro del poder.
Talleyrand discrepaba con
Napoleón sobre el método para expulsar a los ingleses de Egipto. El primero no
quería una apropiación militar sino una victoria diplomática sobre Inglaterra y
en favor del Imperio Otomano. El segundo defendía una conquista de Egipto para
Francia. ambos estaban de acuerdo en que quitarle Egipto a Inglaterra era muy
importante para separar a la metrópolis inglesa de las colonias de la India.
Napoleón marchó a su expedición
egipcia al frente de 38.000 hombres que formaban el Ejército de Oriente. El
aspecto más inusual de dicha expedición es la inclusión de un buen número de
científicos, lo cual, según algunos, reflejaba la devoción de Bonaparte a los
principios e ideas del entonces periodo de Ilustración.
Otros, sin embargo, lo vieron como una maniobra propagandística que sólo
buscaba ocultar las intenciones imperialistas de Napoleón. Bonaparte también
emitió proclamas en las cuales se presentaba como liberador del pueblo egipcio,
oprimido por el yugo otomano y alabando los preceptos del Islam. Esta maniobra no
fue exitosa dado que el pueblo egipcio siempre vio a los franceses como una
fuerza de ocupación.
De camino a Egipto, la expedición de Bonaparte conquistó a traición Malta el 9 de junio,
expulsando a la Orden Hospitalaria.
El 9 de Junio,
la flota francesa que transportaba al ejército de oriente de Napoleón, recaló
en la franja costera septentrional de la isla mediterránea de Malta, gobernada
por Ferdinand von Hompesch zu , Gran Maestre de la Orden de Malta ( también conocida como orden del Hospital de San Juan de
Jerusalén ), que tenía sus cuarteles generales en la ciudad amurallada de La Veleta.
Desde el buque insignia de la
escuadra francesa, el L'Orient, Bonaparte pidió permiso a las autoridades de La
Valeta para amarrar sus buques en el puerto y repostar agua. El Gran Maestre
convocó un Consejo de Guerra y llamó a todos los caballeros a las armas, que
acudieron rápidamente a guarnecer los muros de la capital.
Tras arduas deliberaciones,
Hompesch consintió que los viajeros acercaran su flota al puerto en grupos no
mayores de cuatro barcos a la vez; es cierto que unos 200 caballeros eran
franceses y no deseaban luchar contra compatriotas. Napoleón embarcó en un
pequeño bote y dedicó el resto de la jornada a visitar el litoral y las
fortificaciones exteriores.
El 10 de junio, los infantes
franceses desembarcaron en Gozo, la bahía de San Julián y Marsaxlokk;
la isla fue ocupada rápidamente, excepto La Valeta. Bonaparte ofreció al Gran
Maestre un armisticio de un día para rendir la capital. La fama del ejército
francés y su Revolución había alcanzado la isla, y eran muchos los malteses que
no desean combatir.
El 12 de junio se firmaron los
acuerdos de capitulación: Malta pasaría a ser parte de la República de Francia,
el Gran Maestre recibiría una compensación de 300.000 francos, aunque debería
ceder los puestos de poder a los caballeros de origen francés. Las propiedades
de los miembros de la Iglesia católica y la Orden serían respetadas.
Las joyas, objetos valiosos y las
monedas del tesoro de la Orden y las iglesias fueron saqueadas; la plata fue
fundida en barras y embarcada. Unos días después Napoleón ya tenía una fortuna
que se elevaba a un cuarto de millón de libras. Posteriormente la Orden sería
expropiada de sus tierras y rentas.
En Francia no sentó bien en un principio, pues no todo el gobierno estaba al tanto de que
Malta fuese un objetivo. Napoleón tendría que justificar su ocupación a Talleyrand,
ministro de Asuntos Exteriores francés.
Bonaparte dejó en Malta una
guarnición de 4.000 soldados, aunque reclutó 600 habitantes con los que forma
la Legión Maltesa, que se embarcó con el Ejército de Oriente. El 18 de junio,
Napoleón abandonó la isla. Pronto el Almirantazgo británico sabría donde se encontraba
la flota francesa y enviaría tras ella a la escuadras de Nelson y del almirante
Jervis, que estaba en el puerto de Gibraltar dispuesta a cerrar el paso del
Estrecho.
