CURIOSIDADES:
En julio de 1803 el Journat
des Débats, periódico de Paris, publicó una amplia información sobre el
singular caso de un joven español de Toledo, que en la escuela de Medicina de París fue
expuesto ante científicos y cualquier curioso, que ofrecía la asombrosa
propiedad de ser incombustible. El caso fue corroborado por carta a la
redacción del diario por el doctor Burard. A continuación se expone el
reportaje y la carta.
Del 19 de julio de 1803 |
“Existe en este momento en
París un individuo, nacido en Toledo, de veintitrés años de edad, afectado de
una insensibilidad física de la que no existe ningún ejemplo. Este joven
español ha sido sometido ayer, en el anfiteatro de la Escuela de Medicina, en
presencia de gran número de espectadores, a pruebas que consideraríamos
fabulosas si su realidad no nos fuese atestiguada por diferentes testimonios
oculares de los más dignos de fe. Citaremos el testimonio del doctor Burard que
nos suministra los datalles que se van a leer:
-
1º : Ha sumergido pies y manos en aceite
hirviendo calentado hasta 85 grados de calor; se ha lavado la cara con el mismo
aceite.
-
2ª: Lentamente y varias veces ha pasado sus
pies y sus manos sobre un hierro ancho y muy espeso al rojo vivo.
-
3ª: Se le ha aplicado y pasado una espátula,
también al rojo vivo, sobre la lengua durante algunos minutos.
-
4º: Ha tomado y hecho circular por dentro de
su boca ácido muriático, nítrico y sulfúrico.
-
5º: Han pasado una vela encendida, cerca de
un cuarto de hora, sobre sus piernas y pies.
-
6º: Ha sumergido sus manos y pies en agua
cargada de gran cantidad de sal y calentada hasta 70 grados. Este joven ha
pasado estas diversas pruebas sin dar ningún signo de dolor y sin que
apareciese ningún vestigio de la menor quemadura en las diversas partes de su
cuerpo.
Se ha notado sin embargo que
el ácido nítrico, que no había hecho ninguna impresión sobre su lengua, ha
dejado una especie de mancha amarilla sobre la palma de su mano, pero sin
cauterización ni dolor.
Los médicos y gentes del
oficio que han asistido a estas experiencias no dejarán sin duda de redactar
una memoria sobre este inaudito fenómeno, tanto más maravilloso cuanto este
sujeto parece gozar de una buena salud. Y lo que no es menos asombroso: su piel
no sólo no se altera con estas pruebas sino que permanece tersa como
corresponde a un joven. El interprete ha asegurado que este español ha sido
metido, en Toledo, en un horno cerrado y calentado hasta 70 grados; permaneció
en él diez minutos, encontrándose bien en él y no queriendo salir.
CARTA AL REDACTOR
Desde que anunciasteis las
pruebas sufridas por el joven español el 18 de este mes en el anfiteatro de la
Escuela de Medicina, se me plantean cuestiones relativas a este fenómeno, y
permitidme utilizar el conducto de vuestro periódico para declarar que todos
los hechos que habéis descrito son de las más exacta verdad; y puedo invocar
aquí el testimonio de los médicos o profesores Chaussier, Hallé, Desyeux,
Sabatier, Alfonso Leroi, Perilhe; de los miembros del instituto, Huzard,
Guitton- Morveau, y de una gran número de espectadores, que todos han visto,
como yo, los mismos experimentos. Debo observar que es imposible suponer
ninguna especie de superchería por parte de este español. El aceite, los
instrumentos de hierro y los ácidos han sido suministrados, preparados y calentados por miembros de la
Escuela de Química; y ciertamente, si este extranjero poseyese un secreto o
procedimiento químico ( cosa que no creo) capaz de impedir la acción del fuego
o de los ácidos tal como los que ha degustado, se hubiesen notado fácilmente
algunos vestigios de la preparación a que hubiese sometido las diferentes
partes de su cuerpo. Por lo demás, los que rehúsan creer en la realidad de tales pruebas serán pronto convencidos por
la memoria que se encarga de redactar sobre esto el profesor Pinel.
Tengo el honor de saludaros.
Firmado: Burard, doctor en
medicina y cirugía, médico forense del distrito VI, calle Condé nº 695.
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