UNO DE LOS MUROS PRINCIPALES DE GREAT ZIMBABWE |
Zimbabue es uno de los grandes desconocidos de África. Hay que renunciar a ciertos clichés cuando se visita por primera vez. Lo que sabemos de Zimbabue es que es uno de los países más pobres del África austral, que en 2010 tenía el índice de desarrollo humano más bajo del mundo y que llegó a soportar vertiginosas inflaciones anuales. Sin embargo, la percepción que uno tiene cuando viaja por sus bien asfaltadas carreteras o compra sus bien surtidos supermercados no es la de estar en un país tan paupérrimo ni destrozado.
Pero de todas las sorpresas que Zimbabue esconde al visitante, ninguna es tan inesperada como Great Zimbabwe, la ciudad de piedra de la que tomó nombre el país. Great Zimbabwe son las ruinas arqueológicas de una ciudad construida con bloques de piedra tallada allá por el siglo XII. Hasta aquí no habría nada de especial: ruinas de piedra de esa época hay muchas en el mundo. Lo que hace único a este lugar es que estamos en el África subsahariana y ninguna cultura conocida de esta zona del mundo había usado la piedra como elemento constructivo con la perfección y la maestría de esta, y menos aún hace 900 años. Los poblados del África negra eran de adobe y materiales vegetales.
¿Quién construyó Great Zimbabwe? ¿Dónde adquirieron sus conocimientos? ¿Por qué desaparecieron? ¿Cómo es que esta técnica constructiva no pasó a sus sucesores y no volvió a ser utilizada en el África austral? Great Zimbabwe se revela como un cúmulo de enigmas. Y de sorpresas: el volumen de las construcciones impresiona; la habilidad en la talla de la piedra de granito igualaría a estos canteros con otros lejanos de Sudamérica o de la isla de Pascua. La soledad del lugar, una sabana despoblada a 50 kilómetros de la ciudad de Masvingo, muy cerca ya de la frontera con Mozambique, acogota.
Habría que haber visto la cara que se le puso al primer blanco que entró en Great Zimbabwe, el comerciante y navegante portugués Vicente Pegado, en 1531. Fue él quien anunció a Europa la existencia de una ciudad de piedra y oro. Dijo que los indígenas la llamaba Zimbabue, que en lengua shona significa “casa de piedra”. Que se sepa, no volvió a ser visitada por ningún otro europeo hasta 1871, cuando ya era una pura ruina.
La ciudad fue construida junto a un gran pináculo de granito y quedaba dividida en tres sectores. En la llanura encontramos la Gran Cerca, una muralla en forma elíptica que rodeaba la zona palaciega. Paredes de sillar de piedra de hasta 11 metros de altura, pasillos estrechos para obligar a caminar en fila y casi de lado a posibles intrusos, una enorme torre troncocónica que parece una chimenea, pero cuya función se desconoce, y puertas de acceso al recinto finamente talladas con muros redondeados. La Gran Cerca es la construcción humana antigua más grande al sur del Sáhara. Una maravilla de la ingeniería civil de la época.
Arriba, en la cúspide del domo granítico, se alza lo que se conoce como el Complejo de la Colina. De nuevo vemos murallas sólidas, pequeños vanos de acceso para defenderse de ejércitos atacantes, restos de viviendas y lo que se cree era una gran sala de oraciones y reuniones. Los arqueólogos piensan que esta era una zona ceremonial y que la gran sala estuvo completamente recubierta de oro: hay más de 2.000 minas de oro alrededor y el oro sigue siendo una de las principales fuentes de ingreso de Zimbabue. Repartidas por una amplia zona limítrofe están las ruinas del Valle, una serie de edificaciones menores que daban servicio a los palacios y templos.
PASO ENTRE LOS MUROS |
Un gran reino
Se calcula que en su momento de mayor esplendor, entre el año 1100 y 1450, Great Zimbabwe pudo acoger hasta 18.000 habitantes. Fue la capital de un gran reino precursor al de los actuales shonas.
Curiosamente, cuando el país se llama aún Rodesia y era gobernado por una minoría blanca que seguía la estela del apartheid sudafricano, las autoridades se negaron a reconocer que una ciudad así hubiera podido ser construida por negros e inventaron peregrinas historias sobre blancos o árabes venidos desde la costa del Índico para enseñarles estas técnicas constructivas. Quizá en venganza por aquel desprecio, cuando el país recobró la democracia se le llamó República de Zimbabue, en reconocimiento a esta maravilla de piedra perdida y olvidada en la sabana austral.
FUENTE-El País.
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