CURIOSIDADES:
El
descubrimiento de las cartas de un oficial de la armada española del siglo
XVIII prueban que España planeaba invadir Australia y otras colonias británicas
en el sureste asiático para reinar en los Mares del Sur.
En
1793, el rey Carlos IV envió a José de Bustamante
a Montevideo para que reuniera una flota de barcos de guerra. Acababa de
estallar la guerra entre España e Inglaterra y el mundo era un inmenso tablero
de ajedrez. Si el Imperio español, ya afincado en Filipinas, conseguía
conquistar Australia, podría interrumpir el intenso tráfico
marítimo entre las colonias británicas y la metrópolis.
Sin
embargo, mientras Bustamante se afanaba en reunir su flotilla en
Montevideo, las fuerzas españolas sufrieron una terrible
derrota en la batalla del cabo de San Vicente en junio de 1797.
“España perdió muchos barcos y el foco de la guerra se fue moviendo a Europa”,
cuenta a El Confidencial el historiador y
vicepresidente de la Asociación Australiana de la Historia Marítima, Chris Maxworthy.
El
académico, antiguo oficial de la marina australiana en
reserva, descubrió los planes secretos de Bustamante durante
una visita reciente al Archivo General de la Marina Álvaro de Bazán, en Viso
del Marqués, cerca de Ciudad Real.
FLOTA ESPAÑOLA DE 1790 |
Leyendo
las cartas de Bustamante, Maxworthy se dio cuenta de la expedición científica
que emprendió junto con Alessandro Malaspina
tenía fines mucho menos nobles. En realidad, los
exploradores tenían una misión secreta: estudiar la invasión de Australia y de otros puertos británicos
en la región.
Malaspina
y Bustamante atracaron en la bahía Sídney en 1793 a bordo de las corbetas
Descubierta y Atrevida. Bajo el pretexto de una expedición para recabar datos
sobre la geografía, la flora y la fauna del Pacífico, Malaspina y Bustamante sopesaron un posible ataque a la
joven colonia al tiempo que distraían a sus anfitriones con vino español,
buñuelos y chocolate de las Indias.
“Este
descubrimiento reescribirá la historia del Pacífico”, asegura Maxworthy. Los papeles descansaban olvidados en el archivo, que
contiene fondos con un volumen aproximado de 12 kilómetros de largo sobre la
armada y las actividades marítimas desde finales del siglo XVIII hasta
principios del XX.
"Al
principio no llamaron mucho mi atención, pero luego volví a Australia y no
podía dejar de pensar en ellos, así que pedí copias para examinarlos con más
detalle", explica este estudioso especializado en las incursiones de
piratas y corsarios británicos en el Pacífico entre los siglos XVIII y XIX.
Hasta
el descubrimiento de Maxworthy los estudiosos creían que la primera amenaza para la joven colonia australiana habían sido los
franceses. Pero los documentos manuscritos de Bustamante
prueban que España ya había contemplado conquistar Australia dos años antes.
En
las cartas, Bustamante detalla un plan para forzar la estrecha bocana de la
bahía de Sídney y llegar hasta las puertas de la floreciente colonia. El
oficial propuso al rey Carlos IV asaltar el puerto con una
flota de cien fragatas de tamaño medio, armadas con cañones
preparados para disparar balas de cañón al rojo vivo.
Bustamante
y Malaspina calcularon que era posible destruir buena parte de la
colonia con este método si el ataque se llevaba a cabo en
verano: la mayor parte de las casas eran todavía de madera y arderían como la
yesca, azuzadas por el calor tórrido del estío austral.
Los
exploradores argumentaban que "la colonia australiana era
peligrosa para España porque
los ingleses ya estaban en ubicaciones estratégicas como las Malvinas, Hawai,
la India y China", explica Maxworthy.
Malaspina
y Bustamante se dieron cuenta del peligro que representaba el imperio británico
durante su expedición, entre 1789 y 1794. Sin embargo, sus advertencias cayeron en oídos sordos en una Corte enzarzada en luchas
cainitas por el poder.
CARLOS IV DIO SU APROBACIÓN EN 1793 SOBRE EL PLAN DE INVADIR AUSTRALIA CINCO AÑOS DESPUÉS QUE LOS BRITÁNICOS SE INSTALARÁN EN LA ISLA |
Poco
después de regresar del viaje, Malaspina se vio envuelto en una conspiración
para derrocar al todopoderoso ministro Manuel Godoy y terminó encarcelado en la fortaleza
de San Antón, en La Coruña. Bustamante “fue más astuto, tenía más habilidad
política”, explica Maxworthy.
El
historiador confiesa sentir simpatía por este
personaje que creía con firmeza que la clave para conservar las
colonias en América del Sur pasaba por la defensa de un océano Pacífico, que
poco a poco caía en manos británicas.
Curiosamente,
los últimos capítulos de la vida de Bustamante también han generado polémica en
los últimos años: "Bustamante era el comandante de la flotilla que en 1804
viajaba entre Montevideo y Cádiz con diez millones
de pesos en oro y plata", explica el historiador.
Durante
el trayecto, fragatas británicas apresaron tres buques españoles y hundieron
uno de ellos, el Nuestra Señora de las Mercedes. Bustamante fue apresado por los británicos y más tarde liberado y juzgado
por un tribunal militar español. Si bien el oficial fue absuelto de toda culpa,
jamás volvió a recuperar el favor de la corona.
Las
monedas, sin embargo, dieron mucho más que hablar. En mayo de 2007 la compañía
americana Odyssey Marine Exploration recuperó 17 toneladas en monedas
de oro y plata del fondo del mar, supuestamente el tesoro
olvidado del Nuestra Señora de las Mercedes.
El
hallazgo provocó una encarnizada batalla judicial entre el Gobierno español,
que alegaba que los restos se encontraban en aguas españolas, y el británico,
que defendía que el tesoro estaba en aguas de Gibraltar. El pleito se zanjó a favor de España en 2012 y las monedas
terminaron el viaje que habían emprendido más de doscientos años atrás entre
gran alboroto mediático e institucional.
Maxworthy
no prevé provocar el mismo revuelo con su descubrimiento, pero sí espera que el
suceso arroje algo de luz sobre las relaciones entre España, Inglaterra y sus
colonias… y sobre las aventuras y desventuras de un par de marinos espías a los
que la fortuna nunca sonrió.
fuente_EL CONFIDENCIAL
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