El ejército francés desembarcó en
Alejandría el 1 de julio de 1798, eludiendo temporalmente a la Armada Británica. Aunque los franceses ganaron la decisiva Batalla de las Pirámides con un ejército
de 25.000 hombres enfrentados a 100.000 del enemigo, toda la flota francesa, a
excepción de dos naves, fue destruida por el almirante Nelson en la Batalla del Nilo. El Almirante Nelson se
convertiría al cabo de los años en una auténtica pesadilla para los planes de
Napoleón. Por el momento, con su ejército atrapado en Egipto, el objetivo de
Bonaparte de fortalecer su presencia en el Mediterráneo se vio frustrado, si bien logró consolidar su poder en Egipto,
no sin sofocar antes diversas revueltas populares. Bonaparte ordenó que en
Egipto la servidumbre y el feudalismo fuesen abolidos y los derechos básicos de los ciudadanos garantizados. Bonaparte fue llamado por los egipcios Sultán
Kebir. La situación propició el desarrollo de importantes estudios sobre el Antiguo Egipto entre los que se destaca el descubrimiento de la Piedra de Rosetta. Este descubrimiento supone el inicio del estudio de la
historia del Egipto clásico puesto que la piedra de Rosetta supuso para los
egiptólogos el primer diccionario multilingüe que incluía al perdido idioma
egipcio.
A comienzos de 1799, Napoleón
condujo al ejército francés sobre la provincia otomana de Siria y derrotó a las
fuerzas superiores despachadas por la Sublime Puerta en diferentes batallas,
pero su ejército sucumbió ante las plagas, en especial la peste bubónica y la carencia de suministros. Napoleón dejó un contingente
de 13.000 soldados para apoderarse de las ciudades costeras de Jaffa, El Harish,Gaza y Haifa.
El asalto de Jaffa fue particularmente
brutal. Aunque los franceses se apoderaron de la ciudad tras unas pocas horas
de combate, los soldados de la República asesinaron a bayonetazos a 2.000
turcos de la guarnición que trataban de rendirse. A continuación se ensañaron
durante tres días con la población civil, robando y matando a hombres, mujeres
y niños. La matanza culminó cuando Bonaparte ordenó la ejecución de 3.000
prisioneros turcos.
Con su ejército debilitado, e
incapaz de tomar la fortaleza de Acre,
Bonaparte se vio obligado a tornar a Egipto en mayo de 1799. Con objeto de
acelerar su marcha, los prisioneros fueron ejecutados y los enfermos
abandonados a una muerte segura. De vuelta al país del Nilo, el 25 de Julio Bonaparte derrotó a los otomanos en su intento de desembarco en Abukir.
Con la situación en Egipto
estancada y la cada vez mayor inestabilidad en Francia, Bonaparte abandonó el
país en una goleta rumbo a Francia, dejando al mando al general de brigada Jean
Baptiste Kléber. Mientras tanto, la invasión de
Egipto ya había motivado una nueva coalición que atacó a Francia.
En este capítulo, merece un
espacio de protagonismo el general de brigada Kléber. Este aceptó una división
en la expedición a Egipto bajo el mando de Napoleón, pero fue herido en la cabeza en Alejandría en los primeros combates, lo cual le impidió participar en el resto de la
campaña, siendo nombrado gobernador de Alejandría. En la campaña de Siria de 1799, sin embargo, mandó a
la vanguardia, tomó El-Arish, Gaza y Jaffa, y obtuvo la gran victoria de la Batalla del Monte Tabor,
el 16 de Abril de 1799.
Cuando Napoleón partió de Egipto clandestinamente el 23 de Agosto a Francia en 1799,
dejó a Kléber como comandante de las fuerzas francesas en Oriente. Kléber no
estaba al tanto del regreso clandestino de Napoleón, lo que le enfureció mucho
al enterarse. Al ser nombrado el 10 de noviembre catedrático del Instituto de Egipto, puso en marcha dos iniciativas importantes. La primera
fue reunir todos los trabajos de los sabios y artistas que acompañaban al
ejército francés en Egipto, con el objeto de crear una publicación colectiva,
la cual se convertirá en la Description de l'Égypte. La segunda fue la creación
de una comisión de estudio sobre el Egipto moderno. Viendo que no había
esperanzas de hacer regresar al ejército a Francia o de consolidar sus
conquistas, negoció el convenio de El-Arish, el 24 de Enero de1800 con el almirante Smith, obteniendo el derecho de una evacuación honorable para
el ejército francés. Cuando el almirante George Keith Elphinstone,
vizconde de Keith, rehusó ratificar los términos del acuerdo, Kléber atacó a
los turcos en Heliopolis, a pesar de que únicamente tenía 10.000 hombres
contra los 60.000 soldados turcos, y los derrotó el 20de Marzo de 1800.
