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viernes, 20 de junio de 2014

CHINA EN LOS TIEMPOS DE ROMA.

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PIEZAS DE LA EXPOSICIÓN

Cuando en Europa se extendía el dominio romano, en China florecía con esplendor la dinastía Han, un periodo crucial que se caracterizó por su gran influencia política, económica y cultural. El Marq (Museo Arqueológico de Alicante) muestra desde este sábado, y hasta el mes de enero, un total de 256 piezas, muchas de ellas inéditas, procedentes de distintas colecciones particulares.
La exposición Señores del Cielo y de la Tierra. China en la Dinastía Han (206 a. C.- 220 a. C.) revive la historia y las costumbres de esta próspera civilización que duró casi 400 años. El diputado de Cultura, Juan Bautista Roselló, recordó que esta civilización está presente “en nuestra cotidianidad a través de inventos como la manivela, el papel, la brújula o la carretilla”. Y Manuel Olcina, arqueólogo director del Marq, destacó que 23 audiovisuales “contextualizan” la China de esa época.
La colección está estructurada en cuatro bloques que sumergen al visitante en un interesante viaje en el tiempo. Al inicio un apartado didáctico ofrece información sobre la cronología, la estructura política y la extensión geográfica de esta civilización. También incorpora un audiovisual sobre la evolución y el significado de la escritura china, considerada un vehículo de comunicación y una representación artística, destacando sus cinco estilos: jia-gu-wen (sobre caparazón de tortuga), jin-wen (sobre piedra), zhuan (escritura oficial de la época Han), li (cursiva oficial de ese periodo) y kai (escritura moderna).

Muerte y vida

Luego el visitante conocerá la cultura inmaterial de Han: objetos funerarios relativos a la espiritualidad, la filosofía, la música, la danza, la poesía y la mitología. En este bloque destacan, entre otros, una escenografía de mortaja funeraria de más de metros y medio de longitud realizada con centenares de piezas de jade unidas mediante hilo de cobre, una lámpara zoomorfa única en su manufactura, varios recipientes de terracota policromada que evocan a los capullos de seda o diversas esculturas en terracota de músicos y bailarinas.
La segunda sala se centra en la vida cotidiana, la estructura social y militar, la relevancia de los caballos o el mundo femenino a través de objetos recuperados de tumbas como espadas, puntas de flecha, lanzas, empuñaduras de bronce decorado, vasijas, recipientes graneros, candelabros o cabezas de personajes realizadas a partir de moldes y acabadas a mano.
El nacimiento de nuevas rutas comerciales, el desarrollo de importantes obras públicas, los progresos en la producción agrícola, las reformas fiscales o los grandes logros científicos y tecnológicos de la dinastía Han son algunos de los aspectos que se abordan en el último bloque.
El comisario de la exposición, Jorge Molina, recalcó que el estudio de China ha permitido a la sociedad “aprender, por un lado, la capacidad de resistencia y recuperación de este país, y, por otro, su buen hacer como administración”. Y es que la dinastía Han instauró la administración del estado moderno y organizó las primeras oposiciones para funcionarios.

FUENTE-El País.

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