CURIOSIDADES EXPRESS:
Existen
unas formas geométricas en forma de círculos, rectas, octágonos y cuadrados
creadas por el pueblo Hopewell, en el este de Norteamérica, que dejan cautivado
al que las observa, sobre todo desde el aire. Se atribuyó a esa cultura con el
nombre de Hopewell, debido a que en Ross County, en Ohio, existe una granja con
el mismo nombre. Los arqueólogos conocen este pueblo gracias a sus costumbres
funerarias, como los demuestran esas estructuras geométricas excavadas en el
suelo y los complejos túmulos funerarios que les acompañan. Uno de ellos, el de
Mound City, abarcan una extensión que equivale a varias manzanas de la ciudad
de Nueva York.
Este
pueblo era sedentario y solía incinerar a los muertos, aunque se debe
considerar que los grandes monumentos funerarios se reservaban para los
miembros de la élite, a los cuáles se enterraban ataviados de ropaje ricamente
trabajado y máscaras rituales. En el túmulo de Ohio, se hallaron restos de un
hombre y una mujer con narices artificiales confeccionadas con varias láminas
de cobre colocadas unas junto a las otras, y la mujer estaba ataviada con un
traje adornado con centenares de conchas a modo de lágrimas.
EL OCTÓGONO DE NEWARK |
Sus
artesanos creaban espléndidas figurillas en cobre mitad humanas mitad animal, y
eran ágiles en el trabajo de la mica y otros materiales, de forma que elaboraban
objetos destinados a ser regalados en un ritual que simbolizaba los lazos de
unión entre los cabecillas y las personas notables de los pueblos vecinos.
EL CIRCULO DE NEWARK |
Como
decimos, le pueblo Hopewell, habitaba en las proximidades de la moderna ciudad
de Newark, hacía el 250 d.c., en Ohio, Estados Unidos, comenzó un gran proyecto
que abarcaría varias generaciones, y consistió en la construcción de todo un
complejo entramado de túmulos y formas geométricas sobre una extensión de 10,4 kilómetros
cuadrados. Desde el aire presenta un conjunto caótico, de difícil interpretación
a simple vista. Sin embargo, unos arqueólogos de la época victoriana, Ephraim
Squier y Edwin Davis, hicieron un estudio de la zona hacía el 1840, cuando el
complejo estaba bastante intacto. Y más recientemente, el físico Ray Hivelay y
el filósofo Robert Horn realizaron un elaborado plano detallando del monumento.
Al confeccionarlo, se dieron cuenta que cada uno de sus elementos estaban
dispuestos de forma precisa, con sus esquinas simétricas y orientados a la
posición de las estrellas. Como ejemplo, tenemos el octógono de Newark, que
ocupa 18 hectáreas y aberturas en cada uno de sus lados, se construyó con el
diámetro del circulo contiguo “el circulo del observatorio” como referencia, de
321,3 metros de longitud. Ellos estudiaron el diámetro de los círculos así como
los lados y diagonal de octógono y el cuadrado, y llegaron a la conclusión de
que fue usado en ellos una única unidad de medida.
PLANO DEL CONJUNTO FUNERARIO DE NEWARK, EN LA ACTUALIDAD, GRAN PARTE DEL MISMO DESCANSA BAJO LOS CIMIENTOS DE LA MODERNA NEWARK |
De
sus estudios se desprende que las formas geométricas están alineadas hacia
determinadas estrellas. Con el respaldo de unas tablas astronómicas, los dos
estudiosos calcularon los azimuts del sol y la luna en el año 250 d.c. Al
compararlos con estas últimas y con sus ejes de simetría, y con determinados
puntos, como el centro de cada una de las formas, constataron que no respondían
a la posición del sol, pero que el octógono, por el contrario, coincidía con
los extremos norte y sur de la posición de la luna en el horizonte en el
momento de su salida en un ciclo total de 18,61 años. Es plausible, que los
muros del octógono, de 1,7 metros de altura, permitieran calcular los azimuts
correspondientes con un margen de un cuarto de grado. Los dos estudiosos
elaboraron nuevas tablas que demostraron que el eje de la avenida que discurre
entre el octógono y el círculo contiguo coincidía con cinco de las ocho
posiciones de la luna con un margen de error de medio grado, y que los puntos
de observación coincidían a su vez con cuatro vértices del octógono. Con los cálculos
de Newark sobre alineamientos lunares es posible predecir eclipses de la luna,
próximos a los solsticios de invierno y verano, así como los ciclos que se
repetían normalmente cada 18,6 años.
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