Volvió aEl Cairo,
que se había rebelado contra los franceses. En el momento de las negociaciones
con los otomanos e ingleses, Kléber ignoraba que Bonaparte había tomado el poder en Paris y había sido nombrado Primer cónsul.
Poco después de estas victorias,
un estudiante sirio, fanático religioso, asesinó a Kléber en los jardines de su
residencia en El Cairo el 14 de Junio de 1800,
el mismo día en el que su viejo amigo y camarada Desaix caía muerto en la Batalla de Marengo. Las ceremonias fúnebres
fueron organizadas por Nicolas-Jacques contéy el ingeniero en
jefe Jacques-Marie Le Pére, y tuvieron lugar el 17 de Junio delante del Instituto de Egipto. El secretario perpetuo del Instituto, Jean-Baptiste Joseph Fourier, amigo y
colaborador del General Kléber, pronunció el elogio fúnebre. Poco tiempo
después los franceses capitularon en Egipto y Kléber fue exhumado de su tumba
en El Cairo para repatriar su ataúd junto con 13.500 soldados y egipcios que habían colaborado
en la expedición. El cirujano en jefe del ejército de Oriente, Dominique-Jean Larrey, conservó el cadáver
del asesino del general, que se transportó a Francia con fines científicos.
CAMPAÑA DE EGIPTO
Regreso de Egipto y
golpe de estado
Durante su estancia en Egipto, Bonaparte
siguió los asuntos europeos, obteniendo información principalmente de los
periódicos y despachos que le llegaban irregularmente. El 23 de Agosto de 1799 decide sorpresivamente embarcarse hacia Francia, aprovechando una
relajación temporal del bloqueo a los puertos franceses por parte de la flota
británica.
Aunque posteriormente fue acusado
por sus oponentes políticos de abandonar a sus tropas, su partida había sido
debidamente autorizada por el Directorio, que había sufrido una serie de
derrotas militares contra las fuerzas de la Segunda Coalición, formada por la alianza de
Gran Bretaña con Austria, Rusia, Nápoles y Portugal,
temiendo una inminente invasión.
Cuando llegó a Paris en el mes de octubre, la situación militar había mejorado tras varias victorias
sobre el enemigo. La República, sin embargo, estaba en bancarrota y el
Directorio, corrupto e ineficiente, estaba en su nivel más bajo de popularidad.
Uno de
los Directores, Sieyes, pidió a Bonaparte su respaldo para
ejecutar un golpe de estado contra la Constitución
existente. La trama involucraba también al hermano de Bonaparte, Lucien,
quien se desempeñaba como cabeza del Consejo de los Quinientos, a otro
Director, Roger Ducosy a Talleyrand. El9 de Noviembre ( 18 de Brumario ) y en el día siguiente, tropas
dirigidas por Napoleón tomaron control y dispersaron a los consejos
legislativos, quedando Bonaparte, Sieyes y Ducos como cónsules provisionales
que regirían al gobierno. Si bien Sieyes pretendía dominar el nuevo régimen,
Bonaparte se le adelantó redactando la Constitución del año VIII, asegurando su elección como Primer Cónsul. Esto le convirtió en la
persona más poderosa de Francia, poder que se incrementaría en la Constitución del año X, cuando logró
nombrarse Primer Cónsul vitalicio.
Los científicos que participaron
en la expedición de Egipto, eran partidarios del golpe de estado que erigió a
Napoleón como cónsul y recibieron distinciones por el nuevo régimen.
Del consulado a la
coronación del emperador
En 1800 Bonaparte regresó a Italia,
la cual había sido reconquistada por Austria durante su ausencia en Egipto. Cruzó con sus tropas los Alpes en primavera. Este
viaje daría inspiración a varias obras de arte, entre ellas, la más realista es
el cuadro de Paul Delaroche que se observa en la Ilustración 7.
