CURIOSIDADES EXPRESS:
Corre
el año 1650. Nos encontramos en Holanda. Ante nosotros la magnífica costa de
Scheveningen con una amplia y extensa playa arenosa, que nos permite
profundizar en nuestro interior y transmitirnos una tranquilidad y revelación
espiritual al contemplar el conjunto paisajístico en el cual nos encontramos.
Si miramos a nuestro alrededor, vemos un pequeño gentío compuesto por familias
que han venido a este lugar para disfrutarlo como lo podemos estar haciéndolo
nosotros. También encontramos unas gentes con sus herramientas de pintura, unos
pintores, que se enfrascan en dejar retratado lo que ven con sus ojos. Unos y
otros; familias y pintores consuman una relación comercial luego; los cuadros
que van finalizando los pintores son vendidos y se los llevan de recuerdo las
familias de Amsterdam.
PLAYA DE SCHEVENINGEN EN LA HAYA VAN DE VELDE 1658 |
El
coleccionismo es una plasmación de cómo nos podemos apoderar del mundo que nos
rodea. Necesitamos preservar algo que espiritualmente nos vincule al lugar que
hemos visitado. Pero, en esos tiempos existe la prohibición protestante expresa
de reflejar escenas religiosas en los cuadros y en las iglesias se va a
producir la desaparición de las imágenes que como contrapunto van a facilitar
el nacimiento del arte moderno.
El
cuadro laico que aparece nos muestra el mundo o nuestra forma de verlo. Y el
simbolismo que rezuma el paisaje contemplado van a significar la belleza de lo
creado por Dios y serán buscados por los burgueses holandeses para decorar sus
residencias. Decimos que aparece el suvenir como un tipo de coleccionismo que
evoca los sentimientos en el cual no importa especialmente la riqueza ni la
calidad artística de lo llevado al hogar después de la experiencia viajera. En
él se plasma la experiencia que se ha tenido para aquel que lo consigue.
EN LA PLAYA DE SCHEVENINGEN FAMILIAS DISFRUTANDO DE LA MISMA |
Por
tanto, en esta época nace el coleccionismo, así como los museos y el ansía de
poseer obras de arte. Se va a comenzar a autorizar la protección y vigilancia
de los monumentos para evitar su expolio por parte de ciertos sujetos
buscadores de suvenires. Los museos van a comenzar una carrera por atesorar
trocitos del mundo antiguo y llenar sus almacenes de estos. Así, en 1802, Lord
Elgin se hizo con los frisos del Partenón que aún hoy reclaman los griegos. Uno
de los donadores del Metropolitan consiguió traerse la habitación completa del
palacio romano donde se hospedó. Randolph Hearts Y Paul getty fueron los número
uno en desmontar piedra por piedra monumentos y traérselos a Norteamérica. Cuando existió el turismo
masivo y los turistas quisieron parecerse a estos millonarios, pero para ellos
no había pretensiones grandes pero si el nacimiento y auge del Kitsch para
satisfacer sus deseos; postales, figuritas… de la torre de Pisa, Cervantes,
Molinos de viento, sombreros tradicionales… todo vale.
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