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jueves, 9 de octubre de 2014

ACTA NOTARIAL DEL ASESINATO DEL ARZOBISPO DE TARRAGONA BERENGUER DE VILADEMULS

CURIOSIDADES:



Corría el 16 De febrero del 1193 cuando el arzobispo de Tarragona Berenguer de Vilademuls, recorría el trecho que separa Barcelona de Gerona, acompañado por su capellán Guillem Climent y su notario Ferrer. Este trayecto estaba siendo realizado debido a que una sobrina del arzobispo le había mandado llamar para realizarle una consulta de gran importancia. Si bien, dicho requerimiento no resultó verdadero puesto que se trataba de una trampa urdida por el marido de la sobrina, Guillem Ramón de Montcada, que tenía en su ser un tremendo odio hacia el arzobispo y deseaba matarlo. 

Por la mañana, al poco de emprender la salida, en un punto próximo a la localidad de Montcada, salió al paso Guillem Ramón acompañado por una pequeña escoltas de camaradas, no más de cuatro. Los amigos de Guillem esperaban enfrente del séquito del arzobispo con sus manos empuñando sus espadas. De detrás de un gran árbol al borde del camino salió Guillem raudo y veloz con la espada en ristre por encima de su cabeza y de un rápido movimiento hirió al arzobispo en la cabeza, de suerte que lo hizo caer de la mula que montaba, y en el suelo le propinó dos golpes más. –“Muere gusano inmundo!”. Guillem Climent, consiguió del asesino, que durante un momento, no se cebara más en la victima, y se dio prisa a confesar al arzobispo el cual, inmediatamente, hizo ante Climent y Ferrer su testamento sacramental. Una vez acabadas las piadosas disposiciones, Guillem Ramón de Montcada se acercó de nuevo al moribundo arzobispo al cuál destrozó con saña en veloces quiebros de espada y con la misma esparció el cerebro entre la hierba que lo circundaba.
En las siguientes líneas se muestra el acta que nueve días más tarde extendieron y firmaron Guillem Climent y el notario Ferrer en la catedral de Tarragona.




EL ARZOBISPO DE TARRAGONA


Estas son las condiciones de los sacramentos que ordenó Juan, preboste de la Iglesia Tarraconense, estando presentes el arcediano, el sacristán y el camarero y otros canónigos infrascritos de la misma Iglesia, y Berenguer de la Bisbal, acerca de la última voluntad de Berenguer, arzobispo de Tarragona. Y así nosotros, testigos, Guillem Climent, capellán del señor Arzobispo, y Ferrer, su notario, dando todos testimonios verdaderos, juramos por Dios y por sus Cuatro Evangelios, de lo que vimos y oímos, estando presentes, cuando el señor Arzobispo yacía herido en tierra. Entonces no obstante estaba en posesión de su inteligencia y plenamente consciente; y Guillem Climent le exhortaba a la confesión y penitencia, y se confesó; y hecha su confesión, le dijo Guillem Climent: “os ordeno constituir en limosna algo de vuestros bienes”. Entonces dijo el Arzobispo: “mando dar todas mis cosas por amor de Dios y por mi alma, una vez pagadas mis deudas”. Preguntándole el capellán dónde guardaba su dinero, dijo el arzobispo: “lo que tiene Ramón de Vilademuls, sea suyo; y lo que está en Tarragona, sea para la Iglesia.” Interrogado por el Capellán sobre la cantidad de dinero, dijo que lo sabía Ferrer. Preguntándole de nuevo el Capellán, y dijo: “señor ¿nos hemos de atener pues a lo que él diga? Y el Arzobispo respondió: “Así debe ser.”. Preguntándole otra vez el Capellán a Ferrer si él lo sabía, dijo Ferrer: “Lo sé”. Y asintió moviendo la cabeza. Después de lo  cual, viendo todo esto y oyéndolo, lo hubo ordenado, no lo modificó, que nosotros sepamos; y hallándose así, fue herido por segunda vez y murió.




RUINAS DEL CASTILLO DE LA CASA DE LOS MONTCADA, HOY DESAPARECIDO CERCA DE AQUÍ OCURRIÓ EL ASESINATO


Por lo cual, lo que de su boca, en aquella circunstancia, oímos, testificamos en presencia de los susodichos, y firmamos bajo juramento, a 25 de las calendas de febrero del año de la Encarnación del Señor, 1193, el día noveno después de la muerte del señor Arzobispo.  – Firmado, Guillem Climent, Capellán del señor Arzobispo. – Yo, Ferrer, notario del señor Arzobispo, suscribo. – Firmado, Juan, Preboste de la Iglesia de Tarragona. – Yo, Gombaldo, Sacristán de la Iglesia de Tarragona, suscribo. – Firmado, Berenguer, camarero de la Iglesia Tarraconense. – Yo, Ramón Guillem, suscribo. – Yo, Ramón de Linars, presbítero y canónigo. – Yo, Pedro de Tarragona,  notario de Tarragona, escribí esto.

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