Al principio la campaña no fue muy bien, pero más adelante propinó una rotunda
derrota a los austríacos, la cual llevó a la firma de un armisticio. El hermano
de Napoleón, José, principal negociador del armisticio,
reportó que debido a la alianza entre Austria y Gran Bretaña,
Austria no podía reconocer ningún territorio conquistado por Francia. Las
negociaciones se volvieron más y más erráticas hasta que Bonaparte ordenó al
General Moreau atacar a Austria nuevamente. Moreau llevó al ejército francés a
la victoria de Hohenlinden y finalmente el armisticio fue
firmado en Lunéville en febrero de 1801, bajo el cual se
reafirmaba a Francia su dominio sobre los territorios ocupados en el Tratado de Campoformio. Los británicos
también firmaron un acuerdo de paz mediante el Tratado de Amiens en marzo de 1802, bajo el cual Malta paso a ser
territorio francés.
El Concordato de 1801 con el Papa Pio VII,
puso fin al enfrentamiento con la Iglesia Católica originado por el inicio de la Revolución.
La paz entre Francia y Gran
Bretaña era muy precaria. Las monarquías legítimas de Europa estaban renuentes
a reconocer a la república, temiendo que la idea de la revolución fuera
exportada a sus países. En Gran Bretaña, el hermano de Luis XVI fue recibido
con honores de huésped de estado a pesar de que los británicos ya habían
reconocido a la república francesa. Por otra parte, Gran Bretaña no había
desocupado ni Malta ni Egipto, como había prometido y protestó contra la
anexión de Piamonte y el Acto de Mediación de Suiza, si bien ninguna de estas
áreas estaba contemplada en el Tratado de Amiens.
En 1803, el ejército de Bonaparte
fue derrotado en Santo Domingo, combinándose la fiebre amarilla con la tenaz
resistencia de Toussaint Louverture. Ante el escenario de
indefensión de las posesiones francesas en Norteamérica, Napoleón decide la
venta de Luisiana , un territorio de aproximadamente
2 millones de Km que, habiendo pertenecido por cesión de
Francia a la España borbónica en 1765, era ahora recabado por Francia en
decisión unilateral. Estados Unidos buscaba, por su parte, la manera
de controlar la navegación sobre el río Mississipi.
La Compra de Luisiana fue uno de los
eventos más significativos que tuvieron lugar durante el gobierno napoleónico,
aun cuando en su momento pasó relativamente inadvertido.
En el año X ( 1802 ), otra constitución
dictada por Napoleón otorgó carácter vitalicio a su consulado y sirvió como
preámbulo para su posterior autoproclamación como monarca del Primer Imperio Francés.
Con la esperanza de consolidar su
puesto, Fouché le sugirió a Bonaparte que la mejor forma de apaciguar conspiraciones sería
transformar el consulado vitalicio en un imperio hereditario, el cual, dado que
tendría un heredero, quitaría toda esperanza de cambiar el régimen por
asesinato. Bonaparte acoge la sugerencia y el 28 de Mayo de 1804 se proclama emperador.
La heterogénea oposición a su
gobierno fue desmantelada mediante drásticas represiones a derecha e izquierda,
a raíz de fallidos atentados contra su persona; el ejemplo más amedrentador fue
el secuestro y ejecución de un príncipe emparentado con los Borbones depuestos,
el Duque de Enghien, el 21 de
marzo de 1804. El corolario de este proceso fue el ofrecimiento que le hizo el
Senado al día siguiente de la corona imperial. Apoyado por buena parte de la
aristocracia, la ceremonia de coronación se llevó a cabo el 2 de diciembre en
la catedral Notre Dame de Paris, con
la asistencia del papa Pio VII, aunque Napoleón se ciñó la corona a sí mismo y
después la impuso a Josefina; el pontífice se limitó a pedir que celebrase un
matrimonio religioso, en un sencillo acto que se ocultó celosamente al público.
Napoleón se coronó a sí mismo, lo cual dio origen a la creencia popular de que
ese acto fue una demostración de negación a la autoridad pontificia, lo cual no
es cierto, pues la ceremonia estaba acordada con el Papa en forma anticipada. Una nueva Constitución el mismo
año afirmó aún más su autoridad omnímoda.
