OBJETOS ENCONTRADOS EN AIGUABLAVA |
Desde ayer los bañistas y submarinistas de la Cala de Aiguablava de Begur (Baix Empordà) podrán ver en el fondo de sus aguas reproducciones de ánforas de época romana que los arqueólogos subacuáticos encontraron en este puerto natural. Se trata de una actividad única en España que tiene por objetivo difundir al público el rico patrimonio arqueológico de este paraje, que se empezó a estudiar en 2006 gracias a la aportación de un pescador de la zona.
La cala de Aiguablava "servía como parada técnica para los barcos, que a vela, pasaban el cabo de Begur, uno de los accidentes más importantes de la costa catalana, punto de inflexión entre la costa catalana norte y la sur", ha explicado el director del Centro de Arqueología Subacuática de Catalunya (CASC), Gustau Vivar. En este fondeadero los arqueólogos han excavado tres barcos de época romana. Uno del siglo II antes de Cristo, con cargamento de vino en ánforas procedente de Italia y con destino desconocido; otro de finales del siglo I antes de Cristo, con cargamento de vino en ánforas tipo Pasqual I procedentes del Baix Llobregat con destino Narbona y un último de finales del siglo II con cargamento heterogéneo de ánforas béticas con aceite y tégulas, entre otros materiales.
En las profundidades de la zona de bañistas de esta cala se han colocado dos conjuntos diferenciados de reproducciones (realizadas en cemento macizo) idénticas de ánforas tipo Pasqual I y Keay 25 que eran el cargamento de dos barcos de los siglos I y II antes de Cristo. Se han distribuido más o menos como y donde las encontraron. Todas ellas están fijadas al fondo, a cuatro y cinco metros de profundidad y otras de cinco a seis metros, para evitar que se las lleve tanto la gente como los temporales. Los dos grupos de réplicas son visitables tanto con gafas y tubo (snorkel), como haciendo inmersión con botellas. También se harán grupos guiados para los arqueólogos que lo deseen. "Queremos que la gente aprenda, descubra y busque estos restos arqueológico subacuaticos", ha asegurado Vivar.
El director del CASC ha explicado que "esta excavación es un fondeadero o puerto natural utilizado desde el siglo III antes de Cristo hasta la actualidad, en el que se encuentran numerosos objetos arqueológicos, sobre todo de época antigua, tirados o perdidos desde las embarcaciones". Algunos pertenecen al cargamento de los barcos y otros están relacionados con la vida a bordo de los marineros. Entre los objetos recuperados por los arqueólogos en esta cala, hay desde cazuelas de barro hasta pipas, monedas, copas de cristal, tapones de madera de las ánforas, e incluso piezas de un juego de damas.
La voluntad del CASC "es que esta experiencia sea una rueda y si tiene potencialidad y vemos que funciona, cada vez ir añadiendo más cosas y cada verano poder ofrecer algo nuevo a la gente que venga a disfrutar de esta experiencia", ha mantenido Vivar. En octubre los arqueólogos seguirán trabajando en los restos de esta cala.
FUENTE-El País.
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