Napoleón reorganizó la
administración del estado, reorganizó el sistema judicial, tipificó la
legislación civil francesa con el Código Napoleónico y con otros seis códigos
que garantizaban los derechos y libertades conquistados durante el período
revolucionario, así como la igualdad ante la ley y la libertad de culto.
También sometió las escuelas a un control centralizado.
El famoso y temperamental
compositor alemán Ludwing Van Beethoven estaba entre las
personalidades de aquel tiempo que admiraban a Napoleón por lo que simbolizaba
políticamente: los ideales democráticos y republicanos de la Revolución Francesa. Al parecer por una
sugerencia del embajador francés en Viena, Jean-Baptiste Bernadotte, comenzó a componer su Tercera sinfonía, que titularía Eroica
('Heroica', en italiano). Sin embargo, con la coronación de Napoleón, Beethoven
se enfadó y le retiró la dedicatoria colocando como subtítulo: «Sinfonia
eroica, composta per festeggiare il sovvenire d'un grand'uomo» («Sinfonía
heroica, compuesta para festejar el recuerdo de un gran hombre»).
Las reformas que emprendió
Napoleón en política interior fueron profundas pero se conocen poco fuera de
Francia hoy en día. Esto se debe a que el personaje militar ha eclipsado al
personaje político e intelectual en los libros de historia.
Bonaparte instituyó diversas e
importantes reformas, incluyendo la centralización de la administración de los Departamentos, la educación superior, un
nuevo código tributario, un banco central, nuevas leyes y un sistema de
carreteras y cloacas. En 1801 negoció con la Santa Sede un Concordato, buscando la reconciliación entre el pueblo católico y su
régimen. Durante el año 1804 se dictó el Code Civil des Francais, también conocido
como Código Napoleónico, que consiste en la redacción de un cuerpo único que
unificara las leyes civíles francesas. El Código fue preparado por comités de expertos legales bajo la
supervisión deJean Jacques Régis de Cambaceres ,
quien se desempeñó como Segundo Cónsul desde 1799 a 1804; Bonaparte, sin
embargo, participaba activamente en las sesiones del Consejo de Estado, donde
se revisaban las propuestas de leyes. Este código influyó de manera
trascendental en el mundo jurídico, siendo la piedra angular del proceso de
codificación. Otras normas dictadas durante la regencia de Napoleón fueron el
Código Penal de 1810 y el Código de Comercio de 1807. En 1808 fue promulgado el Código de Instrucción Criminal,
estableciendo reglas y procedimientos judiciales precisos en esta materia. Si
bien los estándares modernos consideran que dichos procedimientos favorecían a
la parte acusadora, cuando fueron promulgados era intención de los legisladores
resguardar las libertades personales y remediar los abusos que normalmente
ocurrían en los tribunales europeos. Si bien es cierto que Bonaparte era un
regente autoritario, no es menos cierto que la mayoría de Europa estaba
gobernada por monarquías absolutas. Bonaparte trató de restaurar la ley y el
orden después de los excesos causados por la Revolución, al mismo tiempo que reformaba la
administración del Estado.
La cripta circular del Hôtel
National des Invalides, que hoy alberga la tumba de Napoleón muestra numerosas
inscripciones que hablan de la obra política y científica de Napoleón.
Las siguientes campañas de guerra
formarían parte de la era imperial y aunque mucho más extensas, su resultado
final no parece más exitoso que el de las descritas hasta el momento. Aunque
Napoleón ya había conocido la audacia de los ingleses de Nelson en el mar, no
había conocido hasta el momento de su coronación la guerra de guerrillas en
España ni el invierno ruso. Pero eso es otra historia.
Escrito por Roberto Báscones Vega
Referencias
[1]
https://es.wikipedia.org/wiki/Napole%C3%B3n_Bonaparte
[2]
https://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_del_puente_de_Arcole
[9]
http://es.wikipedia.org/wiki/Toma_de_Malta_(1798)
[10]
Enciclopedia universal ilustrada europeo
americana. Espasa-Calpe. 1930.
[1]
Napoleón y Talleyrand. Emile Dard.
Biografías Gandesa. México. 1958.
[2]
Napoleón Bonaparte. Geoffrey Ellis.
Biblioteca ABC. 2004.
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